No Rubén, no me olvido de terminar de contarte cómo un portero de fútbol tiene que cubrir huecos de portería, ni mi pequeña faceta como aspirante a entrenador de fútbol. Habíamos quedado cuando saqué el título de entrenador regional de fútbol. Casi todos los exfutbolistas lo hacen cuando empiezan a otear el límite del nuevo cielo bajo el cual tienen que seguir viviendo. Pero ahora recordados y revestidos con las alas ganadas en su faceta terrenal, como el gran Chacho, uno de los mejores jugadores que dio el fútbol español, cuyas alas ganó en el Deportivo de La Coruña y el Atlético Madrid. Por este entonces, mi profesor en el colegio regional de entrenadores. Cuando sacó la papeleta de la pregunta que tenía que contestar el siempre recordado Juanito Acuña, cuyas alas había ganado como el mejor guardameta de España, después del "padre" de todos los porteros españoles, el gran Ricardo Zamora.

Le dijo:-¡ Qué suerte tuviste Juan!. Te ha tocado lo que más y mejor sabes: "Cubrir ángulos de portería".

El que había sido el mejor portero de España, con casi las mismas alas grandes que las de don Ricardo Zamora, quedó un tanto desconcertado al leer la pregunta y por lo que le decía el inmortal Chacho, cuyo hijo jugó conmigo en el Celta sin mucho éxito. Desconcertado como estaba por la pregunta y el comentario, el gran Juanito Acuña, acercándose a mí, como un colegial que pretende no ser sorprendido por la vergüenza de no saber contestar a una pregunta que sí sabía y conocía desde que había nacido, me preguntó:

- Padrón, ¿qué es lo que tengo que decir?.

Yo quedé, por un momento, cohibido por no poder decirle a mí ídolo lo que estaba completamente seguro que él sabía. Por eso le hice saber:

-Lo que nadie como tú sabe como portero de fútbol, cubrir ángulos de portería.

Y para disculparlo añadí:

-La pregunta está mal formulada, con la intención de equivocar a todos los jugadores de fútbol, al no estar preparados para sufrir ningún tipo de exámenes. Eso dará pie al comentario de los estudiosos aprovechados, de lo que se gana en el fútbol, de que los jugadores son tan torpes que saben jugarlo, pero que desconocen lo que es el fútbol.

Al igual como les han endosado el "San Benito" de derrochar lo que ganan en juergas, cuando la verdad es que los clubes nunca nos pagaban lo que firmábamos con ellos. Y si algo se nos pagaba, sería siempre menos de la mitad de lo firmado porque, según se estimaba, la mayoría de ellos éramos analfabetos. Como ves Rubén, aunque hay cosas que mejoraron. En el fútbol sigue habiendo y cabe de todo. Lo que acepta con resignación el jugador acostumbrado a escuchar insultos y aplausos, por un igual, desde las gradas.

Y ya que seguimos hablando de cubrir ángulos de portería me pregunto si cuando ves un partido de fútbol haces, luego, un resumen final cuidadoso y metódico de las actuaciones de los dos guardametas. Un portero que pretende ser el mejor lo debe de hacer, pues nunca está de más aprender a ser el mejor. Pero me temo Rubén que no lo hagas, pues estoy seguro que piensas que con lo que sabes, tu juventud, y la situación en que te encuentras para ser alineado todos los domingos, te es más que suficiente para no seguir aprendiendo, por lo que dejarás correr el tiempo para ver lo que pasa. Y yo, perdóname por tantas veces que hago uso del yo, te puedo precisar lo que va a pasar: que tu sueño de ser el mejor no lo puedas realizar y que tendrás que ganar la vida fuera del fútbol, para lo que también te servirán estos comentarios que te hago, porque para ello aún tienes que estar más preparado que para ser el mejor como portero de fútbol.

Aun hoy, por mi parte, hago estos bien cuidados análisis, con los que aprendí una cosa del exportero madridista que me intrigaba, y que no daba con el porqué. Al que fue portero del Real Madrid, al cual el club blanco trató tan mal como a mí el Celta, hasta esto lo reconoció mi mujer que no entiende nada de fútbol, lo vi jugar muchas veces, siempre por televisión, pues no gasto ni un solo euro en un café por ver el fútbol clonado de hoy. Y de todas las veces que lo vi jugar, solo en dos o tres ocasiones, nada más, lo vi actuar como un magnifico y verdadero guardameta de fútbol; las otras veces actuaba como los demás de forma ramplona, como si estuvieran clonados todos ellos.

Pero cuando lo veía jugar, siempre me asaltaba una duda que me hacia preguntar a mí mismo: ¿por qué a Casillas le sale el balón fuera cuando tropieza en sus piernas y a mí me entraba en la red cuando las usaba como recurso para evitar el gol?. Después de muchos análisis, una vez ya retirado, de estos y de otros guardametas obtuve la respuesta. Porque Casillas, cuando se plantaba, de manera inadecuada, con los pies por delante ante el delantero, lo hacía presentándose casi encima del atacante, lo que acortaba y hacía coger fuerza al disparo del delantero, por su corta distancia, cuando salía el balón de sus pies, haciéndolo salir repelido, con fuerza, hacia fuera del marco. En cambio, cuando yo u otros porteros nos plantábamos de la misma forma ante el contrario lo hacíamos, más acorde, guardando una cierta distancia con él delantero, distancia que alargaba y hacia perder fuerza al disparo del rival que, al tener menos fuerza y potencia de salida en el rebote, y siendo el recorrido más largo, se iba a morir al interior de la red. Como puedes comprobar, si además de saber ver fútbol lo analizamos, aun retirados, siempre aprenderemos, mucho más, en subsanar nuestros errores.

Por último, y para terminar con este tema, te diré y te repito que tú eres el único que manda y ordena en el área, por eso siempre ordenarás una barrera de cinco hombres, como máximo, colocados a partir de uno de los postes de la portería. Tú cubrirás el hueco del otro poste, pendiente siempre del salto para atajar el balón, que sobrepase la barrera. Ningún jugador deberá agacharse, saltar, apartarse y menos retirarse de ella. Si esto hace alguno de ellos, eres tú el único responsable de lo que pueda suceder, por lo tanto te recomiendo que hagas recaer en público la culpabilidad del jugador causante, aunque esto te traiga discusiones con tus compañeros e incluso con el entrenador. Pero es la única forma que tiene un portero para obtener el mando y hacerse obedecer, sobre todo si es un portero joven como tú. Cuando los que te discutan la razón de tu mando se den cuenta de que tienes la razón, ellos mismo serán los primeros en ponerse de tu lado, incluso el entrenador. Pues si es uno de tantos novatos llegados al fútbol, se verá obligado a ponerse de tu parte, ya que de no hacerlo, sus futuras enseñanzas caerán en "saco roto", y su prestigio se verá mermado en el vestuario.

He dejado para el final del comentario dos cosas a tener en cuenta, de las cuales de solo una te voy hablar, por dos razones. La primera porque si te hablo de una de ellas, no me vas a creer, y la segunda, si lo hago, tendría que ser de forma personal viendo, por la tele, unos lanzamientos de penalti. Ya que así es la única forma de que sepas la verdad de lo que te digo y que nadie más que tú se aproveche y conocerá el secreto de lo que descubrí de viejo. El otro comentario es muy simple, pero muy práctico y fácil para que lo sepa y conozca un portero que, como tú, quiere ser el mejor: saber emplear las manos como los aviones emplean los "alerones". ¿Recuerdas los primeros goles del Levante?. Uno de ellos fue un rechace tuyo, parable, debido a la poca flexibilidad de las manos que os dan las manoplas que usáis los porteros. Y el otro es el mismo rechace, también parable, ya que esas dichosas manoplas os quitan casi toda movilidad de las manos para detener, como debe de hacerse, los balones. Por lo que los rechaces siempre, o casi siempre, rechazan el balón pero no el peligro, que siempre es recogido por el contrario y, más de las veces, lo transforma en gol. En estos lances se puede conjurar el peligro, sin manoplas, simplemente moviendo las manos indicando el lado que se quiere que tome el balón. Tanto por los laterales, como por encima del larguero.

Sobre todo en las barreras que se forman para evitar el tiro "enroscado", que pocas veces los porteros evitan que se conviertan en gol. Porque no se tiene la potencia suficiente para "volar", ni de cubrir con decisión el hueco dejado por la barrera como lo hacíamos nosotros, lo que nos permitía ser batidos en pocas ocasiones en estos lances, que hoy son muy pocos los guardametas que los evitan. Y aunque tú, al igual que otras cosas que te apunto, no lo quieras creer, sé muy bien de lo que te hablo y explico. Tal vez mejor que ningún entrenador de fútbol, pues estas y otras cosas te voy a decir el porqué las sé. Porque con mis 85 años, ya cumplidos, las "mamé", ya que nadie me las contó pues, posiblemente, soy uno de los poquísimos pioneros que quedamos a los que, por primera vez en España, Kubala nos sorprendía con este lanzamiento "enroscado". El cual, como no sabíamos ni estábamos preparados para atraparlo, se decidió que lo mejor era partir la barrera, colocando a tres hombres a partir del poste y dos en el hueco libre, que tenía que ser defendido por el portero. Aún así, el gol estaba asegurado con un buen porcentaje de posibilidades por la perfección con que el gran jugador ejecutaba el castigo. Que, luego, a partir de Kubala, comenzaron a practicar los Luis Suarez, Didi, Puskas, Johan Cruyff, hasta el sabio Messi. Y lo que parecía algo genial y espectacular, el gol de "rosca", se convirtió en algo vulgar, ya que solo requiere mucha práctica el poder lograrlo, sobre todo cuando se unificó el criterio de formar una barrera de cuatro o cinco, a lo máximo. Yo mismo, que nunca le supe dar a un balón más grande que un baúl, llegué, en los entrenamientos, a tener cierto dominio en dichos lanzamientos.

Después dicho todo esto, te confieso que una de las facetas que más me gusta del fútbol es la de entrenador. Aun sabiendo y reconociendo que mi indomable carácter me impediría ser un buen entrenador del fútbol profesional. Por ello, para matar el "gusanillo", saqué el título regional, ya que pensaba que el fútbol, donde no corría el dinero, era distinto al profesional. Lo que resultó aún peor para mi forma de ser y pensar. Pero antes, cuando aún jugaba, entrené al equipo infantil de San Martín de Coya, junto con mi amigo y peluquero Álvaro. Luego lo hice con un club modesto como él Arenas de Alcabre, cuna de uno de los grandes jugadores celestes: Pahiño. Y cuando el Celta me "despachó" de mala manera para La Coruña, allí entrené al modesto Orzán. Esto, durante mis dos etapas de jugador del Celta y Deportivo.

Luego, cuando me retiré y me olvidé por completo del fútbol, me dediqué en mi pueblo al negocio del cine, donde fui feliz durante cuatro años, a pesar de que me hicieron salir mal parado de lo que siempre me gustó más en la vida. Así que Rubén, a pesar de tener también mis alas de gran portero, aunque no tan grandes como las de Zamora, y Juanito Acuña, sícomo las de Izaguirre, Ramallets, Carmelo, Pazos, Domingo, y más grandes que las de Juanito Alonso, Domínguez, Velasco, Bustos, Simón, Vicente, Arconada, Adauto, Castellanos y Buyo, con sacrificio y tesón tuve que rehacer mi vida, empezando por volver al fútbol con lo que no quería ser: entrenador.

Así que comencé entrenando equipos de Tercera División para tantear mis posibilidades como entrenador, siendo mi primer equipo el Brigantium de Betanzos, Luego el Boiro, Lampón, Atlético Ribeira, Turista de Vigo, Deportivo Guardés, y Lemos de Monforte. Pero el experimento no resultó, pues el entrenar y educar a estos equipos era mucho más difícil que hacerlo con equipos profesionales de verdad. Así que mis alas de buen guardameta, me hicieron volar hacia otros lares, totalmente desconocidos para mí, pero que me permitieron consolidar la familia que siempre quise tener.

Ya no te canso más querido Rubén, por lo que solo te pido que te centres en la extrema dificultad que tendrás para conseguir ser el mejor portero del Celta que, según los que solo tienen alas, tendrás que superar a un Pazos, Padrón, Simón, Castellanos y Adauto. Misión harto difícil de conseguir, máximo si añadimos aquellos otros que no han conseguido sus alas: Lilo, Isidro, Marza, y Alberti, sin contar otros nombres de mucha sonoridad. No debes desfallecer, pues con ese tesón que debes tener para aguantar o sacar adelante un resultado de un partido, así como lograr cualquier objetivo que deseas conseguir en fútbol, lo puedes conseguir. Te lo dice la voz de la experiencia, que vuela con dos alas de gran portero.

Por otra parte y esto, para mí, es mucho más importante que ser el mejor portero de España: sin alas de buen guardameta y con aquel "San Benito" que nos habían colgado de "analfabetos", ese hilo conductor, en el que creo, me llevó hasta algo muy importante e increíble para mí, como testificó el magnífico escritor y buen amigo Pablos, al resaltar en "Faro de Vigo" que en la ya casi inmensa biografía jacobea, que se inició con el "Códice Calixtino" yo, un hombre de los conocidos del grupo como los "analfabetos", había escrito la novela que faltaba del apóstol evangelizador. Lo que alguien volvió a testificar, como el teólogo y deán de la catedral de Santiago de Compostela, aunque ello fuese debido a la enorme humildad que manaba de su persona, Don Manuel Jesús Precedo Lafuente, autor genial del culto santiaguista, en su dedicatoria en mi libro: "Al amigo Allegue en la presentación de su magnífico libro, que supera con creces al mío".

Ahora sí que termino Rubén, recordándote que ser el mejor portero del Celta, aparte de tú tesón para poder llegar a serlo, depende de las circunstancias. Como el ser o no internacional solo depende de un hombre, del seleccionador, si quiere o no que lo seas. En cambio, por lo que de verdad me siento más orgulloso, fue escribir ese libro de novela-histórica del Apóstol, por el cual su santidad el Papa, Juan Pablo II, para mí y mi familia, me impartió complacido la Bendición Apostólica. Libro este, que seguramente estará integrado en la famosa Biblioteca Vaticana. Lo que no está nada mal para un "analfabeto".

Ya ves Rubén, los caminos del Señor están claros y limpios, si sabemos caminar con humildad por ellos, para alcanzar lo que deseamos ser en la vida.