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El Celta hace sus deberes

El rigor defensivo y la pegada de Maxi y Aspas doblegan al Barça para dejar la permanencia a tiro de piedra para los de Escribá

Okay salta para tratar de alcanzar un saque de esquina. // Alba Villar

Misión cumplida. Con sufrimiento (seguramente más del esperado), doblegó anoche el Celta a la legión de suplentes con que el campeón de Liga se presentó en Balaídos. Un triunfo que deja la permanencia a punto de caramelo y que el equipo de Escribá cimentó con una gran defensa que le permitió soslayar sin grandes intervenciones de Rubén el dominio de la pelota que ejercieron durante casi todo el choque los cachorros azulgranas para llevarse en dos zarpazos tres puntos que valen un verdadero tesoro.

Sin hacer un gran encuentro, los celestes tuvieron la virtud de sobreponerse a la tensión que durante más de una hora atenazó sus piernas y conjurar solidariamente el peligro hasta encontrar el modo de desarbolar la defensa contraria con sus artilleros más fiables. Maxi, que abrió el marcador con un golazo aprovechando un excelente servicio de Boudebouz, y Aspas, de penalti, decidieron un encuentro que el Barcelona dominó sin que Rubén tuviese que lucirse.

un barça irreconocible

Ernesto Valverde desplegó como se esperaba, un once irreconocible, plagado de suplentes y con no pocos futbolistas del equipo filial. Ocho de los titulares que jugaron frente al Liverpool se quedaron en Barcelona y los tres que salieron de inicio frente a los Reds (Lenglet, Arturo Vidal y Coutinho) calentaron ayer banquillo. El cacereño presentó un equipo casi idéntico al que jugó contra el Huesca, con tres centrales en la retaguardia, aunque a diferencia de lo ocurrido en El Alcoraz el técnico blaugrana mantuvo su dibujo habitual (4-3-3) con el canterano Moussa Wague arrimado al costado derecho y Vermaelen como improvisado lateral izquierdo. El brasileño Arhur formó en medio del terreno junto flanqueado por otros dos chicos del filial, Aleñá y Riki Puig, mientras que Malcom, a la derecha, Dembelé, a la izquierda, y Boateng, en punta, integraron el tridente ofensivo.

A este bisoño Barça opuso Escribá sus mejores elementos. La novedad fue Boudebouz, que entró en banda derecha por Hjulsager, el elegido en el último partido contra el Leganés, relegando al banquillo al ya recuperado Brais Méndez, que luego actuó como revulsivo.

Lesión de dembelé

Si las circunstancias iniciales eran favorables para el Celta por las rotaciones masivas del rival, y la descomunal diferencia de lo que había en juego para ambos, la lesión de Dembelé (al que suplió Collado, otro chaval) a los cinco minutos de iniciarse el partido debería haber allanado, si cabe, más el terreno a los celestes. El Barça lo impidió. Los cachorros azulgranas reclamaron para sí la pelota y la movieron con sentido obligando al Celta a perseguir sombras.

exceso de tensión

El Celta acusó en exceso la tensión. Espeso y muy escaso de ideas, el conjunto de Escribá abusó del pelotazo y rara vez encontró el medio de asomarse a los dominios de Cillessen con posibilidad de hacer verdadero daño. Le penalizaron las constantes pérdidas de Boufal , sumamente desdibujado, en zonas comprometidas del campo y falta de criterio de Lobotka a la hora de armar la jugada. Solo Aspas, cuando conectó con la pelota, y Boudebouz pusieron algo de mordiente al juego celeste en un primer tiempo en que, sin tener ocasiones muy claras, fue el Barcelona el que dio mayor sensación de amenaza.

una sola parada

El buen desempeño de la zaga celeste, que cerró boquetes con seguridad y se multiplicó en las ayudas para conjurar el peligro, impidió a los de Valverde poner a prueba los reflejos de Rubén El mosense, de hecho, solo tuvo que intervenir (con una muy buena parada por cierto) para despejar un potente disparo de Riki Puig.

Los celestes sufrieron para ganar al área y hasta el descanso solo crearon cierta sensación en un par de peligrosos centros que la zaga azulgrana despejó con cierto apuro y un par de saques de esquina maliciosamente botados por Boudebouz que el guardameta azulgrana sacó con seguridad evitando el gol olímpico.

infortunio con el var

Definitivamente, el Celta no tiene suerte con el VAR. La revisión arbitral rara vez ha favorecido esta temporada al equipo celeste y el partido de ayer no fue una excepción con el gol anulado a Araújo por fuera de juego en el remate previo de Cabral a la salida de un córner. Un tanto que no subió al marcador y habría premiado el magnífico trabajo de la pareja de centrales celestes.

maxi se redime

Aun sin el gobierno del partido, el Celta se las compuso para cortejar el gol en una contra sabiamente conducida por Aspas. El moañés se la cedió en banda a Boudebouz, que le puso el balón en la cabeza a Maxi cogollo del área pero, con todo a favor, cabeceó fuera. No perdonó en la siguiente llegada al uruguayo, que se redimió anotando en escorzo, sin dejarla caer, un difícil centro de Boudebouz.

control de daños

El golazo de Maxi y la entrada de Brais por el errático Boufal dieron cierta tranquilidad al Celta, que acabó encontrando un aliado en el VAR con un penalti por mano en el área azulgrana que el arbitró obvió inicialmente.

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