"Tenemos que reaccionar ya". Así de contundente se mostró ayer Fran Escribá en vísperas del compromiso liguero frente al Athletic Club. El entrenador del Celta reconoce que su equipo debe mejorar su balance ofensivo, pero no comparte sin embargo el nerviosismo que se ha instalado en el ambiente tras la pobre imagen ofrecida ante el Espanyol y el Eibar y afirma que no se siente cuestionado.

"Ese nerviosismo no lo compartimos. Lógicamente la segunda parte del Espanyol fue mala y enlazamos con un mal partido en Eibar que nos decepciona como al que más. "[El del Athletic] es un partido importante porque queremos cambiar todo eso, pero por nada más", manifestó tras el entrenamiento celebrado en Balaídos el preparador valenciano, que no escatimó elogios hacia el adversario. "Es un equipo intenso, que nunca baja los brazos, y que te lleva a partidos de juego y de resultados muy ajustados. Es un equipo que en los últimos años se ha clasificado para Europa o ha estado cerca. Tiene buenos jugadores y por eso también es difícil ganarle", señaló.

Escribá asume que se han hecho cosas mal, especialmente en la faceta ofensiva, pero cree que esos errores ayudarán a crecer al Celta. "Queremos crecer desde el error y desde luego tenemos que mejorar cosas", admitió. No obstante, aseguró que "un análisis serio, en profundidad" de la situación "deja cosas malas por el camino, pero otras no tan malas". De estas últimas citó como ejemplo la buena respuesta ofrecida ante rivales como el Atlético de Madrid o el Sevilla. "Hemos tenido un inicio de calendario muy exigente, pero el año pasado en estos mismos escenarios sacamos mucho menos puntos. Empatar con el Atlético de Madrid o con el Sevilla son excelentes resultados, de manera que la sensación de que las cosas no van bien es exclusivamente del último partido y medio. A partir de ahí, tenemos claro que hay muchas cosas que mejorar", observó. Y agregó: "Y hay una que es fundamental, la sensación de que nos está faltando gol. Hay que generar como colectivo y luego, a nivel individual, hay que mejorar la finalización. En el momento en que seamos capaces de volver a ser el equipo que fuimos en este sentido, estoy convencido de que los resultados llegarán".

El entrenador del Celta afirmó, por último, que no pierde un segundo en pensar en su despido. "Mi único pensamiento es ganar mañana. Mi única preocupación después del partido será entrenar bien el lunes. El resto son cosas de las que los entrenadores tenemos que estar al margen", relató el preparador céltico, que acepta las críticas como un gaje del oficio. "Llevo 15 años como entrenador profesional y entiendo las leyes del fútbol como el que más, pero eso es una cosa y otra que no comparta esa montaña rusa de emociones. Hay cosas por mejorar, pero también en las cosas que hicimos bien" , remachó.