A Jorge Saénz se le había adjudicado en apariencia un papel secundario en el intercambio entablado por Celta y Valencia; una especie de complemento, a la sombra de Santi Mina y Maxi Gómez, empleado únicamente para abaratar la aportación en metálico que realiza el club che -será de 14,5 millones fijos más 1,5 en función de ciertas variables-. Pero es Jorge Sáenz un elemento básico en la operación, que está casi completa pero que se ha encasquillado en las últimas horas. El Celta da por buenos sus afanes. La inclusión de Sáenz en el negocio no se ha producido a regañadientes o por casualidad. En Príncipe están absolutamente convencidos de su calidad. Aunque carezca de experiencia en Primera División, confían en que proporcione rendimiento inmediato.
La maniobra más compleja que haya tenido que afrontar el Celta en tiempos modernos seguía ayer abierta. Santi Mina se encuentra en Vigo hace días, esperando su presentación oficial, que iba a producirse el sábado por la tarde y ha sido aplazada. A Jorge Sáenz también se le supone en la ciudad olívica, dispuesto a pasar las pruebas médicas. Ambos deberían incorporarse de forma inmediata al trabajo a las órdenes de Fran Escribá. En Valencia creen que Maxi Gómez, tras arreglar su contato con el club levantino, ha vuelto a Uruguay a apurar sus vacaciones.
Ni siquiera la retirada del West Ham del escenario, tras amagar con pagar la cláusula de Maxi Gómez, ha clausurado el relato. Son días de incertidumbre y vigilia en el Celta, con continuos vaivenes en un asunto que implica a tres jugadores con sus salarios, dos traspasos, una cesión, numerosas cláusulas y otros clubes implicados de manera colateral: miembros de Defensor, que se había quedado el 20% de Maxi cuando lo vendió al Celta, estuvieron ayer en Mestalla. El Tenerife se quedó con el 50% de Jorge Sáenz cuando arregló su pase al Valencia en el pasado mercado invernal.
Sáenz ha tenido que asimilar en poco tiempo un giro radical en su carrera. Dispuso de cuatro meses para completar la campaña con el equipo de su vida. Contaba después con competir por un puesto a ojos de Marcelino. De repente se ha visto involucrado en una cesión también intrincada: por dos años, con opción de compra del Celta y de recompra del Valencia. El representante de Sáenz ha querido incluir también una opción de liberación a la conclusión de la primera campaña.
Puede sorprender en principio que Felipe Miñambres haya aceptado la inclusión de una cesión, una fórmula de la que el Celta se ha ido distanciando conforme ganaba músculo financiero. Es raro además en este tramo del mercado, todavía ajeno a las gangas que los grandes pueden ofrecer a última hora; y para una demarcación bien cubierta con Araújo, Costas y Aidoo, con margen de maniobra para buscar la cuarta pieza. Pero es que en la dirección deportiva del Celta apuestan con firmeza por Jorge Sáenz. "Es muy bueno", se dice en los despachos.
Sáenz se incorporó a corta edad a la cantera del Tenerife a la estela de su hermano mayor Germán, un delantero que también debutó en el primer equipo chicharrero, pero que ha hecho carrera en Segunda B (Guijuelo, Murcia, Cartagena, Logroñés, Mérida, Ibiza, Jumilla).
Jorge, en cambio, se asentó con fuerza en el Tenerife desde que Álvaro Cerveza lo hiciese debutar con 18 años. Solo Raúl Agné le discutió la importancia. A sus 22 años ha acumulado 104 partidos en Segunda División. La afición tinerfeña lo ha declarado el mejor jugador de la pasada temporada. Ha sido internacional desde la categoría sub 17; de la convocatoria para el reciente Europeo Sub 21 se cayó a última hora. Central de 1.92, con dominio aéreo, buena velocidad, manejo de balón y desplazamiento en largo, se le supone capacidad de adaptación a la posición de mediocentro defensivo -como alternativa a Okay-. En Tenerife destacan su carácter humilde y su madurez. En el Celta creen en él.
