Nadie duda ya de que el final de temporada que le resta al Celta va a resultar muy largo, larguísimo... eterno, como el partido que ayer protagonizó en El Alcoraz, donde para sumar un empate tuvo que recurrir por segunda jornada consecutiva a un genial Iago Aspas. Con el moañés de estrella, los célticos tuvieron la oportunidad de dar un gran paso en la clasificación. En el minuto 56 de un partido loco lograban un 0-2 con un tanto del morracense, que al cuarto de hora de iniciado el juego regalaba el primero a Brais Méndez. Pero el Huesca nunca retrocede ("Aquí no se rebla", tiene escrito en el acceso del vestuario al campo) y en diez minutos le dio la vuelta al marcador. La confianza del colista es infinita. Solo necesitó colgar balones al área para acabar con las aspiraciones del Celta de sumar la segunda victoria consecutiva, la que le permitiría dar un salto mayúsculo hasta la decimosexta posición, a rebufo de un Levante que se incorpora a la pelea por la permanencia. Y cuando casi nadie daba un euro por el conjunto celeste, Aspas irrumpió de nuevo en escena para regalar una asistencia a Boudebouz e igualar el marcador en el minuto 80. Fue el último esfuerzo titánico de un Aspas que tendría que llevar minutos reposando y recuperando fuerzas para la siguiente final: la del domingo ante la Real Sociedad, a la que los de Escribá llegan en la antepenúltima posición, pero a un punto del Villarreal y el Valladolid (que juega hoy) y a tres del Levante.

A pesar de tener en la mano los tres puntos durante casi una hora, el Celta sumó ayer un empate que puede resultar muy valioso si consigue la victoria el domingo, con lo que completaría la semana con 7 puntos. Ese sería el importante botín de los de Escribá desde el retorno de Aspas, que en dos jornadas suma 3 goles y 2 asistencias. A este paso, al club no le quedará más remedio que añadirle el apellido Aspas al estadio de Balaídos.

Con el '10' celeste en el campo todo es posible, todo cambia para el Celta y para algunos de sus compañeros, que parecen recuperar el nivel que les convirtió no hace mucho en tentadores refuerzos para grandes clubes europeos.

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Y este cambio radical de los célticos lo sufrió el Huesca en un inicio de partido que dejó al descubierto las carencias técnicas del colista de LaLiga. Con un Hoedt mayúsculo en la anticipación, con Okay y Lobotka patinando con el balón en los pies y con Brais Méndez bailando al son de Aspas, el Celta pudo sentenciar el partido en el primer cuarto de hora. El colegiado anuló un gol de Maxi Gómez por un fuera de juego que tuvo que revisar el VAR y en la siguiente jugada, de fútbol sala que se inventaron Lobotka y Aspas, Brais Méndez marcó al primer toque con la derecha y forzando la pierna para llegar al balón. Segunda jugada colectiva en cuatro días con gol del Celta. El efecto Aspas, sin duda.

Seis goles y siete asistencia suma Brais Méndez, al que se le sigue cuestionando en Balaídos. Cosas del deporte rey. El tanto del mosense situaba provisionalmente al Celta fuera de los puestos de descenso. Pero el centrocampista pagó un elevado peaje por el esfuerzo para sorprender a Santamaría. Sufrió una lesión muscular que le obligó a despedirse del partido y de unas cuantas jornadas más. Antes de marcharse al banquillo, tuvo la picardía de regresar al terreno de juego sin permiso del árbitro. Vio la quinta tarjeta amarilla del curso, por lo que cumplirá el partido de sanción durante su baja médica, que le llega cuando había recuperado el nivel de juego que le llevó hasta la selección. Una pérdida importante para la cita ante la Real Sociedad, aunque Boudebouz, el recambio que eligió Escribá, realizó una buena actuación, que completó con su primer gol con la celeste.

El argelino estuvo a punto de estrenarse con un gran gol en la última jugada del primer tiempo, pero el balón se estrelló en el larguero. Minutos antes, Maxi Gómez también rozó otra celebración a lo grande pero su lanzamiento cruzado salió rozando el palo. El uruguayo, otro de los que se ha transformado con la presencia de Aspas, se lució en esa acción con un excelente control del balón tras el pase largo de Hoedt.

Con un esperanzador 0-1 concluía la primera mitad en El Alcoraz, donde el Celta apenas había permitido que el Huesca inquietase a Rubén Blanco. El portero de Mos se lució en la reanudación al despejar un remate de cabeza a bocajarro de Etxeita tras una falta lateral. El equipo oscense comenzaba a mostrar las armas con las que intentaría seguir con vida en la competición. Un error en un pase de Boufal provocó una doble ocasión de Chimy Ávila que se topó con el guardameta céltico, que tuvo que intervenir de nuevo para neutralizar un remate del argentino.

El Huesca se lanzó a la desesperada hacia el área del Celta, que en la siguiente acción encontró de nuevo a Aspas para que el moañés aprovechase un balón suelto en el área y remate cruzado para superar al portero oscense. El 0-2 parecía definitivo en el minuto 56. Incluso se abría la oportunidad de que Escribá diese descanso al moañés, pero el técnico valenciano no movió ficha, ni siquiera cuando el Huesca fue a la desesperada en busca de un gol que le metiese de nuevo en el partido. Mandó un aviso Cucho Hernández golpeando el balón contra el palo de la portería de Rubén Blanco. El rechace lo mandó Ávila hacia Zaragoza.

El infortunio de los locales lo arregló Enric Gallego al enganchar de media chilena un balón suelto en el área del Celta, que le entró el pánico con el tanto del Huesca a la hora de juego. Chimy Ávila tuvo la recompensa ocho minutos después y en el 72 Pulido lograba darle la vuelta al partido. Pero faltaba otra acción magistral de Aspas para que Boudebouz rescatase un valioso punto para los célticos en El Alcoraz, que en el descuento se desesperó tras el claro remate de gol fallado por Enric Gallego. El Celta sumaba un punto agónico para continuar su particular reconquista por la permanencia.