La guerra civil que desde hace meses enfrenta al Celta y al Concello vivió ayer un nuevo episodio a cuenta de la renovación de las butacas de la Grada de Río Bajo, cuyas deficiencias han desatado un encendido cruce de acusaciones entre ambas instituciones, que se culpan mutuamente del problema. El detonante de esta nueva batalla institucional se produjo después de que el club escenificase los defectos de los asientos con un grupo de representantes de las peñas, que se quejaron públicamente del insuficiente espacio entre las filas de las butacas y censuraron su incomodidad y escaso tamaño.

El Consistorio, a través de un comunicado firmado por Francisco Javier Pardo, concejal de Fomento y Servicios, reconoce deficiencias en 338 de las 5.800 asientos de la grada que promete subsanar, pero reprocha al club su "actitud obstruccionista" . Recrimina en concreto el ayuntamiento vigués al Celta que se haya desentendido de la reforma del estadio "abandonando la asistencia a las comisiones de seguimiento" y haya hecho caso omiso a los tres ofrecimientos de reunión que remitió al club para tratar in situ la instalación de los asientos los días 29 de mayo y 3 y 4 de junio. Según el Concello, el club dio también la callada por respuesta a las comunicaciones que le remitió para la valoración de la distancia entre los asientos.

"A la vista de la nula colaboración y comunicación por parte del Celta, el Concello inició la instalación de los nuevos asientos de Río Bajo en las condiciones que perfectamente conocía del club, ya que como administración pública está obligada a seguir los trámites legales que establece la normativa contractual", señala el Consistorio. Y agrega: "La actitud obstruccionista del Celta no va a impedir que el Concello continúe mejorando el estadio".

El Celta, mientras, recuerda al Concello que está desde hace varios años al margen del plan de reforma del estadio, "cuando comprobó y sufrió el incumplimiento sistemático de fechas y proyectos", califica de "desastrosa" la actuación y le exige al Concello que "rectifique y ofrezca soluciones". En un beligerante comunicado de repuesta, el club celeste manifiesta su "incredulidad" por la forma en que el Concello "quiere eludir su total y absoluta responsabilidad en la incalificable reforma de Río Bajo", remodelación que califica de "inadmisible" por "el perjuicio que causa a abonados y aficionados".

La entidad que preside Carlos Mouriño considera asimismo "inadmisible" que el Concello "trate de culpar al club de su desastrosa actuación, alegando que en su momento le presentó el proyecto de reforma como única respuesta a la exigencia de que subsane las deficiencias detectadas".

El club vigués expresa también "su profunda preocupación e indignación por la disposición, diseño y tamaño" de las butacas y le recuerda que "nada más comprobar tan desastrosa actuación" remitió al Concello un escrito solicitando que se subsanase el problema.

El Celta carga especialmente contra el espacio entre las filas de los asientos, que califica de "absolutamente insuficiente para garantizar la comodidad mínima para el abonado" y le recrimina también que se haya reducido el número de butacas y se haya cambiado su disposición, lo que obliga a la reubicación de un gran número de abonados. "El club desea, que por el bien de los abonados y aficionados celestes, los responsables de esta lamentable actuación rectifiquen y ofrezcan soluciones", remacha.