Con el regreso de Iago Aspas volvió al Celta el fútbol ofensivo elaborado. El segundo tanto al Villarreal, anotado de cabeza por Maxi Gómez, acabó con casi cuatro meses sin que el Celta marcase gol en una jugada con dos o más pases. Fue una acción perfecta entre Hoedt, Olaza y Maxi. El holandés lanzó en largo hacia la incorporación al ataque del lateral uruguayo, que desde casi el córner realizó un centro preciso al área rival para que su compatriota marcase de cabeza.Era el décimo tanto de la temporada del Toro de Paysandú, que ya suma 28 con la celeste del equipo vigués. De ellos, la mitad los ha marcado con la testa, convirtiéndose así en uno de los mayores especialista de LaLiga en remates aéreos junto al también uruguayo del Girona Christian Stuani.

Desde que Aspas se lesionó en el Camp Nou el 22 de diciembre, el Celta solo pudo anotar 8 goles en once jornadas de Liga. De ellos, 7 fueron en jugadas a balón parado: 5 de estrategia y dos de penalti. El octavo lo anotó Pione Sisto en Vallecas después de que Boufal recuperase el balón en la presión a un rival. No hubo, pues, una jugada elaborada. El danés lanzó a portería nada más recibir la asistencia del marroquí.

Trece partidos transcurrieron sin que el Celta fuese capaz de marcar tras una jugada elaborada. En la decimoquinta jornada, Maxi Gómez anotó el tercero del Celta ante, precisamente, el Villarreal. El charrúa remató por bajo una asistencia de Brais Méndez, la estrella de aquel partido de prinicipios de diciembre en el Estadio de la Cerámica.

A partir de ahí, el Celta entrenado entonces por Miguel Cardoso perdió su demoledora pegada, que se acentuó cuando a final de año caía lesionado Aspas en Barcelona. Sin el moañés, los célticos perdieron poder ofensivo hasta el punto de que durante más de mil minutos de juego fueron incapaces de sorprender a los rivales con jugadas trenzadas. Solo a base de remates de faltas o saques de esquina, además de dos penas máximas, pudierons superar a los rivales.

Con Aspas en el equipo todo se transforma para bien en el Celta, que el sábado volvió a recuperar la pegada que le había convertido en uno de los equipos más goleadores del campeonato. A los dos tantos del genio moañés se añadió el de Maxi Gómez, que durante la ausencia de su compañero solo pudo marcar en una ocasión.Fue al comienzo de enero, en Vallecas, al transformar una pena máxima. Casi tres meses después, el uruguayo aprovechaba un centro de su compañero Lucas Olaza para marcar un gol de jugada elaborada.