Rubén Blanco se ha consolidado en el once del Celta durante esta temporada por méritos propios. El portero de Mos, que ha disputado un total de 1.710 minutos en LaLiga, promedia 1,74 goles encajados por encuentro en sus 19 partidos disputados en la competición nacional -tuvo que esperar hasta la jornada 14 para estrenarse, ante el Huesca en Balaídos-. A sus 23 años, el canterano, que encara la recta final de su séptima temporada con ficha del primer equipo, es una de las piezas clave en el once de Fran Escribá y una de las esperanzas del celtismo, junto con el genio de Iago Aspas, para la permanencia de la escuadra olívica en la máxima categoría.

Pese a su juventud, el cancerbero gallego ya tiene tablas en primera división y en momentos decisivos: su debut en la mejor competición española se produjo un 26 de mayo de 2013. Con 17 años, una inoportuna lesión del arquero Javi Varas en Pucela precipitó su estreno con el primer equipo vigués, convirtiéndose en el portero más joven en hacerlo en esta categoría desde el año 1943. El Celta se jugaba el descenso en Valladolid, de donde salió airoso (0-2). El de Mos demostró sus capacidades en una plaza hostil nada más salir al césped salvando un mano a mano a Manucho y, minutos más tarde, sacando a contrapié un remate de Óscar. Él mismo disputó y brilló en la última jornada de esa temporada agónica en la que el equipo olívico se salvó tras vencer al Espanyol en Balaídos y perder el Deportivo en Riazor ante la Real Sociedad por la mínima.

A lo largo de los 19 partidos de LaLiga en los que ha participado Rubén Blanco, el meta tuvo intervenciones que el celtismo celebró como si se trataran de un gol. La última, en el partido ante la Real Sociedad en el feudo celeste: sacó una mano rápida a un golpeo fuerte de tijereta de Sagalli bajo el diluvio que caía sobre Vigo. Otras dos grandes paradas que se recuerdan del 13 del Celta son las que protagonizó en Huesca a un testarazo a bocajarro de Etxeita y a otro del Cucho Hernández. En la lista, no podía faltar la atajada a una falta botada por Jony, del Alavés, en Mendizorroza. Tampoco el vuelo que emprendió el de Mos para salvar un gol de cabeza del excéltico Santi Mina a centro de Rodrigo. Pero, sin duda, la palma se la lleva la parada que le sacó a Trejo, del Rayo Vallecano, tras un disparo a quemarropa en el área pequeña. El Estadio de Vallecas no se lo podía creer. Revívelas en este vídeo:

Las seis paradas de Rubén Blanco que el celtismo celebró como un gol

Las seis paradas de Rubén Blanco que el celtismo celebró como un gol