La espiral de malos resultados que hasta ahora el Celta era capaz de esquivar cuando jugaba en Balaídos apareció esta mañana en Vigo. Porque este domingo ante la Real Sociedad todo lo que parecía que iba a ir bien se rompió. Funcionaba la presión, el renovado centro del campo imprimía profundidad al juego, los atacantes visitantes estaban a raya, las ocasiones sobre la portería contraria llegaban... Pero al final todo terminó en el desenlace menos deseado. La expulsión de Pape Cheikh con casi media hora por disputarse desequilibró el encuentro. Fue entonces cuando los celestes se dieron cuenta de que todo lo que habían hecho bien no había servido para nada. Balaídos se acordaba de los goles perdonados por Santi Mina antes del descanso cuando marcó Alexander Isak. El delantero sueco fue el verdugo. Ejecutó al Celta a diez minutos del final e impidió a los de Escribá sumar al menos un punto ante su público. El equipo, que fue despedido entre silbidos, suma solo seis puntos de los últimos veinticuatro en juego y sigue hundido en la clasificación.

Consciente de que su puesto estaba en entredicho y de que su equipo necesitaba otra gasolina para su motor, Fran Escribá apostó por el empuje de Pape Cheikh como novedad ante la Real Sociedad. El hispano-senegalés fue la pareja de baile de Lobotka en la medular y Okay el perjudicado en el banquillo. También volvió Brais Méndez ante la sabida baja de Rafinha. Con estos retoques y siete canteranos sobre el césped el Celta mostró un talante diferente al de los últimos partidos. Los vigueses fueron a buscar a los donostiarras cerca de su área. Necesitaban algo difentente para cambiar la dinámica de malos resultados y lo encontraron con una buena presión en campo contrario. El empuje y la verticalidad de Pape también ayudaron. El futbolista cedido por el Lyon no entra en contacto con la pelota tanto como Lobotka, pero cuando lo hace suele mirar hacia delante.

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Las fotos del Celta - Real Sociedad

Las mejores imágenes del partido entre vigueses y donostiarras en Balaídos. // José Lores | Salvador Sas (EFE)

Llegaron las primeras preocupaciones para la Real. El Celta mordía a sus centrales cuando trataban de iniciar la jugada y se veían obligados a jugar en largo o a asumir riesgos. Aun así, y a pesar de algún susto, los guipuzcoanos conseguían escapar de la presión de los vigueses haciendo valer la calidad de sus jugadores. Las galopadas de Monreal, la precisión de Mikel Merino, la amenaza constante de Odegaard y la velocidad de Oyarzabal le sirvieron a los de Imanol Alguacil para igualar las fuerzas. Sin embargo, todos los progresos de la Real terminaban en Willian José y Portu, totalmente anulados por Aidoo y Araújo.

Viendo que las cosas fluían, el Celta fue creciendo al ritmo de sus llegadas al área, cada vez más peligrosas. Primero con un centro de Aspas a la espalda de Le Normad que a punto estuvo de conectar con Mina. Instantes después con un zurdazo desde lejos de Olaza que Remiro atrapó con facilidad y finalmente con las tres claras ocasiones de Mina justo antes del descanso. La primera a la salida de un córner. El vigués se coló entre dos defensores para enviar su remate al palo. La segunda, una oportunidad de esas que un 'nueve' nunca debe perdonar. Mina, solo dentro del área pequeña, cabeceó por encima del larguero un centro de Olaza. El vigués trató de redimirse justo después, con un lanzamiento con la izquierda a bote pronto que desvió Monreal con la puntera de su bota cuando Balaídos ya cantaba el gol.

Pero tras el descanso el caudal ofensivo del Celta se secó. Además, Néstor Araújo se lesionó y tuvo que entrar Jorge Sáenz. El partido se convirtió en una pelea en el centro del campo y ahí fue donde todo explotó. Pape Cheikh vio dos tarjetas amarillas en tres minutos, la segunda cuando Fran Beltrán esperaban en la banda para entrar al campo. Con uno menos, Escribá quitó a Denis Suárez para que entrase el ex del Rayo. La Real, por su parte, se fue a por los tres puntos. Imanol Alguacil retiró al desaparecido Willian José para que entrase Alexander Isak. Un cambio clave para los vascos. En el minuto 81 Jorge Sáenz abandonó su posición para saltar a zona de tres cuartos a por Odegaard. El noruego vio el hueco que dejó a su espalda el central y jugó hacia Isak. El delantero, entre Beltrán y Aidóo, consiguió girarse y cruzar un disparo lejos de las manos de Rubén Blanco.

La derrota ya era irremediable. Rubén todavía tuvo tiempo para imponerse a Isak y a Sangali cuando quisieron sentenciar el choque. Mina intentó el milagro con un disparo inverosimil que se fue varios metros desviado. En el momento en el que el árbitro señaló el final, la afición de Balaídos mostró su disconformidad con una sonora pitada. Fran Escribá sigue en el alambre. En el horizonte, dos partidos en una semana. El miércoles en casa del Betis y el próximo domingo otra vez en Vigo, esta vez frente al Getafe.

Ficha técnica:

Ficha técnica:

Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Aidoo, Araujo (Jorge Sáenz, min.59), Olaza; Pape Cheikh, Brais Méndez, Lobotka; Aspas, Denis Suárez (Beltrán, min.67) y Santi Mina.

Real Sociedad: Remiro; Zaldua, Llorente, Le Normand, Monreal; Odegaard, Zubeldia, Merino, Oyarzabal (Sangalli, min.86); Portu (Barrenetxea, min.90) y William José (Isak, min.74).

Goles: 0-1 Isak, min.81.

Árbitro: Pizarro Gómez (comité madrileño). Expulsó a Pape Cheikh (min.65). Además, amonestó a Hugo Mallo y Aspas por parte del Celta de Vigo, y a Zubeldia y Oyarzabal por parte de la Real Sociedad.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la décima jornada de la Liga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 18.002 espectadores.