Fichaje temprano, espera tortuosa y presentación feliz de Gabriel Fernández, el "Toro". El ariete, parco ante la prensa y desenvuelto con la afición, admite la comparación con Maxi Gómez y acepta el reto de igualar la producción anotadora de su compatriota: "Nada me lo impide. Está todo en mis manos".

El "Toro" fue con mucha antelación el primer fichaje de la temporada 2019-2020. Felipe Miñambres lo cerró con Peñarol en el mercado de invierno, a cambio de cuatro millones y de dejarlo cedido hasta la conclusión del ejercicio europeo. Su incorporación, sin embargo, ha pendido de un hilo. El 29 de diciembre había atropellado a una joven, Romina Fernández, que ha quedado en estado vegetativo. El proceso legal incluyó en un determinado momento la retirada de su pasaporte. Hasta el pasado 24 de junio los representantes legales del jugador y de la familia de la atropellada no acordaron la indemnización (por 800.000 dólares) que ha permitido la mudanza. Gabriel Fernández rechaza comentar lo sucedido: "Hablo de temas futbolísticos, nada más".

Por otra parte, el ariete vivió desde Montevideo el riesgo de descenso del Celta a Segunda División. "Cuando nosotros entrenábamos allá, acá jugaban, y no podía mirar los partidos en directo pero estuve pendiente", confiesa sobre ese vaivén emocional que lo tuvo "un poco de bajón porque había momentos que las cosas no se daban; se empezó a dar todo, me puse en ánimo y terminó bien por suerte".

María José Táboas representa al consejo de administración en la mesa de presentación. Borja Oubiña asiste por parte de la dirección deportiva ("A veces se dan situaciones que no cuadran. Le gustaría estar aquí", disculpa el vigués a Felipe Miñambres). El presidente, Carlos Mouriño, asiste al acto desde la primera fila flanqueado por Pedro Posada y Fernando Rodilla.

"Esperamos crecer juntos, él como jugador y persona y nosotros como equipo. Esperamos que nos llene de satisfacciones y de goles", discursea Táboas. Oubiña glosa sus cualidades: "Gabriel es un futbolista muy potente, un referente, pero con cierta movilidad, muy buenos desmarques cerca del área y mucha capacidad de remate".

El jugador, de físico rotundo, se muestra escaso en el parlamento: "Gracias al Celta por haber confiado en mí. Espero triunfar como muchos y dar lo mejor de mí para poder lograr todo". Analiza el salto que le toca dar: "Lo noto un poco más rápido el fútbol europeo. No hay que esperar nada, la idea es adaptarse rápido e ir a la altura de mis compañeros".

Aunque humilde en el tono, entiende las comparaciones con Maxi Gómez. "Sí que tenemos un parecido, Maxi es corpulento también, es grande. Yo soy un poco parecido al sistema de él, tengo bastante movilidad". Y no renuncia a igualar las cifras de su compatriota -ambos, productos de la cantera de Defensor-. "Estoy muy motivado de poder lograrlo. Nada me lo impide. Está todo en mis manos, depende de mí mismo llegar a hacerlo", indica. Matiza: "No sé si marcarme una cifra de goles, pero seguro que voy a dar todo por el Celta y eso lo iremos viendo partido a partido".

Fernández compartió vuelo desde Uruguay con Olaza. "Me dijo que me va a ir muy bien. Me comentó que la ciudad era linda, tranquila; no es como allá que vas caminando a veces y la gente es estorbosa, acá es más tranquilo todo".

El Toro no desperdó la expectación de Denis Suárez, que había congregado a 3.500 aficionados en Balaídos. Él llevo a 550; alguno con casaca de Peñarol. El céltico repartió balones -improvisó un concurso de ruido para decidir a qué lado de la grada enviaba uno de ellos- y se vació en la firma de autógrafos.