El Celta cosechó Celtaun punto ante el Atleti en un partido con escasas ocasiones claras para ambas escuadras. Sobraron las porterías en múltiples fases del choque y Rubén Blanco supo erigirse como salvador en las acometidas rivales más amenazantes, una en los primeros compases después de un testarazo de Felipe y otra tras un disparo lejano de Koke. Los celestes le han rascado al conjunto madrileño los primeros puntos de la temporada en un estadio todavía infranqueable para los de Príncipe y ante un rival también inexpugnable en casa desde la llegada de Simeone. Para más inri, los gallegos no ganan a domicilio desde diciembre y la última vez que el Atleti perdió en su hogar fue en febrero ante el Real Madrid.

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Los de Escribá tendrán que "hacer bueno" el punto conseguido lejos de casa, una máxima del fútbol que bien se puede aplicar para la cita de hoy, especial para Rafinha y Okay. Los dos futbolistas regresaban de la enfermería y lo hacían como titulares. El brasileño -que suplía a Brais Méndez- recuperado de una dolencia en el sóleo izquierdo, volvía al feudo en el que se lesionó de gravedad el pasado mes de noviembre, y el centrocampista turco se vestía de largo después de tres meses y medio en el dique seco por una rotura parcial del ligamento cruzado posterior de su rodilla derecha. Ambos firmaron una actuación notable.

Con esta carta de presentación, el duelo prometía ser mágico si a la poción se le sumaba la destreza de Iago Aspas, Denis Suárez o Santi Mina, por fin todos juntos en el mismo cuadrilátero y defendiendo iguales colores, pero se apagó la mecha.

Ya en el minuto 3, el central Felipe, novedad en el once del 'Cholo' Simeone, conectaba un fuerte cabezazo a bocajarro que acabó menospreciando Rubén Blanco con una estirada descomunal.

El Atleti abrió fuego primero y no cesó: 20 remates a puerta, el partido de LaLiga en el que más, según la cuenta de datos Opta. Más tarde, Lodi la tuvo en sus botas con un disparo ajustado que se fue a córner. Acto seguido, tras ser botado, la joven sensación colchonera, João Félix, pudo romper el hielo con otra acometida en el área chica, pero todo eran suposiciones en un encuentro en el que faltó Morata, baja por un esguince de rodilla.

El Celta no acababa de entrar en la dinámica atacante y en la mitad inaugural prescindió del portal de un Oblak que no tuvo demasiado trabajo en esta jornada sabatina.

El excéltico Diego Costa, tras una asistencia de un Lodi omnipresente, y Koke con un latigazo desde fuera del área metían de nuevo el miedo en el cuerpo a los vigueses, que aguantaban los arreones visitantes de forma férrea y con la confianza de alcanzar un pequeño hilo del que tirar para obtener el gol.

La fantasía celeste llegaba segundos después: pase magistral de Santi Mina a Brais Méndez que levantó a los aficionados de sus asientos, aunque solo por un instante, el de Mos marraba la embestida en situación de fuera de juego, una tónica que se contagió hasta el 90, sin premio.

El Celta espera ya al Espanyol de Barcelona en Balaídos. Será el próximo jueves a las 20.00 horas cuando le toque validar la puntada clavada hoy y conseguir una victoria que aúne la esperanza con la realidad. Hasta ahora, los de Escribá cuentan con 5 puntos en 5 enfrentamientos de competición doméstica: una victoria ante el Valencia y dos empates a domicilio, frente al Sevilla y el presente.