El Celta ha realizado esta tarde la presentación oficial de Gabriel Fernández, apodado 'Toro', delantero cuya contratación se cerró el pasado mes de enero pero que ha tardado en completarse por diversas cuestiones. Fernández firma por cinco temporadas.

Fue en el pasado mercado de invierno cuando el club céltico acordó con Peñarol el fichaje de Gabriel Fernández a cambio de 4 millones de euros. Las dos entidades acordaron que el ariete se quedase cedido hasta la conclusión de la temporada en Europa.

En este tiempo de espera corrió peligro la permanencia del Celta en Primera División, lo que podría haber aplazado el desembarco inmediato del 'Toro'. Pero el principal suceso fue que el jugador atropelló a finales de diciembre a Romina Fernández, una joven que ha quedado en estado vegetativo. Los servicios legales de la familia de Romina Fernández y de Gabriel Fernández no alcanzaron un acuerdo sobre la indemnización (800.000 dólares) hasta hace escasas semanas, acuerdo que ha permitido que el jugador recibiese el permiso legal para abandonar Uruguay.

El presidente del Celta, Carlos Mouriño, asistió a la presentación del delantero acompañado de sus consejeros Pedro Posada y Fernando Rodilla. En la mesa de presentación Gabriel Fernández estuvo flanqueado por María José Táboas por el consejo y por Borja Oubiña por parte de la dirección deportiva.

Oubiña disculpó la ausencia de Miñambres, "por situaciones", y comentó: "Es un futbolista muy potente, un referente pero con cierta movilidad, buenos desmarques cerca del área y capacidad de finalización".

"Gracias por haber confiado en mí", declaró el ariete, que promete "dar todo para triunfar". Reconoce: "El fútbol europeo es un poco más rápido. Tendré que adaptarme rápido y estar a la altura de mis compañeros".

Ya que posible sustituto de Maxi, confirma: "Tenemos un parecido, es corpulento también, es grande". Y se negó a hablar de la situación legal que tuvo en vilo su incorporación: "Hablo solo de lo futbolístico". Sí reconoce que estuvo muy pendiente de los problemas clasificatorios del Celta, con momentos de "bajón" y la felicidad final de que su próximo equipo hubiese conseguido la permanencia.