Como acontece siempre en fútbol, cuando unos nuevos directivos se hacen cargo de un club y toman una decisión importante de cara al futuro -lo mismo que hacen los jugadores cuando disputan su primer partido-, creen que la historia de ese equipo comienza ese mismo día con ellos. Luego no tienen reparos ni escrúpulos en negarla o tergiversarla para alejarse de ella. Esto fue lo que le empezó ocurriendo al Celta en la temporada 1929-30. Una mala decisión de la nueva directiva tiró por la borda siete años de dominio casi total del fútbol gallego por parte del Celta al no querer jugar en la creada y nueva Tercera División. Se reorganizó el equipo para seguir siendo fuerte en el fútbol gallego, olvidándose de que el futuro estaba en las nuevas competiciones creadas por la Federación Nacional de Fútbol. Los nuevos elementos célticos fueron presentados al entrenador Moncho Encinas en el estadio de Balaídos el día 2 de septiembre de 1929. Los que firmaron la cartulina fueron Lilo, Eliseo, Cabezo, Hermida I, Pazos, Hermida II, Vega, Paredes, Crusat (fichado del Arosa), Carbó, Villar, Puga, Nicha, Reigosa, Losada, Rogelio, Valcárcel, Gestoso, Polo y Armando. No firmaron la cartulina Guevara y Pasarín; el primero, por desestimar la directiva, por el momento, sus pretensiones; Pasarín, uno de los hombres más emblemáticos del fútbol vigués, tanto con el Fortuna como con el Celta, decide marcharse al no poder el cuadro vigués igualar la oferta que le había hecho el Valencia.

El 8 de septiembre se celebra un partido de homenaje a Queralt contra el Deportivo, que vence al Celta por 2-1. Se alinea a Piñeiro, del Alondras de Cangas. Gusta tanto su actuación que el Celta lo enrola en sus filas para la nueva temporada; la que el Celta comienza oficialmente el 22 de septiembre de 1929, ya con su elástica azul marino y la cruz de Santiago en su escudo. Se enfrenta en su primer partido, en Balaídos, al Eiriña pontevedrés, al que derrotó ampliamente por 6-1. Se encajó una sola derrota, sufrida por 2-1 en Riazor ante el Deportivo de La Coruña, al que antes ya se había vencido en Balaídos por 5-3. El Celta se volvió a clasificar como campeón de Galicia, tras resultados como el 1-8 contra el Unión Sporting, con el cual se inauguró el campo de La Florida. Y el 11-1 que le infligió al Emdem coruñés, cuyo partido se jugó en Betanzos.

A la conclusión del Campeonato Gallego, la Federación Española invita a tomar parte al Celta en el torneo de Liga de Tercera División, que está próximo a comenzar. Reunida la directiva, ésta se ratifica en su decisión de no participar por entender que si participa en dicha competición sería tanto como repetir el campeonato regional que había vuelto a ganar. El Celta dedica el resto de la temporada a jugar partidos amistosos, en espera del Campeonato de España. Lo inicia jugando en Balaídos el día 6 de abril de 1930 contra el Valencia. Saca una ventaja de dos tantos, que en Mestalla los valencianos desbordan, dejando al Celta al margen de la competición. Otra vez se rellenará el calendario con amistosos.

Las tres divisiones del fútbol nacional comenzaban a tomar cuerpo, mientras que los campeonatos regionales iban perdiendo en importancia, lo que hace que antes de que finalice la temporada la dirección céltica se reúna el día 22 de junio de 1930 para acordar, entre otras cosas, el nombramiento de los nuevos directivos: Josefino López Valeiras, vicepresidente; Adolgo García Veiga, tesorero; José Grobas, vocal. También se solicita en julio a la Nacional que deje sin efecto su descenso a la Tercera División de la Liga, permitiéndole seguir jugando en Segunda División. Ante la actitud contraria de los clubes de Tercera, sobre todo de los delegados del Cartagena y del Baracaldo, el delegado del Celta, Grobas, retiró la solicitud en la reunión de la asamblea nacional.

También es en este año de 1930 cuando el Celta tendrá que afrontar su futuro sin uno de sus grandes paladines, principal promotor, junto a Handicap y Baliño Ledo, de la fusión del Fortuna y Sporting Vigo: Pepe Bar fallece. El celtismo lo quiso recordar para siempre con un busto que se alzaba en el interior del estadio, justo debajo del palco presidencial, por donde salían los equipos al terreno de juego. Más tarde, lo que confirma el poco respeto y agradecimiento que se les tiene a los que realmente han forjado la historia de este club, fue trasladado a un rincón del estadio, como si se pretendiese ocultar que había sido uno de los tres grandes que habían gestado el nacimiento del Celta. Siempre sucede con los ignorantes de la historia celeste, piensan que la historia de este casi centenario club comienza con ellos. Por eso la esconden, para que nadie pueda ni verla ni conocerla, como si se avergonzaran de ella, y solo se pueda saber y recordar la historia en la que ellos han participado. Normalmente para ensalzar su gestión, que casi siempre es una gestión de fracasados. Pero, eso sí, con historia o sin historia, siempre presumen de ser los más celtistas. ¡Qué pena y tristeza dan todos ellos desde lo alto, desde donde los miran los que de verdad son los forjadores de esa historia y quieren al Celta!

También por este entonces el delegado del Atlético Madrid, señor Urquijo, que se encontraba en Vigo, consiguió el traspaso del interior céltico Losada, por el que el Celta percibió la cantidad de 30.000 pesetas y 8.000 el gran jugador pontevedrés. Y como cierre definitivo de temporada, el gran Moncho Polo fue objeto de un nuevo homenaje, en el cual el Celta se enfrentó al Athletic de Bilbao, a la sazón campeón de España, con sus grandes estrellas como Blasco, Urquizu, Iraragorri, Unamuno, Bata y Gorostiza. El Celta se vio reforzado por Pasarín, ahora del Valencia, Fariña, del Deportivo, por el pontevedrés Edelmiro y el coruñés Chacho. El 10 de septiembre de 1930, antes de que se iniciase la temporada 1930-31, el presidente del Celta, don Alfredo Escobar, presenta la dimisión de su cargo, que no se le acepta.