Una semana después del éxtasis vivido ante el Villarreal, el Celta regresa a Balaídos en busca de un nuevo triunfo que le dispare en sus aspiraciones de eludir el descenso. Se sienten los vigueses ahora mismo como el surfero que siente que está a punto de agarrar la ola buena por la que lleva tanto tiempo esperando. Se le escapó por poco el pasado miércoles en Huesca después de ponerse 0-2 con media hora por delante y que hubiera significado la segunda victoria consecutiva, un tesoro a estas alturas de la competición. Pero el empate logrado en El Alcoraz ha permitido a los de Escribá seguir añadiendo puntos en el saco y apretarse a los equipos que le preceden en la clasificación. Hace solo una semana el Celta afrontaba los últimos diez partidos de Liga a cuatro puntos de quienes le precedían. Ahora está casi igualado con ellos y hay otros conjuntos como el Levante o el Girona que parecen decididos a unirse a esa pelea.

Al Celta le espera una tarde complicada. Por su situación, por la necesidad de puntos, pero también por el extraordinario nivel de su rival. La Real Sociedad llega a Vigo enganchado a la pelea por estar en Europa el próximo año. Pero no puede permitirse demasiados errores, lo que añade más importancia al duelo de Balaídos. El cuadro de Imanol Alguacil es un visitante peligroso, un equipo que ha sumado los mismos puntos en Anoeta que lejos de su estadio, lo que demuestra su talente y que garantiza seguramente uno de esos partidos de ida y vuelta a los que el Celta se ha aficionado en perjuicio del estado cardiaco de sus aficionados.

Fran Escribá tranquilizó ayer al mundo al confirmar, lo que ya se sabía, que Iago Aspas llega en buenas condiciones al partido y que el agotamiento de Huesca ya es historia. Su reaparición ha sido una descarga de adrenalina para los vigueses. Seis goles ha marcado el Celta en estos partidos. Tres llevaron su firma, dos nacieron en una asistencia suya. Palabras mayores que acreditan a un futbolista mayúsculo que no ha dudado en tirarse al río para sacar al equipo que poco a poco se estaba ahogando. Una semana después de su regreso, ya están cerca de la orilla. Su presencia tranquiliza al entorno y aumenta de forma exagerada las prestaciones de quienes le rodean, que han subido de forma evidente su rendimiento Sin embargo, uno de sus socios habituales, Brais Méndez, no estará ante la Real Sociedad. El de Mos sufre una rotura de fibras y ofrece posiblemente el principal quebradero de cabeza de Escribá para conformar la alineación. En Huesca, tras el cambio del mosense, echó mano de Boudebouz que dejó sensaciones contrapuestas: gestos técnicos extraordinarios con pérdidas perfectamente prescindibles. Podría tener continuidad en el equipo.

El otro enigma será conocer la pareja de centrales que saldrá de inicio, una de esas posiciones que en el Celta han ido alternando de forma regular. Escribá no ha dado la lista de convocados a la espera del ligero entrenamiento de hoy por la mañana con lo que tampoco ofreció pistas en este sentido. En Huesca apareció de nuevo Gustavo Cabral con lo que hay opciones para cualquiera de los cuatro aunque es verdad que en las últimas semanas el mexicano Araújo ha perdido presencia. En los laterales estarán Mallo y Olaza como era de esperar teniendo en cuenta que Juncà aún es baja tras la rotura de fibras que sufrió hace tres semanas en el Bernabéu. Con Okay y Lobotka instalados en el medio del campo -el eslovaco sigue mejorando y en un partido como el de esta tarde puede ser especialmente importante para romper la línea de presión de los vascos- podría haber alguna duda en los costados. Boudebouz parece el recambio natural de Brais y Boufal podría encontrar continuidad en el otro carril. Pero hay opciones para diferentes futbolistas. Sobre este asunto giran con seguridad algunas de las dudas de Escribá que ayer insistió en la importancia que tienen las bandas en el ataque donostiarra y el trabajo que el partido va a suponer para los interiores por la necesidad de replegar pero también de aprovechar esos espacios que la Real va a conceder con seguridad. Teniendo en cuenta que el Celta no tiene estajanovistas en esa zona, tipos de enorme despliegue, cabría pensar en alguna clase de variación aunque resulta complicado intuir lo que trama el técnico del Celta. Hay opciones para Hjulsager, para Pione e incluso para Emre Mor que firmó unos prometedores últimos minutos en Huesca y en quien han advertido una mejora en su actitud en las últimas semanas. En ataque volverán a alinearse Maxi Gómez y Aspas, una pareja que garantizan resultados si el Celta consigue que el balón viaje con frecuencia a su territorio. Ese es uno de los grandes valores del equipo en comparación con sus rivales directos por la permanencia, ningún otro tiene ese potencial en su línea de ataque.

Otro elemento fundamental del partido será el ambiente que se viva en Balaídos. Con la afición movilizada y entregada al equipo, el estadio tuvo mucho que ver hace una semana en la remontada del segundo tiempo al Villarreal. Aquello selló aún más la relación entre los jugadores y los hinchas que hoy volverán a acudir a la llamada del club. Habrá recibimiento, se han agotado las entradas y el público no parece tener miedo ni a las previsiones que anuncian un día complicado metereológicamente hablando.

Los donostiarras llegan convencidos de que están ante una de sus últimas ocasiones de volver a la pelea por Europa. No están lejos. Sin ser determinante, el partido les puede despejar el camino. Y son un equipazo repleto de grandes futbolistas, casi todos de ataque. Un rival peligroso y que seguramente obligará a estar pendiente de los marcapasos. Vamos, la costumbre en Balaídos.