Aunque resulte extraño, tras un largo verano de análisis y negociaciones, las últimas horas de mercado siguen resultando frenéticas en el mercado futbolístico. Ni siquiera el hecho de que la Premier League, el gran motor económico del fútbol actual, cerrase su ventana el jueves 8 de agosto, justo antes del inicio de la competición inglesa, ha impedido que los directores deportivos de las demás ligas nacionales hayan apurado hasta el último sorbo. Y esa agitación, bajo la presión de la hora de cierre (ese "deadline" en inglés, línea mortal, que retrata de forma expresiva la angustia), genera en muchas ocasiones sorpresas, tentativas extrañas e incluso errores tan surreales como el famoso fax que llegó tarde y en 2015 frustró el fichaje de David de Gea por el Real Madrid.

Jesé Rodríguez fue el nombre que conmocionó a buen parte del celtismo en esa última jornada de mercado. El canario estuvo efectivamente en la agenda celeste. Fue uno de los nombres que se manejó. Su etiquetado futbolístico se ajustaba a varias de las necesidades: delantero polivalente con pegada pero también capaz de abrir el campo, con ubicación natural a pie cambiado en la banda izquierda pero con posibilidad de actuar también por la derecha y territorios centrales. La posibilidad no fue bien acogida, sin embargo, al menos en el celtismo que se manifiesta en redes sociales. La figura de Jesé está marcada por el ruido de su vida privada que lo acompaña. Desde su rotura de ligamento cruzado en marzo de 2014 no ha vuelto a parecerse al gran jugador que amagaba con ser en el Real Madrid. Fichado por el PSG en verano de 2016, apenas ha tenido presencia en el club parisino y sus cesiones a Stoke City, Las Palmas y Betis no han tenido éxito a nivel personal o por su incidencia en el rendimiento colectivo. Contó además que en ese momento ya todos los aficionados estaban pendientes de si fructificaban las negociaciones del Celta con el Barcelona por Rafinha, con el salario del hijo de Mazinho como principal escollo. Aunque uno zurdo y otro diestro, y de características bien diferentes más allá de compartir polivalencia, no parecía posible que los dos fichajes se pudiesen producir por cuestiones de tope salarial.

Ya se conoce el final de la historia. Rafinha ha ampliado por un año su contrato con el Barcelona y llega como cedido al Celta. Quizás estuvieron a punto de cruzarse en el aire. Mientras Rafinha volaba a Vigo, Jesé lo hacía a Lisboa, para jugar cedido en el Sporting. Pero no ha sido un delirio. El interés en Jesé existió. Lo reveló L'Equipe, los confirmaron fuentes célticas a FARO y existe otro indicio claro. En las oficinas del lujoso club parisino debieron trabajar con antelación y cometieron un error del que se percató un periodista de L'Equipe. En el comunicado oficial en inglés que confirmaba la cesión de Jesé al Sporting de Lisboa, aparece el Celta como destino: "Jesé Rodríguez Ruis ha firmado un contrato de cesión con el Celta Vigo hasta el 30 de junio de 2020. El paso del atacante español al club portugués incluye una opción de compra". Un comunicado de prensa que pasa a engrosar el archivo de lo que pudo ser y nunca se sabrá qué hubiera sido.