El Celta B certificó la permanencia tras derrotar al Alcoyano en el tiempo de descuento en una jugada de Sergio Bermejo, que fue dejando jugadores locales en su carrera, pleno de fuerza y calidad, para acabar asistiendo a Manu Apeh en el interior del área para que el ariete empujase a placer al fondo de las mallas. Un gol glorioso, el de la permanencia, el de la madurez para un conjunto vigués que resistió el agobio del Alcoyano tras el 1-0 de Barreiro, la presión de la grada, un arbitraje con muchas lagunas. Se quedan en Segunda B los de Albés tras una tarde para la historia de la cantera celeste.

Los locales salieron con mucha fuerza en busca de la remontada, ayudados por el calor sofocante de las seis de la tarde en El Collao. Rubio ponía a prueba a Iván Villar nada más comenzar, atajando el arquero vigués en dos tiempos, y poco después un testarazo de Lino se iba fuera por muy poco.

El Celta B supo resistir bien este cuarto de hora inicial de fuerte presión de los alicantinos, y así la primera llegada destacada del equipo de Rubén Albés tenía como protagonista a Pastrana, cuyo disparo se perdía desviado. El Alcoyano no cejaba en su empeño, con llegadas más directas mientras en la medular se imponía cada vez de manera más evidente la superioridad técnica del filial vigués, y así Rubio a los 17 minutos disponía de un disparo en buena posición, ya dentro del área, pero fue bien taponado por la zaga céltica.

A medida que pasaban los minutos, el equipo celeste -ayer con uniforme oscuro de pies a cabeza- iba tocando mejor en la zona ancha, triangulando y basculando bien hacia las bandas. Así, en una entrada de Bermejo en el área el visitante acababa cayendo ante el central Hermosa, pidiendo penalti sin premio los jugadores del Celta B.

Ante este mejor juego del Celta B, el Alcoyano acababa desquiciándose cometiendo más de una falta evidente, en tonos naranjas que el colegiado atenuaba hacia el amarillo, o ni siquiera eso. Álex Serrano probaba en un tiro de falta que se perdía muy cerca del poste, cantando gol más de uno por el efecto óptico, y apenas un par de minutos después de nuevo Serrano lanzaba con peligro a balón parado, esta vez su falta moría en los brazos del meta Bañuz.

Pasaban los minutos, y aunque al Alcoyano se le veía más nervioso, un balonazo en largo llegaba a Lino, quien se iba en velocidad y chutaba desde el vértice del área, despejando con apuros Iván Villar. Y al minuto, la respuesta viguesa en un pase en largo sobre Iban Salvador, quien se fue en solitario pero su toque sutil acababa en córner tras un desvío del meta Bañuz en su salida, y con algo de fortuna. Después lo intentaría Apeh, con una buena diagonal culminada con un chut defectuoso, acabando el primer acto con susto, un testarazo del local Rubio que se iba alto por muy poco.

El segundo acto comenzó con mucho ritmo y con brusquedades en el césped. Taponaba bien el Celta B una peligrosa falta en la frontal chutada por Hermosa, y poco después era el lateral Barreda el que enviaba fuera por poco. Era lógica la salida intensa de los de Mario Barrera, refugiándose el filial vigués en sus cuarteles de invierno.

El lateral Sergio avisaba con una gran penetración en velocidad que sacaba la defensa local a córner en la primera opción viguesa. El técnico local era expulsado por sus protestas al colegiado y de nuevo alguna entrada de los locales bordeaba la tarjeta roja, como una aparatosa acción de De Lerma.

Pero el Celta B iba creciendo a medida que pasaban los minutos, sólido en defensa -maravillosos los dos centrales- y con carácter a la hora de generar juego y de llegar ante Bañuz. Probaba Iban Salvador una volea espectacular en la frontal que atrapaba el cancerbero Bañuz con respuesta local en un testarazo de Hermosa que se iba desviado y en un disparo lejano, muy potente, del recién entrado Óscar Díaz que se estrellaba ante el muro Iván Villar, paradón y esférico al saque de esquina.

El Alcoyano se volcaba a la desesperada buscando el tanto que igualara la eliminatoria, pero en las pérdidas de balón locales salían los jugadores vigueses como flechas. Una escapada de Apeh acababa con falta flagrante de Ruso que, de nuevo, el trencilla dejaba en amarilla, decisión más que dudosa. El tiro de falta de Serrano salía alto por muy poco.

Los nervios campaban en un graderío de El Collao repleto hasta la bandera y que empujaba a los suyos al menos para forzar la prórroga. De nuevo Óscar Díaz ponía a prueba la valía de Iván Villar con un potente zapatazo que el arquero de los visitantes sacaba con apuros, apenas a dos minutos del noventa.

Se entraba en el añadido, siete minutos nada menos, con todo el nervio del mundo en ambos banquillos y en ambas aficiones. Avisaba Pastrana en la enésima contra clara, pero su chut lo salvaban entre Bañuz y el larguero, prólogo esta acción de la maravillosa jugada de Sergio Bermejo para que Manolito Apeh empujara el gol decisivo al fondo de las mallas. Euforia celeste, el filial se queda con todo merecimiento en la categoría de bronce.