Santi Mina ha realizado sus primeras declaraciones a través de una entrevista ofrecido a los medios oficiales del club. El jugador vigués habla breve pero abiertamente del enfado de una parte de la afición por la forma en que se fue al Valencia y entona el mea culpa. Se siente querido y quiere demostrar que el Celta sale beneficiado de su intercambio con Maxi Gómez. "Esta va de verdad de corazón", asegura, empleando el lema de la campaña de abonados.

"Principalmente es un orgullo volver a casa, volver a Balaídos. Son sentimientos increíbles", comenta el jugador. "Después de cuatro años fuera de mi casa ver el cariño con el que me siguen tratando aquí en Vigo tanto la gente como los excompañeros hizo mucho para tomar esta decisión. Al final un jugador lo que quiere es sentirse arropado, necesita sentir ese cariño. Lo he notado durante todos estos años que no he estado en Vigo. Es un orgullo y un placer volver a vestir la camiseta del Celta".

Confirma la importancia que las relaciones personales han tenido en su regreso: "Mi mejor amigo de toda la vida, que es Rubén, está aquí. Cuando venía en algún parón de Liga cenábamos con Costas, Hugo. A Iago también me lo he encontrado alguna vez, también he coincidido con Iván Villar. Es bonito reencontrarme con ellos y compartir vestuario. Ahora también está Denis, con el que mantengo muy buena relación. Va a ser muy importante".

"En parte entiendo a la gente que se haya molestado", indica, recordando las críticas y los pitos que recibó cuando regresó a Balaídos con el Valencia. "Un chico que llevaba nueve o diez años en el club, que se fuese de esas formas, no era lo más ético ni la mejor forma de haber hecho. Yo lo asumo. Vuelvo a ser jugador del Celta y tendré que demostrar dentro del campo y tendré que cambiar esos pitos que había alguna vez por aplausos".

Pese a la calidad de los refuerzos que se están haciendo, Mina pide serenidad al entorno y al vestuario: "Tenemos que ser conscientes de que, por mucho que nos llamemos tal o cual, al final hay que salir al campo y esforzarse todos los domingos al máximo. Al final, con la calidad que cada uno tiene, si lo damos todo, los resultados van a llegar".

Se imagina ya jugando de celeste en Balaídos: "La cabeza te da vueltas. Ese sentimiento de volver a casa, de volver a ver esta afición, del primer partido, que además es contra el Real Madrid. Va a ser emociones muy fuertes, pero hay que saber llevarlas. Para mí será especial porque vuelvo a casa y vuelvo a vestir esta camiseta".

"El futbolista es ambicioso. Soy de aquí. El interés que han mostrado tanto el presidente como Antonio (Chaves) como toda la directiva es un orgullo y es un reto personal también", valora. "Quiero demostrar que no se han equivocado, que el Celta ha salido beneficiado de este traspaso. En mi mano está entrenar todos los días. Esto es un sentimiento que de verdad va de corazón porque yo de verdad siento el Celta. He nacido aquí y he estado aquí desde los nueve años".