La colocación de las butacas en la grada de Río Bajo en Balaídos ha abierto un nuevo frente entre el Concello de Vigo y el Celta. El escaso espacio entre filas ha hecho que el club tache de "incalificable" la reforma acometida por el Concello. Reprocha que la separación horizontal es insuficiente para garantizar la "mínima comodidad" para los aficionados. Además, señala que se ha reducido el número de asientos y cambiado su disposición, lo que obliga a la reubicación de una gran cantidad de abonados.

Por su parte, el Concello asume que existen unos 338 asientos -de los más de 5.800 instalados- pendientes de que el contratista subsane las deficiencias en la separación entre filas. Sin embargo, afea al club las críticas sobre una obra para la que mostró "nula colaboración".

En este sentido, el Concello explica que hasta en tres ocasiones entre el 29 de mayo y el 4 de junio trató de concretar con el Celta aspectos sobre la colocación de las butacas. En esas comunicaciones, además, se indicaba expresamente la distancia entre filas propuesta para su valoración e incluso se sugirió una reunión in situ en la grada para apuntar cualquier consideración al respecto, pero no obtuvo respuesta del club.

Ante la actitud del Celta, el Concello decidió iniciar la instalación de los asientos, si bien es cierto que, puntualiza, la obra no ha finalizado e insiste en que esas 338 butacas con un margen insuficiente están pendientes de modificación por parte del contratista.

Mientras el Concello reprueba la "obstrucción" del Celta a las obras, el club le replica que lleva varios años absolutamente al margen de estas actuaciones. Pese a desvincularse de estas obras, sí se ha sentido con la potestad de solicitar mediante un escrito que "se subsanen y corrijan de inmediato las deficiencias detectadas".

La polémica está servida y viva en las redes sociales, donde algunos sectores de la afición han dejado constancia de su malestar. El propio club invitó a peñas al estadio para que pudiesen comprobar por sí mismos el resultado de esta actuación que forma parte del conjunto de obras por valor de 40 millones de euros que está acometiendo el Concello en colaboración con la Diputación mientras el Celta mantiene su idea de un nuevo estadio en Mos asociado a un gran centro comercial.