El Celta se ha resignado a que va a tener que rascarse el bolsillo en la contratación de la media docena de futbolistas con que el club vigués se propone fortalecer su plantilla para evitar los apuros clasificatorios vividos el pasado curso. La dirección deportiva busca este verano jugadores contrastados y no precisamente baratos, pues busca tres atacantes y el gol se paga caro en Primera División. Tampoco los centrales -el Celta busca dos- resultan tradicionalmente asequibles.

Los responsables del club sospechan que este verano puede batirse el récord de inversión en fichajes establecido la pasada temporada en 27,5 millones de euros con la contratación de cuatro futbolistas: Fran Beltrán (8,5 millones), Néstor Araújo (8), Okay Yokuslu (6) y Mathias Jensen (5), ya que tanto David Juncà, que llegaba libre, como Sofiane Boufal, cedido por el Southampton, se incorporaron al equipo sin coste alguno para las arcas del club.

El Celta ya ha desembolsado alrededor de 3,5 millones -la cifra concreta no se ha dado a conocer aún- por el 80 por ciento de los derechos federativos del delantero uruguayo Gabriel, el Toro, Fernández, que vestirá de celeste por las próximas cuatro campañas.

El siguiente en caer puede ser el vigués Santi Mina, cuyo fichaje puede superar el récord histórico de inversión establecido hace casi dos décadas por Hernrique Guedes, Catanha, por quien el Celta llegó a pagar al Málaga 15 millones de euros. La venta de Maxi Gómez, que el club da por segura, proporcionará por otra parte, al club liquidez para abordar con mayor desahogo las incorporaciones que necesita. La carestía del mercado, que este verano va a moverse más que otros años, contribuirá también a incrementar el desembolso económico.

El incremento de la inversión en fichajes del Celta ha sido una constante desde el último ascenso del conjunto vigués a Primera División en junio de 2012. En aquella primera temporada de retorno a la élite fubolística la dirección deportiva que encabezaba Miguel Torrecilla desembolsó apenas 2,8 millones en contrataciones. El mayor desembolso se realizó en el fichaje de Augusto Fernández. El Celta compró por 1,6 millones el 50 por ciento de los derechos del centrocampista argentino. El danés Michael Krohn-Dehli costó 800.000 y el defensa central Samuel Llorca otros 400.000. El resto de las incorporaciones, el portero Javi Varas, el central Gustavo Cabral y el delantero coreano Park Chou Yong llegaron a préstamo.

La inversión estrella el siguiente curso fue Nolito (vendido luego por 18 millones). El Celta pagó 2,7 millones por el 70 por ciento de los derechos del sanluqueño, que posteriormente adquirió al cien por cien. El resto del gasto se lo llevó Charles Dias, que el Celta adquirió pagando el millón de euros que estipulaba su cláusula de rescisión. Andreu Fontás llegó cedido con opción de compra y Rafinha y Aurtenexte fueron prestados (sin posibilidad de compra) por el Barça y el Athletic, respectivamente.

La llegada de Eduardo Berizzo al banquillo de Balaídos cambió las cosas porque se repitió la inversión de 3,7 millones. El Celta ejecutó la opción de compra de Fontás por un millón de euros y pagó 900.000 euros por Radoja y 1,8 por el Tucu Hernández. Larrivey, Sergi Gómez y Carles Planas llegaron libres.

El retorno de Iago Aspas, a quien el Celta recuperó por 5,5 millones dos años después de venderlo por 9, fue el fichaje estrella del siguiente curso, en el que también llegaron Wass (3 millones), Dejan Drazic (1,5) y John Guidetti (libre).

La clasificación para la Europa League coincidió curiosamente con un descenso en la inversión de fichajes. Llegaron Sisto (5), Naranjo (1) y Álvaro Lemos (300.000), mientras que Rossi vino cedido y Facundo Roncaglia, libre.

Hace dos temporadas, tras la marcha del Toto, el Celta volvió a rascarse el bolsillo con una inversión entonces récord de 26 millones: Emre Mor costó 13, Stanislav Lobotka 5, y Maxi Gómez y Jozabed 4 cada uno.