Después de la triste noticia de la muerte de Alberty, debemos trasladarnos a ese pequeño rincón de la Ría de Arosa, conocido como Puebla del Caramiñal, donde el hijo varón más pequeño del gigantón panadero se entretenía más con los programas de cine que había heredado de su hermano fallecido que con el diario "Marca" y "Marca Gráfica", los dos periódicos deportivos a los que el segundo de sus hermanos mayores estaba suscrito. La colección de los programas aumentaba cuando su madre, por un problema de varices, tenía que ir al médico a Santiago y le traía más, que ella compraba para su hijo. El cual también los compraba en el pueblo a la señora que los vendía, varios por un patacón, y que los traía de Vilagarcía, donde proyectaban las mejores películas de la Ría, en los tres cines que había: Arosa, Fantasio y Cervantes.

De los doce hermanos que habían sido, solo le vivían nueve, pues aparte de su hermano Pepe, anteriormente, antes de que el pequeño de los padrones naciera, ya le habían muerto dos. Los cinco varones que ahora quedaban, todos ellos, eran celtistas dado que dos de los hermanos mayores sentían verdadera pasión por el Celta. Aunque enesta etapa el más pequeño sentía mucha más atracción por el cine que por el fútbol. Lo que se podía comprobar por aquella tarde de fiestas de Santa Rita, en la que el Pueblo F.C. jugaba, reforzado con jugadores del Deportivo, contra el Arosa. Los dos Padrones más pequeños, acompañados por su amigo de siempre y gran aficionado cinematográfico, como ellos, en vez de ir a ver él interesantísimo partido de fútbol, fueron a ver la película de la Metro Goldwin Mayer "El Último Gangster", en el cine Cervantes, porque trabajaba, ¡nada menos! que Edward G. Robinson. También recordaba cuando los tres iban caminando, ocho kilómetros a Ribeira para ver "De una misma sangre" por Amadeo Nazarí o "Posada Jamaica" del gran Charles Laughton. Luego se veía, de noche, subir las empinadas escaleras de la casona en la que vivían, después de ver en el cine una película de miedo como "Los Muertos Andan" por Boris Karlof. Como se veía sentado en el descanso de aquellas empinadas escaleras, con golpes de tosferina, o bien la noche en que su padre le sorprendió durmiendo en la misma cama con su perro peludo "Dike", que le habían regalado. Como el día que hubo el ciclón, que se llevó por los aires todo el tejado del importante edificio de su casa, en el que también estaba el Casino de Caballeros y el cine. Al que le dejarían entrar gratis, después de "achicar" el agua del mar que subía por las cañerías hasta el patio de butacas. Tampoco podía dejar de recordar cuando aquel amigo, gritando a todo pulmón, les anunció que iban a proyectar en el cine la película "El Capitán Blood", por lo que ambos hermanos se pusieron muy contentos, ya que por fin iban a poder ver una película que no fuera una "parrulada" española.

Todo seguía vivo en la mente de aquel niño, como las caminatas, en grupo, hasta el recién inaugurado "Cine Millan" de Palmeira, a cuatro kilómetros de La Puebla, para ver aquellas magnificas películas de la 20 Century Fox como: "Guadalcanal", Tierra de Audaces", "El Cisne Negro", "Suez", "El Signo del Zorro"€ Todas las películas que llegaban a España del artista de moda,(Tyrone Power), con el que el "Cine Millán" engrandecía su espectáculo cinematográfico. Tampoco podía dejar de recordar cómo repartía los programas de mano, para que luego lo dejaran ir gratis al cine a ver las películas de sus artistas favoritos como los vaqueros Buck Jones o Key Mainard, para luego jugar en el relleno a ser como ellos. O bien con toscas espadas de madera al igual que Errol Flyn, y como Leslie Howard manejando la espada ante Teobaldo en "Romeo y Julieta". El cine era pues para el muchacho un mundo de fantasía en el que vivía, porque para él era la realidad misma de la vida.

Como lo eran, como podía olvidarlas, las mañanas en que su madre le enviaba a buscar el pan al horno para casa. Lo que le producía un cierto temor, dado el fuerte carácter de su hermano mayor que era, junto con su padre, y un panadero, los que trabajaban la panadería. Nada más entrar en la panadería, lo primero que recibía era una buena bofetada ya que se había olvidado de dar los "buenos días", por lo que se le había ordenado salir y a volver a entrar de nuevo en la panadería. Pero al entrar de nuevo volvió a recibir una segunda bofetada, pues con los lloros de la primera, se había olvidado de nuevo de dar los buenos días, como le indicaba el hermano. Por lo que tuvo que volver a salir y a entrar, sin que esta vez se olvidara de dar los "buenos días". Lo que no le evitó que el mayor continuase con la inspección de orejas, manos y rodillas, para ver si se había lavado bien. Como vio que no era así, le volvió a dar una tercera bofetada y lo envió de nuevo para casa para que se lavara bien y volviera a buscar el pan. Lo que hizo ya más limpio y más centrado, en lo que le había pedido hacer su madre.

El cine y no el fútbol era lo que apasionaba al hijo pequeño del fornido panadero, ajeno a que el viento metálico desencadenado por la otra guerra, en la que se había firmado una paz sin victoria se había ampliado aún más, no solo con el ataque a Rusia, sino por el ataque japonés del 7 de diciembre del año que había finalizado a las bases norteamericanas de Pearl Harbor. Lo que convirtió al conflicto en una verdadera confrontación Mundial, en la cual Franco, el 18 de diciembre de 1941, reafirma a los españoles la no beligerancia de España.

En julio de 1942, un mes antes de que el Celta diera comienzo su pretemporada, para afrontar su cuarta temporada en Primera División, había dado comienzo en el frente ruso la batalla de Stalingrado, donde luchaban muchos españoles de los alistados en la División Azul. Lo que llevaba a cabo, como las anteriores, el cuadro azulceleste con serios problemas económicos, que obligaron a la nueva junta directiva, presidida por Antonio Massó García, a pedir un crédito personal importante, así como abrir una cuenta para recibir donativos. Gracias a esto se pudo hacer frente a pagos inaplazables y al fichaje de algunos jugadores que había solicitado el entrenador, Baltasar Albéniz. Por lo que ingresaron en las filas celestes los catalanes Martin García Picar, y Ardebol, así como el pontevedrés Foro, y dos guardametas Bayo y Ovejero, que se quedaron en promesas. Siendo el fichaje de Yayo el más importante y sonado de la temporada, por el cual el Zaragoza también pujaba muy fuerte por el jugador santanderino, que pertenecía al Salamanca.

Tres fueron los partidos jugados en la pretemporada, el primero lo hizo en Balaidos contra la Cultural Leonesa, que perdió, 0-1, y el segundo en Riazor de donde salió vapuleado por 7-1. Para el tercero volverlo a jugar en Balaidos contra el Deportivo coruñés, que se ofreció a jugar, desinteresadamente, el homenaje al capitán celeste Venancio, uno de los más firmes paladines del fútbol vigués. Que fue largamente ovacionado por los miles de aficionados que asistieron a su homenaje. Muchos de los cuales no utilizaron su carnet de socio, ya que optaron por comprar su entrada. El partido lo ganó el Celta,4-1. Jugó Santoro, un joven jugador de la cantera con mucha proyección futbolística.

El campeonato liguero se puso en marcha el 27 de septiembre de 1942, jugando el Celta contra el Español de Barcelona en su campo de Sarriá. De donde sale derrotado por 1-0, faltando cinco minutos para su final. El segundo encuentro lo juega en Balaídos contra el Real Oviedo, que se presenta con su temida delantera eléctrica: Antón, Cholo Dindurra, Chas, Herrerita y Emilín. Partido que gana el Celta por 2-0. Después del mismo, viendo el deterioro que presentaba la grada de Río, son los propios socios de la misma grada quienes aportan 10.000 pesetas, cada uno, para su arreglo. Porque en ella, de siempre, estaban los verdaderos aficionados que de verdad sentían y amaban al Celta.

Con un equipo que era fácil de derrotar lejos de Balaídos, y muy difícil dentro de su feudo habitual, después del triunfo por 2-1 contra el Real Madrid, el aficionado celtista comenzaba a tener grandes esperanzas en este campeonato. Esperanzas que se ven nuevamente truncadas al ser derrotado,8-0, por el Barcelona en su campo de Las Corts. Siendo nuevamente derrotado,0-1, esta vez en Balaídos, frente a su eterno rival el Deportivo de La Coruña. Con el mal sabor de esta derrota y el recuerdo del 8-0 encajado en las Corts por el Barcelona, el Celta viaja a Zaragoza, al que le gana,1-2, en su campo de Torrero, con goles de Roig y del joven Foro, un jugador fino y de gran clase. Cerrando la primera vuelta del campeonato con la victoria en Balaídos contra el Betis,4-2, con otra derrota humillante fuera de casa contra el Castellón,5-0, con un empate,1-1, en Mestalla contra el Valencia, cerrando esta primera vuelta del campeonato con otro empate,1-1, en Balaídos contra el Atlético Aviación. La irregularidad había sido la nota más patente del Celta en esta primera vuelta de la Liga, que se desarrollaba dentro de aquel mundo de postguerra civil y de una segunda guerra mundial en pleno, con la derrota del "Africa Korps" en El Alamein y el desembarco de los aliados en el Africa del Norte.

Ante estos acontecimientos, como a los deportivos, que estaba completamente ajeno el hijo pequeño del panadero, comienza la segunda vuelta del campeonato con un triunfo, 3-2, en Balaídos sobre el Español de Barcelona, en el cual Nolete volvía al primer equipo y a Fuentes se le notaba que no estaba en su mejor momento físico. Luego el Celta sigue luchando en aquel campeonato con un ritmo de derrotas fuera de casa y de victorias cuando lo hacía en Balaídos. Donde juega su mejor partido contra el potente equipo del Athñetic de Bilbao, al que goleó, 4-1. En el cual Fuentes ya no volvió a ser alineado, y el Celta seguía con su línea irregular, ya que fuera de casa seguía sin afianzarse en los resultados, como en Balaídos. Hasta que en Balaídos derrota, 8-3, al Granada y luego vence al Real Madrid en su campo, ¡nada menos que por 2-4!, con dos goles de Roig, directos de córner. Lo que le hace coger fama de especialista en este tipo de saques, ya que no era la primera vez que conseguía gol desde esta posición. Lo que le estaba convirtiendo en uno de los mejores extremos del fútbol nacional. Resultado éste que se vio todavía más agrandado, por el conseguido en Balaidos por 4-2, ante el Barcelona.

Pero al salir de nuevo derrotado en Riazor, 3-1, ante su eterno rival, lo que no se le perdona, al domingo siguiente, aunque se vence al Zaragoza por:3-2, se corean los goles de los maños. Lo que indigna a los jugadores del Celta, que en todas las épocas le dieron más al club que el club a ellos ya que, en todas las épocas, todos les dieron los mejores años de su juventud prácticamente a cambio de nada. Dolidos en su amor propio, vengaron esta afrenta en Sevilla ante el Betis,1-3, para vencer en Balaídos,5-0, al Castellón y 2-0 al Valencia. El Real Club Celta, pese a la actitud de una buena parte de su afición consigue, por segunda vez consecutiva, coronarse como el quinto mejor equipo del fútbol español.

En la "Copa del Generalísimo", el Celta elimina al Valladolid, y queda eliminado por el Barcelona. Se le tributa un homenaje a Nolete, contra el Deportivo, por sus doce años defendiendo los colores celestes. Se vivió una jornada cargada de emociones y aportaciones, en la que Balidos registró una de sus mejores entradas y aplaudió con cariño a la hija del inolvidable jugador celeste. Este homenaje a su admirado y querido Nolete, también fue motivo de orgullo para Enrique y su bella esposa, pues aparte del cariño que le tenían por ser jugador del Celta, se le quería por ser compañero de guerra con Enrique. Que no pudo dejar de recordar, con cierta sonrisa, el día en que leyó la muerte de Nolete, en aquel viejo y usado periódico de Barcelona.

1943 había comenzado con una inquietante noticia para la España germanófila, ya que en febrero los ejércitos alemanes habían capitulado en Stalingrado. Y en el lejano rincón de la Ría de Arosa, el hijo pequeño del panadero comenzaba a ampliar su pequeño mundo. Pues junto con su hermano, mayor dos años que él, y su amigo cinematográfico de siempre, se habían subido al barco que llevaba la gente de Puebla a Ribeira para ver al Celta, que jugaba en la ciudad de Santa Uxia un partido amistoso de pretemporada. Con sus nueve años, ya cumplidos, y aunque no le llamaba mucho el fútbol, sí notaba que sentía una cierta simpatía por el Celta, equipo del que todos sus hermanos eran simpatizantes a muerte, contra los deportivistas del pueblo. El pequeño de los Padrones, al igual que los títulos de las películas, sabía de carretilla la alineación del equipo vigués, cuyos cromos, dibujados a pluma, de todos los jugadores celtas, los tenía guardados entre las páginas de la "enciclopedia Alvarez", para verlos y hacer creer al profesor, cuando los miraba embelesado, que estaba estudiando. Aunque luego, cuando le pedía que le dijera los nombres de los reyes godos, al mezclarlos con los jugadores de su Celtiña, descubría el sueño de aquel rapaz, que ya soñaba con ser un jugador tan famoso como aquellos del Celta. Al igual que anunciaba, pegando en la pared, cercana a su pupitre, los programas de las películas que les iba a contar a sus compañeros de clase, dibujándolas en la pizarra. O que se proyectarían en el cine que tenían en la "casa da Barrileira", cuyas películas eran proyectadas por la luz de una vela, que un cristal de aumento plasmaba en la pared. Estaban dibujadas en papel cebolla por su hermano, que tenía buena mano para ello. Por lo que la pasión del benjamín de los Padrones seguía centrada en el cine.

Pero en aquella calurosa tarde del mes de agosto, buscando la sombra bajo el porche del artístico y bonito ayuntamiento de Ribeira, vio a Fuentes, Yayo, al guardameta suplente Sánchez€ que le hicieron llegar un "algo" que encandiló al chico por aquellos jugadores, que conocía a través de la "Marca Gráfica". También se fijó en Bermúdez, que no le pareció el prototipo de un portero para el Celta, y sobre todo en Del Pino, que sí le pareció fuerte y alto como tenían que ser los delanteros centros de la época, el cual lanzó un impresionante tiro, a la media vuelta, que repelió el larguero, con tal fuerza que parecía se iba a descoyuntar la portería. Por primera vez había visto jugar a los futbolistas que tanto admiraban sus hermanos, y notó una fuerza interior que le llamaba a imitarlos, a querer ser un magnifico jugador de fútbol como lo eran ellos.

Próxima a comenzar la nueva temporada 1943-44, la directiva del Celta, como todos los años, pasa por un verdadero calvario, dado la angustiosa situación económica por la que atraviesa. Lo que hace pensar a la junta directiva, que había arriesgado con sus avales sus patrimonios particulares, si de verdad el Celta interesaba a la ciudad de Vigo, tan orgullosa en su intento de desarrollo como fría y lejana con el club que le estaba dando nombre por toda España. Aunque luego, en puntuales ocasiones, hiciese público su cariño por el club. El que solo lo tenían verdaderamente aquellos pocos vigueses y celtistas que lloraban en las derrotas y también en los triunfos de su querido Celtiña. Mientras otros, los más, creían que sus jugadores no tenían otras obligaciones más que complacerlos y a respetarlos, dado que vivían a costa del dinero que ellos pagaban por sus entradas o recibos. Por lo que los consideraban como hombres sin oficio ni beneficio, que apenas sabían leer y escribir. Sin pensar en el cariño que estos jugadores les pudieran tener a lo colores que vestían, que en todas las etapas del club siempre fue mucho, y sobre todo que lo poco que ganaban lo hacían con su esfuerzo y honradez en el terreno de juego. Pero en el mal aficionado podía más la leyenda de golfos que jugadores de principios, a los que en el fondo, los malos aficionados les envidiaban su popularidad y el dinero que ganaban, que no era tanto como se pensaba. Numerosos socios, como ocurría siempre a finales de temporada, no pagaron los carnets de junio y julio, lo que hacía preguntarse a la junta directiva si el Real Club Celta interesaba o no a la ciudad de Vigo. Salvo a esos pocos celtistas de corazón que había, ya que eran muchos los celtistas de "escaparate" que no le interesaba como, una vez más, quedó demostrado en la asamblea del 25 de junio celebrada en el "Cine Rosalía Castro". La directiva expuso las inquietudes por las que pasaban, para poder hacerle frente al aval que tenían de 400.000 pesetas, que no era ninguna tontería por aquel entonces. En un país que carecía de todo, aunque se iba recuperando poco a poco del drama de una guerra Civil, que había dejado a los españoles, a los que no buscaron refugio en otros lares, sin ninguna reserva en el Banco de España. Aquella junta directiva, al frente de la cual estaba Antonio Massó García, en dicha asamblea lanza un SOS, ya que se necesitaba reunir, con toda urgencia, 250.000 pesetas para afrontar las fichas de los jugadores, y reforzar al equipo cara a la próxima temporada. Y fue uno de esos celtistas de corazón, hombre de mar, amante de Vigo y sostén de uno de los buenos del fútbol modesto como el Berbés, Gustavo López Corona quién, con su gesto de ayuda desinteresada al club, hizo que un grupo de aficionados tomasen conciencia de la grave situación económica por la que estaba pasando el Celta. Salvando así "in extremis" aquella alarmante crisis que, un año más, podía haber llevado a la desaparición del Celta.

Este gesto de celtistas de buen corazón permitió a la junta directiva hacer los dos primeros fichajes de la temporada, como el joven interior ferrolano Aretio, que destacaba por su gran clase y el del vigués Pahiño, que sobresalía por sus cualidades goleadoras en el modesto equipo vigués: Arenas de Alcabre. Por lo que Albeniz tuvo que conformarse con una plantilla escasa, ya que algunos jugadores de la temporada anterior, como Nolete, habían abandonado el fútbol activo, para fichar por la Unión Deportiva Orensana como entrenador. Mientras que Del Pino, pieza fundamental en la delantera céltica, tuvo que ser traspasado, como se dijo, por la mala situación económica por la que atravesaba el club. Cuando por Vigo se corría la noticia que era debido a una enfermedad venérea o al tifus, que era lo que le provocaba la caída del cabello. A estos fichajes se les unión el del joven y espigado guardameta Hidalgo, el de Leonardo, un vigués que militaba en el Valladolid. Así como el futuro del Celta en esta Liga no estaba nada claro, dadas sus dificultades económicas, el de la España de Franco, que empezaba a salir, poco a poco, de la precaria situación en la que le había sumergido la guerra civil, se le empezaba a complicar aún más, ya que en el mes de julio los aliados desembarcaron en Sicilia y el 25 del mismo mes se producía la inquietante noticia de la caída de Benito Mussolini.

Después de unos malos resultados en la pretemporada, en su primer partido de Liga en Madrid sale derrotado,7-0, del Metropolitano por el Atlético Aviación. En la segunda jornada contra el Castellón, Balaídos se veía con las gradas casi vacías. Por lo que la prensa se preguntaba: ¿Se merecía Vigo tener un equipo en Primera División? La respuesta, lógicamente, sería que no, pero también hay que decir, para descargo de la afición, que eran tiempos muy difíciles, salidos de otros aún más difíciles para España. Tiempos en la que la mayoría de la gente tenía que vivir muy precariamente, y sin consuelo alguno para sus penas. Consuelo que muchos buscan y encontraron en el Real Club Celta, que a duras penas podía sobrevivir como el resto de los españoles. Las gradas vacías de ese partido contra el Castellón que terminó en empate, 2-2, eran prueba de ello. El Celta, como el resto de los españoles, intentaban sobrevivir al tiempo, con las privaciones de ese tiempo.

Luis Iglesias tiene que hacerse cargo del Club, en sustitución de Antonio Massó García, ampliando la junta directiva con Darío Álvarez Blaquez, Manuel Lago, Ramiro Fernández Valenzuela y Elisetche. Lo que parece hace mella en los desconcertados jugadores, que se sentían rechazados por una afición que, si bien en algunos momentos estaba con el cClub, nunca lo estaba con sus jugadores, como si recelasen o envidiasen la fama que los rodeaban. Pero ni esto ni el empate,1-1 conseguido contra el español en Sarria, llevan más gente a las gradas de Balidos. Sobre todo al perder,0-2, en Balaídos contra el de nuevo recién ascendido Real Sociedad, cuyo resultado enfrió más los ánimos. Los cuales se enfriaron por completo ante la derrota,0-5, en Balaídos con el Oviedo, cuyo resultado lo llevó a ser el "farolillo rojo" de la competición, el cual ya no lo dejaría a lo largo de toda la temporada.

Es entonces cuando la directiva, queriendo evitar el descenso, ficha a Muruaga, abre una lista de donativos, se prescinde de Bermúdez, al que se compensa con un homenaje, ya que con Hidalgo la portería estaba bien cubierta, de Martín Pica, Varela y Alvarito, dos grandes jugadores y celtistas que entregaron, como antes lo habían hecho otros muchos, sus mejores años en la defensa de los colores celestes. Pero con todo, los resultados no mejoraron. Y como siempre ocurría en esta temporada al regreso de los desplazamientos, esperaban a que se hiciera de noche antes de entrar en Vigo, dadas las amenazas e insultos que recibían de los aficionados, que eran siempre los que se mostraban como los más triunfalistas, y como los mejores celtistas. La desilusión de los jugadores era tan grande que cuando jugaban en Balaídos, nadie deseaba saltar al terreno de juego. El Valencia había sido un justo campeón, ya que le había sacado seis puntos de ventaja al Atlético Aviación, proclamado subcampeón. Deportivo y Español salvaron su permanencia en Primera División. Mientras que la Real Sociedad, descendía nuevamente, acompañada por el Celta que descendía a Segunda División.

A la directiva del Celta y a los pocos aficionados que acudían a Balaídos solo les quedaban hacer un buen papel en la "Copa del Generalísimo", con el cual mitigar un poco la amargura del descenso. Pasa la primera eliminatoria contra la Cultural Leonesa, empatando,2-2, en León y ganando ampliamente en Balidos por:5-1. Pero ya cae en la siguiente eliminatoria contra el Atlético Aviación al ser derrotado,4-0, en el Metropolitano, para luego vencer,3-2, a los madrileños en Balaidos. Resultado que le fue insuficiente para seguir adelante en el torneo copero.