El Celta mantiene su confianza en Fran Escribá pese a la delicada situación que vive el equipo, al borde de los puestos de descenso y en medio de un bloqueo que le ha impedido lograr un solo triunfo lejos de Balaídos desde que el valenciano se hizo cargo del equipo en el tramo final de la pasada temporada. La visita al Alavés de ayer fue un episodio más del triste arranque de temporada de los vigueses.

El club es consciente de lo inquietante de la situación y entre sus dirigentes crece la preocupación al comprobar que la evolución en el juego es casi nula. Pero se aparca cualquier clase de medida drástica en relación al entrenador que llegará sin ninguna clase de problema al partido del domingo contra la Real Sociedad (12:00 horas, Balaídos). Los consejeros mantienen sus contactos y conversaciones habituales y no se ha programado ninguna reunión extraordinaria por culpa de la deriva del equipo. En la calle Príncipe entienden que aún no es el momento de soluciones de mayor envergadura y, aunque esperaban más a estas alturas de la plantilla, se agarran al recuerdo de otras temporadas en las que al Celta también le costó arrancar y acabó cuajando.

Lo que suceda después del partido contra la Real Sociedad es imposible de calibrar. Dependerá no solo del resultado sino también de la forma en que éste se produzca. Tras el encuentro contra los vascos el equipo iniciará una semana apretada en la que deberá afrontar a mitad de semana la visita al campo del Betis y el domingo siguiente recibirá al Getafe en Balaídos.