El 6 de agosto de 2019 será para el Celta una tarde para el olvidar. El equipo de Fran Escribá, que viajaba a Melgaço para jugar con el Tenerife su cuarto partido de pretemporada, volverá a Vigo no solo con la primera derrota (0-1) en su preparación de cara a LaLiga sino también con un nombre en la lista de las posibles entradas en la enfermería: David Juncà.

El defensa del Celta, tras intentar robar el balón a Luis Milla en el centro del campo cuando solo habían pasado cinco minutos de partido, apoyó mal su hombro derecho en la caída y rápidamente se dio cuenta de la gravedad de la lesión porque quedó tendido sobre el terreno de juego. Tras ser examinado por los médicos Juan José García Cota y Luis Rial, Juncá se retiró a los vestuarios, siendo sustituido por el uruguayo Lucas Olaza.

Sin embargo, el partido entre Celta y Tenerife en Melgaço puede definirse en una sola palabra: aburrimiento. Ni los de Fran Escribá ni los de López Garay, más preocupados por pulir detalles que por ofrecer tensión o garra a los cientos de aficionados que se habían desplazado hasta el Melgaço Sports Center para llenar la grada.

Sin apenas disparos a puerta y con pocas oportunidades claras de gol, el partido derivó en un encuentro tedioso y sin ningún tipo de atractivo para el aficionado que tuvo que esperar hasta bien entrada la segunda parte para ver los primeros intentos de encajar la pelota entre los tres palos. No sería hasta el minuto 63 cuando Malbasic anotaría el único gol del partido y ponía por delante a los tinerfeños.

Ni la entrada de Denis Suárez, Santi Mina o Lobotka en la segunda parte imprimieron garra a un Celta que parecía estar pensando más en el partido del Memorial Quinocho ante la Lazio o implorando a alguna deidad el regreso de Iago Aspas a los terrenos de juego.