El Celta ha recobrado la vida bajo la dirección de Fran Escribá. El técnico valenciano mejora los registros de sus dos antecesores, Antonio Mohamed y Miguel Cardoso, al sumar 1,42 puntos de media por partido. Gracias a la extraordinaria contribución de Iago Aspas, el tercer entrenador céltico en lo que va de temporada contabiliza 10 puntos en 7 jornadas. Con este balance tan positivo, el conjunto celeste ha logrado limar los cuatro puntos que le distanciaban de la salvación y elevarse con tres por encima de los puestos de descenso cuando restan cinco jornadas para concluir la temporada.

Con Escribá, el Celta ha recuperado la sonrisa y afronta con optimismo un tramo final de campeonato que se presagiaba angustioso e incluso trágico desde las posiciones de descenso que los célticos venían ocupando hasta dos jornadas atrás, antes de enfrentarse a la Real Sociedad en Balaídos, en la segunda entrega de la campaña A Nosa Reconquista que afición y club pusieron en marcha durante la visita del Villarreal. El partido contra los castellonenses supuso el punto de inflexión del cuadro vigués, coincidiendo con la reaparición de un Iago Aspas que ha contribuido a la transformación del Celta con 6 goles y 3 asistencias.

El Celta cierra la trigésimo tercera jornada de LaLiga en la decimoquinta posición, con 35 puntos. No se encontraba tan alejado de las últimas posiciones desde hace casi cinco meses, tras caer por la mínima en Anoeta (2-1). Coincidió con el estreno de Cardoso como entrenador de los célticos, después de que el club destituyese al argentino Mohamed, que obtuvo 14 puntos en las 12 jornadas que dirigió en España antes de regresar a su país. Su sustituto tuvo un arranque esperanzador y solo necesitó cuatro partidos para elevar al equipo hasta la novena plaza. La lesión de Aspas en el Camp Nou a finales de diciembre coincidió con una caída al vacío de los celestes, que llegarían a registrar 4 puntos en 11 partidos. Cardoso abandonó Vigo con 11 puntos en 14 jornadas, con una media de 0,78 puntos. Fracasó la apuesta del club por un entrenador al que pretendía antes de arrancar la temporada, pero finalmente se decantó por Mohamed. El argentino, que venía de ganar títulos en México, dejó su efímera aventura europea en una media de 1,16 puntos por partido.

Después de dos intentos fallidos, en A Sede apostaron por un entrenador con una gran experiencia en el fútbol español. Escribá se hizo cargo de un equipo deprimido, que se encontraba a las puertas de la zona de descenso, suspirando por la pronta recuperación de su estrella. La puesta en escena de Escribá en el banquillo celeste no podía resultar peor: dos derrotas seguidas que hundían al Celta en la decimoctava plaza, a cuatro puntos de la salvación.

El momento más delicado se vivió en el descanso ante el Villarreal. El Submarino Amarillo se había marchado al descanso con dos goles de ventaja. La temporada parecía sentenciada para el Celta, que se agarró a Aspas como un náufrago a un flotador. El moañés se elevó como salvador con dos goles y una asistencia para voltear el marcador a falta de cuatro minutos. Una victoria para arrancar una semana con tres compromisos decisivos. El segundo se saldó con un empate en Huesca y los siete días fantásticos se completaron con otro triunfo en Balaídos, esta vez con la Real Sociedad como víctima de un Aspas imparable y sublime.

Escribá, que había renunciado a incluir en su contrato la temporada siguiente que le ofrecía el Celta, supeditando su futuro en Vigo a los resultados de estos meses, pudo enderezar el rumbo del equipo y dotarlo de la confianza necesaria para escapar de la quema. Con Aspas en modo estelar, el técnico valenciano puede presumir ya de mejores registros que sus antecesores en el banquillo celeste. Los 10 puntos que el conjunto celeste contabiliza en las 7 últimas jornadas le permitieron abandonar los puestos de descenso y abrir una brecha de tres puntos, además de involucrar a Girona y a Levante en la pelea por la supervivencia.

El Celta afronta las cinco últimas jornadas de Liga (Espanyol, Leganés y Athletic Club, fuera; Barcelona y Rayo, en Balaídos) desde la decimoquinta posición, por la que no aparecía desde finales de noviembre, tras caer en Anoeta en el estreno de Cardoso, al que sustituyó Escribá, que ha sabido descifrar el jeroglífico celeste.