El nuevo Balaídos sigue arrastrando viejos problemas, centrados ahora en una grada de Río que se levantó sobre el cauce del Lagares, que la legislación protege e impide que se realicen modificaciones sustanciales sobre la estructura actual. Ese es el principal argumento del concejal de Deportes al afirmar que son mayores los beneficios que las incomodidades de los nuevos asientos que se instalan en la parte baja del graderío más popular del estadio y que han reabierto la polémica que mantienen el Celta y el Ayuntamiento, propietario de las instalaciones y financiador de buena parte de las reformas. Manel Fernández, sí garantizó que la grada estará disponible para el primer partido de Liga, el 17 de agosto ante el Real Madrid. Mientras, las obras en los pabellones inferiores y la construcción de un nuevo ascensor impiden utilizar esta grada para el partido del sábado contra el Lazio italiano.

Ayer, Manel Fernández invitó a las peñas del Celta a una visita a las obras para que los técnicos explicasen los pormenores de las mismas. Una docena de colectivos acudieron a la cita, encabezados por José Méndez, presidente de la Federación de Peñas.

Durante una hora, la expedición de cascos blancos recorrió las instalaciones y comprobó que determinadas zonas resultarán incómodas por el poco espacio que hay entre los asientes. "En el conjunto de las opiniones es que hay un avance importante y considerable, reconociendo nosotros y ellos planteando que hay algunos espacios en los que ciertas personas pueden estar incómodas. Lamentamos que eso pueda ocurrir pero en la mayoría de los casos no tiene por qué ser así", señaló el responsable municipal de Deportes.

En esos alrededor de trescientos asientos con espacio reducido para las piernas, los mayores problemas los tendrán las personas con más de 1,75 metros de altura.

"Los asientos ganan porque son más limpios, plegables, más anchos y más ergonómicos. Qué pasa, que el respaldo es mayor y eso puede dificultar en algunos casos, pero en conjunto el asiento y la grada son más cómodos", insiste Manel Fernández. En una nota posterior, el Concello subraya que se han ampliado los pasillos de evacuación (ahora son de 50 centímetros de ancho, mientras que antes eran tan solo de 24 centímetros). Además, se indica que la distancia entre los asientos de la misma fila "se han incrementado de 43 a 50 centímetros, la medida estándar".

Menos optimista se muestra el dirigente de las peñas, José Méndez: "El problema que tenemos es el espacio entre butacas. Esa es la incomodidad que nosotros trasladamos al socio de la grada de Río Bajo. Lo demás, es verdad que lo mejoraron mucho y es es agradecer. El problema es que había que solucionarlo y en principio parece que no hay mucha solución porque es una obra hecha sobre una grada que ya estaba construida y que sería imposible modificar ahora".

Adrián Bravo, del Colectivo Nós, y Miguel Lorenzo, de Centolos Celestes, tampoco ven solución a los asientos de la discordia. "Desde las peñas agradecemos que nos enseñaran las obras, pero hay unas partes de la grada que mejoran y hay otras partes, como el espacio para las piernas, que en este caso creemos que empeoran en relación a lo que había anteriormente", dijo Bravo. "Río es una grada que no pueden reformar ni cambiarla mucho y ahí está el problema", añade Lorenzo.