"Hay gente que piensa que el fútbol es una cuestión de vida o muerte, no me gusta esa postura. Es mucho más que eso". Así definía este deporte el entrenador del Liverpool Bill Shankly. Y así lo consideran muchos devotos de esta práctica. Balaídos vivió algo semejante a una explosión de adrenalina y alegría en la remontada ante la Real Sociedad. Los aficionados celestes salieron del estadio más felices y más tranquilos. Para muchos, como ya dejó dicho Jorge Valdano, el fútbol es "lo más importante entre las cosas menos importantes".

Entre las más de 20.000 voces que se citaron en el feudo celeste para el Celta-Real Sociedad se encontraba un niño del municipio ourensano de Xinzo que había hecho más de 115 kilómetros para animar al conjunto olívico. Acompañado de sus colegas de equipo -el EDC Xinzo de Limia, de la misma localidad-, vivió una tarde de emociones a flor de piel. Las cámaras de 'El día después', de Movistar+, recogieron la historia del pequeño, que ha tocado los corazones de los aficionados al fútbol. "Estoy llorando y no soy ni del Celta", comenta en redes un seguidor del Barcelona. "Soy del Dépor, pero esto me emociona", señala una deportivista.

El pequeño animó al equipo bajo el diluvio con una bufanda celeste en mano en la que se podía leer "afouteza e corazón". No dejó de hacerlo con el gol de los vascos. El tanto del empate le hizo saltar de alegría y multiplicó su energía para dar aliento a los de Fran Escribá. Con el segundo gol el menor se emocionó, lloró y sonrió. Se vio reflejado en Iago Aspas, que, una semana antes y en el mismo lugar, había protagonizado un episodio similar al del seguidor celtista.

La explosión de júbilo se apoderó del menor con el tercero de Maxi Gómez. El gol de la tranquilidad fue la recompensa a más de 90 minutos de tensión y de entrega. En ese momento el joven pudo disfrutar con sus compañeros de la remontada del Celta, una más, sí, pero la más especial. Sacaba al equipo de Príncipe del descenso y él había contribuido a ello.

Son imágenes en la que otros se ven reflejados. Algunos de manera tan precisa como Iván Rodríguez, miembro de Centolos, que narra su historia en Twitter. Él también fue un niño de 9 años de Xinzo da Limia, simpatizante del Real Madrid por herencia de su abuelo y el fulgor de los títulos. Su epifanía celeste se produjo en 2005. Viajó con sus compañeros de las escuelas deportivas a un Celta-Cádiz de Segunda en Balaídos. Su primer partido en vivo. "Xogamos coma nunca e perdemos coma sempre", recuerda Iván, a quien Giovanella firmó un autógrafo que aún conserva. "E o que comezou un día contra o Cádiz grazas ao Antela, que trouxo uns rapaciños a Balaídos, acumula carnets de socio na carteira e noites épicas no maxín", resume el peñista, que destaca la importancia de convenios como el que el Celta tiene con el EDC Xinzo a la hora de difundir el celtismo en las comarcas del interior.