La continuidad de Fran Escribá se dirime en estas horas. Desde la directiva se emiten señales de que la decisión no se había tomado ayer, pero con serias posibilidades de que el entrenador valenciano se siente en el banquillo en el partido del próximo domingo (18.30) en Balaídos contra el Getafe. Existen al menos pesos pesados que apuestan por ello.

No había ayer mensajes rotundos en las intervenciones públicas. Escribá está convencido de que el equipo superará una crisis que lo ha conducido a puestos de descenso. Sostiene que se siente capacitado para liderar la reacción; que en caso contrario habría presentado su dimisión. Pero es un hombre templado, que conoce el oficio y su situación. Ha empezado a incorporar a su discurso la coletilla "conmigo o sin mí" cuando habla de futuro. Sabe que es un tiempo verbal que el consejo de administración podría haber empezado a conjugar sin él.

Mientras, la plantilla sigue firme en la defensa del técnico. Escribá ha mantenido siempre en sus alineaciones a los pesos pesados del vestuario. No se aprecian grietas en el clima interno, aunque la situación preocupe a un grupo que se creía destinado a pelear por Europa. Tampoco cabía esperar ácidas críticas en portavoces como el capitán, Hugo Mallo. El marinense ni siquiera cargó en su día contra Mohamed pese a que la plantilla había perdido la fe en el argentino. A Mallo y a sus compañeros hay que buscarlos en los pequeños matices, alguna que otra apreciación táctica. De momento no se ha producido. Pero la solidaridad de los jugadores, que agradecen el carácter reflexivo de Escribá, no es un salvoconducto. De hecho, si la directiva ha mantenido a Escribá hasta el momento, ha sido porque consideraban que el equipo le mantenía la fe. Pero el análisis, en la undécima jornada, ya excede ese argumento.

A favor de Escribá pesa la mejoría que el juego experimentó ante el Betis. Pero la decisión no estaba tomada. Nunca sentencia Carlos Mouriño en las horas posteriores a un choque. El presidente estaba ayer en el Villamarín junto a su hija Marián, su principal consejera privada. Pero el director general, Antonio Chaves, de peso indudable igual que Felipe Miñambres, se había quedado en Vigo.

Mientras, a la espera de quizá un último giro que permita voltear la situación, el Celta ya ha ido madurando sus alternativas a Escribá. Javi Gracia es uno de los técnicos predilectos en la cúpula de Príncipe desde hace años. Abelardo aparece también entre las principales alternativas. Posiblemente, si cuaja lo que se apunta, sus teléfonos sigan sin sonar como mínimo hasta el domingo.