Iago Aspas desveló el jueves en el programa Land Rober, de la TVG, que forzó su titularidad ante el Villarreal pese a las dudas de su entrenador, Fran Escribá, sobre el estado físico del delantero. Aspas logró dos de los tres goles de la remontada. El moañés sumó 10 goles, con los que el equipo vigués pudo continuar en la máxima categoría una temporada más.

"El día anterior, el entrenador me dijo que no me veía para ser titular ante el Villarreal. Llegó el día del partido y hablé con el segundo entrenador (David Generelo) y con Oubiña (otro de los ayudantes de Escribá) y les dije que tenía que jugar, que sería un plus para los compañeros. Fueron días duros. Eché casi diez semanas de baja, no podía ayudar al equipo, viendo la situación en la que estábamos. Me metían mucha presión: 'venga que haces falta', me decían", recordaba Aspas sobre aquellos momentos.

Y sobre el partido contra el Villarreal, el moañés añadió: "En los primeros 45 minutos no pude sacar el fútbol que llevo dentro". Pero todo cambió en la segunda mitad. Aspas anotó el primero, Maxi Gómez igualó y el moañés le dio la vuelta al marcador de penalti, cuando restaban cinco minutos. Tras la remontada, Escribá dio descanso a Aspas. Entonces, Balaídos premió a su héroe con una ovación memorable, inolvidable. "En el último minuto, ver a la gente corear mi nombre tras los tres meses que llevaba con esa maldita lesión", recordaba un emocionado Aspas. La imagen del jugador llorando en el banquillo, mientras Balaídos enloquecía por el triunfo "in extremis" de su equipo, dio la vuelta al planeta fútbol y se convirtió en uno de los gestos de lealtad a un club más destacados por la prensa internacional.