El gol ha llevado a Iago Aspas a la selección y en ella se ha mantenido gracias a su acierto rematador, pues ninguno de los tres seleccionadores que ha tenido ha sabido apreciar el fútbol que atesora el moañés más allá de sus remates. Aunque nadie olvida el que enganchó en el estadio de Wembley a los pocos minutos de debutar con la Roja. Escorado a la derecha, le ganó el pulso a su marcador, Rose, y se perfiló para rematar con la izquierda. El balón entró por el palo largo, pegado a la escuadra de la portería de Hart. El tanto del moañés dio la vuelta al mundo por la belleza de su ejecución, pues se trataba de un partido amistoso. También brillaría meses después en el Bernabéu en otro partido amigable, frente a Argentina. El céltico anotó un tanto y dio tres asistencias, a pesar de entrar en la segunda mitad. Además, aprovechó los minutos finales del duelo frente a Marruecos en el Mundial de Rusia. España necesitaba al menos un empate para clasificarse para la siguiente ronda. El gol de la igualada lo anotó Aspas de espuela. Otra acción para la eternidad.