Las paradas de Rubén Blanco mantuvieron al Celta con ese hilo de vida que Iago Aspas agitó después. El mosense ha tenido una participación primordial en la semana mágica. Confirma así su consolidación bajo la portería tras un lustro de amagos. Amador Lorenzo, informador del Barcelona, que lo descubrió antes que nadie, celebra que haya enderezado el camino hacia la madurez.

Rubén Blanco ya destacaba como el mejor del equipo en lo peor de la crisis, pese a los muchos goles encajados (1,72 de promedio). Solo Oier (4,57), Bono (3,88), Asenjo (3,77), Santamaría (3,6) y Pacheco (3,41) superan sus 3,39 paradas por partido entre los porteros ahora mismo titulares. Es el sino de la zona baja.

Aspas ha devuelto la fe al equipo. No le corresponde remediar sus males defensivos. Rubén Blanco nada pudo hacer en los goles de Ekambi y Pedraza ante el Villarreal. Salvó en varias ocasiones el tercero, en salidas a pies de Samuel o Ekambi. En Huesca destaca su estirada a cabezazo de Cucho Hernández entre sus numerosas intervenciones. Contra la Real Sociedad impidió que un acrobático remate de Sangalli aguase la fiesta que el segundo gol de Iago Aspas había desatado.

Son actuaciones que contribuyen a asentarlo en el puesto. Encadena 18 titularidades consecutivas. Hace tiempo que batió su marca. Al héroe de la permanencia del 4% en 2013, a aquel adolescente que salvó al Celta ante Valladolid y Espanyol, le ha costado responder a la ilusión que generó en la afición y la exigencia del club, que se ha negado sistemáticamente a fichar porteros. Blanco inició varias campañas como el favorito a la titularidad. Tuvo una lesión de rodilla y otra de tendón. Se fracturó una clavícula. Sergio penalizó todos sus contratiempos y vacilaciones. Pero su tiempo parece finalmente haber llegado.

"Con 17 años tuvo una responsabilidad que no le correspondía. Salió airoso y todo el mundo se hizo unas expectativas demasiado grandes", valora Amador Lorenzo. "Estaba en época de formación. También ha tenido la competencia de Sergio, que ha tenido unos años fenomenales. Se le complicó un poco. Pero entra dentro de lo normal. Es un portero joven, que puede dar muchos pasos tanto dentro como fuera del Celta".

Amador fue portero de Pontevedra, Real Madrid, Hércules, Barcelona y Murcia entre 1972 y 1989. El buenense trabaja desde hace muchos años como informador del Barcelona. Ejerciendo ese papel se encontró a Blanco en el equipo alevín del Santa Mariña. "Ya desde niño se veía que tenía unas condiciones superespeciales", recuerda. Se consideró ofrecerle una plaza en La Masía. "Pensamos que era muy pequeño, no era correcto separarlo de sus padres". En el Celta había dejado informes sobre él Javier Maté y Toni Otero no desaprovechó la oportunidad de enrolarlo.

"No solo yo, con Rubén no se ha equivocado casi nadie. Desde el principio ha tenido una trayectoria de la que todo el mundo ha estado pendiente", indica Amador Lorenzo, que valora especialmente que el mosense haya ofrecido su mejor nivel en circunstancias tan agobiantes como las actuales. "Yo he vivido esa situación en el Hércules y el Murcia. Es una responsabilidad que el portero nota más que nadie. Dice mucho a su favor que haya salido fortalecido de esos partidos".

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