"El Gran milagro" en la temporada del Celta se produjo contra el Villareal. El segundo ya se parece más a un milagro pedido en rogativa, llevada por un desbarajuste defensivo y en el juego de la Real Sociedad. El tercero fue contra el Girona, en una excursión de amigos, en la que practicaron cómo se pueden producir estos milagros en el fútbol. Y el cuarto, del que se aprovechó el vendedor de "humo" del entrenador céltico, aunque en este último fuera acompañado por esas "rachas" del viento del norte, tan gallego, que los de Balaídos llevaron, por momentos, a Cornellá. Pero milagro, al fin y al cabo, tal como se desarrolló la "ventisca del norte" gallego, con la que, solo a ratos, envolvió a un Español que desde este entonces también merece estar en el "batallón" de los torpes, y no en el que se encuentra acomodado. Lo cual no podemos considerarlo un milagro más, sino una de tantas injusticias que se dan en el fútbol.

Vergonzosa fue la actuación frente al Leganés en la que, ¡durante noventa y ocho minutos!, ninguno de los dos equipos tiró ni una sola vez a gol. Sólo Aspas, al quedarse solo ante el guardameta, picó la pelota que sacó un defensa debajo mismo de los palos, cuando se cantaba el milagro del gol, ¡sin tirar un solo disparo a la portería!. Debió de ser tanto el bochorno que el Cristo de la Victoria no quiso seguir haciendo más milagros. Por lo que me temo que, como no se le agradecen como se lo hay que agradecer, no quiera hacer ningún otro más. Y si no hay más milagros, no hay salvación y tampoco humo que vender, por lo que le recuerdo, señor Escribá, que su postura de aceptar lo inaceptable, como es acomodarse confortablemente a lo que pueda favorecerle para continuar en el cargo, y su palabrería de vender humo, en vez de realidades, no es la más adecuada para un entrenador que tiene que despertar a su equipo. El ejemplo a seguir es el del joven entrenador del Huesca, a pesar de su poca experiencia en estas líderes, que marca la diferencia con el "teatro" del que hace gala el entrenador del Rayo. Que aún siendo efectivo, no lo es en la medida que debe serlo, si fuera nuevo en el cargo de entrenador, como lo es usted en el Celta.