Decididos a aprovechar la ola surgida en el celtismo después del triunfo ante el Villarreal, el Celta abrió las puertas de A Sede para que los aficionados pudiesen seguir en el Salón Regio o en la zona de la tienda, el partido que el Celta jugó en El Alcoraz ante el Huesca. Allí, cargados de optimismo, los aficionados disfrutaron de una de esos días locos del equipo vigués en el que los partidos se convierten en una tormenta de emociones que no parecen tener fin. Pasaron del optimismo del primer tiempo y el éxtasis del segundo gol, al drama posterior. Menos mal que el Celta encontró en el último tramo el ingenio de Aspas para salvar un punto. Respingo y a pensar en el domingo donde espera otra batalla.