El 9 de junio de 1934, antes de finalizar la Liga anterior, se hizo público que, por disposición de la Nacional y por haberse retirado el Arenas de Guecho, le correspondía al Celta promocionar contra el Valladolid para el ascenso a Primera División. El vencedor ocuparía el puesto que dejaba vacante el Arenas. Un mes después, la "golosina" de la promoción se esfumó y el Celta recibió una nueva invitación para jugar un torneo de ascenso con Valladolid y Zaragoza. Pero cuando la Nacional se disponía a verificar el sorteo para los partidos a jugar, el Valladolid rehusó la invitación, quedando en suspenso el proyecto. Días después, el Celta recibe un telegrama de la Nacional, disponiendo que el 1 de julio se juegue en Balaídos el primer partido de promoción entre el Celta y Zaragoza.

El ascenso a Primera era la ilusión de todo el celtismo, incluido Enrique Macías como socio que era del club desde su fundación y ya antes como socio infantil del Sporting Vigo. Ese entusiasmo también había hecho mella en su hermano y en sus dos inseparables amigos de siempre, que ya no lo eran tanto, pues Enrique se había hecho novio de una jovencita que, si bien no pertenecía al grupo de teatro aficionado, se había propuesto conquistar al galán por el cual suspiraban muchas de las jóvenes del grupo. Y en efecto, bajo las órdenes del árbitro Ramón Melcón, se enfrentan en Balaídos los campeones de Galicia y de Aragón. Los maños salen derrotados 4-2 en su primera confrontación gracias a los tantos logrados por Nolete, Gonzalo, Polo y Pirelo.

El segundo partido se celebra en Torrero, el campo del Zaragoza. La primera parte concluye 0-1), favorable al Celta con un gol de Machicha. En los 45 minutos siguientes el mismo jugador céltico logra el segundo gol de los vigueses. Poco después, ya casi al final de partido, el Zaragoza acorta distancias, concluyendo el encuentro 1-2 favorable al Celta. La alegría por el ascenso se desborda por todo Vigo, pero con cierta preocupación, ya que la Nacional parece no aceptar del todo que aquel Shangri-La creado por el gran Lama Manuel de Castro pudiese conseguir ser de Primera. Y los temores se cumplieron. La Nacional dispuso, en una nueva asamblea, celebrada en el Monte Igueldo de San Sebastián, que la Primera División de la Liga continuase integrada por doce clubes, dejando fuera al Celta y al Murcia, y siguiendo en ella el Nacional de Madrid y el colista Arenas de Guecho.

Mientras se espera que se abran otros horizontes hacia Primera, el Celta juega el 5 de agosto contra un combinado gallego un partido a beneficio del gran jugador céltico Juanito Clemente. Y tras unos partidos amistosos disputados en Ponferrada, Pontevedra y Vilagarcía, el hilo conductor que mueve nuestros destinos por el camino de la vida llevó al Celta a jugar en La Puebla del Caramiñal. Vence por 1-2 con goles de Gonzalito y Nolete al Puebla F.C., en cuyo equipo juega de portero Padrón, hermano mayor del que, con el tiempo, sería también portero y leyenda del Celta. De esta forma aquel hilo conductor hacía patente, desde niño, esa fuerte unión cargada del inseparable amor inculcado desde niño por su hermano mayor, cuando el futuro céltico contaba con un año y ocho meses de vida, en espera de recorrer el camino en busca de su destino.

Para esta temporada de 1934-35, la Nacional había decidido sustituir los campeonatos regionales por los mancomunados. Galicia empieza jugando el campeonato unida a la región asturiana. Se abre el torneo el 16 de septiembre de 1934, enfrentándose el Celta al Oviedo en Buenavista, de donde sale derrotado por 3-0. Luego, en Balaídos, el Celta vence al Racing de Ferrol por 4-0 y en Avilés empata 3-3. Pero el irrumpe el infernal ruido en octubre del convulso tiempo en que se nos hace vivir en todo el mundo. En 1934 acontecen los penosos sucesos revolucionarios ocurridos en Asturias y en otros lugares de España, llevados a cabo por la ignorancia del ser y estar, lo que hace que se suspendan todos los partidos de fútbol. Tras la imposibilidad de desplazarse los equipo asturianos, se dejó sin efecto los partidos jugados y los clubes de Asturias y Galicia acabaron disputando torneos independientes.

La competición llevada a cabo por los equipos gallegos la juegan Celta, Deportivo y Racing de Ferrol. Es de nuevo el Celta el que se alza con el título de campeón gallego al perder solo un partido de los dos jugados contra el Deportivo (2-0) en Riazor, cuando en Balaídos habían vapuleado por 9-2 al equipo coruñés. Y el 2 de diciembre de 1934, con las lágrimas extendidas por casi toda España por los sucesos acontecidos bajo las negras nubes que presagiaban otros más largos y terribles, comienza la competición liguera de esta temporada. Se abre jugando en Balaídos contra el Avilés, al que los célticos derrotan por el escandaloso tanteo de 12-2. La Liga se salva con nueve victorias, dos empates y tres derrotas, proclamándose campeón por encima de Valladolid, Gijón, Avilés, Nacional de Madrid, Deportivo, Baracaldo y Racing de Ferrol.

El Celta, junto con Hércules de Alicante, Osasuna de Pamplona, Murcia, Sabadell y Valladolid, se clasifica para jugar la Promoción de ascenso a Primera División. El Hércules de Alicante se proclama campeón y asciende a División de Honor. Mientras que el Celta pierde, una vez más, el horizonte de poder encuadrarse en ella, como es el deseo de todo celtismo y de Enrique Macías, el socio que una vez más se tiene que refugiar en la escena del teatro aficionado para poder olvidar las penas que le produce el Celta, un club que busca sus horizontes perdidos temporada tras temporada.

Perdida la nueva oportunidad de ascenso a Primera División, el 19 de mayo de 1935 el Celta participa en el Campeonato de España frente al Sabadell, al que vence por 4-3. Pero al ser derrotados en el partido de vuelta en la Creu Alta por 5-0, queda también eliminado del torneo nacional de Copa. Y el 9 de junio de 1935, en los salones del extinguido "Danubio Azul", donde hoy se alza el suntuoso Fraga, se verifica la asamblea céltica de fin de temporada. Se nombra presidente a Luis Legerén y para ocupar los demás cargos a José Reboreda, José Grobas, Manuel G. Montero, Pedro Braña, Adolfo Quirós, Cesáreo González y Joaquín Fontán. Pero estos directivos declinan tal honor, por lo que se tiene que celebrar una nueva asamblea el 30 de junio, en la que se nombra una comisión integrada por José Curbera, Cesáreo González y Joaquín Fontán, los cuales quedaron en buscar una solución a la difícil situación económica del club.

La temporada se cierra con un partido a beneficio de la familia del guardameta del Ciosvín Roque, muerto a consecuencia de la lesión sufrida en una jugada desgraciada en el campo de La Florida, en un partido contra el Erandio -recibió un fuerte golpe en el riñón y acabó falleciendo días después de insuficiencia renal-. Al Oviedo se marcha José María Peña, que deja de ser entrenador del Celta.