Del funeral a la resurrección. Balaídos transita entre la tragedia y el éxtasis en una tarde épica. El Celta, que al cuarto de hora de partido parecía un cadáver camino de su velatorio en Segunda, renació cual ave Fénix en una gesta liderada por Aspas. El moañés demostró que lleva el celeste en lo más profundo de sus entrañas. Subió en su carro a sus compañeros y a la afición. Cuando todos comprobaron que Iago Aspas nunca había dejado de creer, ellos también lo hicieron. El Celta volvió a encontrar su alma y con ella, los goles y los puntos. Aspas, Maxi; y otra vez Aspas; remontaron en la segunda mitad los dos goles que el Villlarreal había marcado en el primer cuarto de hora. Un triunfo con un valor enorme. Los vigueses terminan con una racha nefasta sin ganar y cierran el peor capítulo de esta temporada. La salvación se acerca a un solo punto.

Eran las cuatro y media de la tarde, faltaban dos horas para el choque contra el Villarreal y ya olía a día histórico en Balaídos. El drama del descenso cada vez más cerca empujó a miles de celtistas en esta tarde de Reconquista a cambiar los 'choripanes' por la bufanda. Pero la fiesta total en el municipal vigués se ahogó en solo quince minutos desde el pitido inicial, lo que tardó el Villarreal en abrir en canal a la defensa del Celta e instalar el nerviosismo general.

LaLiga Santander: Los goles del Celta-Villarreal (3-2)

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Verse por debajo tan pronto no entraba en los planes de Fran Escribá, que por fin pudo contar con el esperado Iago Aspas. A la novedad del moañés se sumaron las de Hoedt y Olaza en defensa debido a las ausencias de Juncà y Araújo. El lateral zurdo uruguayo llegado en el mercado invernal jugó sus primeros minutos con la camiseta celeste. Sin embargo el Celta no supo traducir el efecto Aspas y el aliento de la afición en un inicio positivo. Los vigueses, en cuatro minutos, encajaron dos tantos. Primero Toko Ekambi tras una asistencia de Mario Gaspar y después Alfonso Pedraza, que se vistió de Maradona por el carril del 'diez' y regateó con facilidad a los celestes que salieron a su encuentro, Rubén incuido.

El Celta se vio condenado a rearmarse mientras Balaídos se debatía entre la desilusión y la esperanza. El equipo local empezó a asomarse al área de Sergio Asenjo con poco peligro. La posesión era para los de Fran Escribá pero los golpes los daba el Villarreal, mucho más cómodo defendiendo cerca de sus dominios y corriendo a la contra con Ekambi y Chukwueze, que antes del descanso dispusieron de sendos mano a mano frente a Rubén desbaratados por el portero de Mos. Los locales, por su lado, lo intentaron con disparos lejanos de Brais Méndez que se marcharon desviados.

El descanso debía que ser un punto de inflexión si los celestes querían tener algo que decir en el partido. Así que el Celta salió mucho más enchufado. Aspas, Brais y Boufal se juntaron por dentro y desnortaron a la defensa de cinco de los amarillos. Mallo y Olaza, por su parte, jugaron con mucha profundidad y empezaron a proveer de buenos centros a sus compañeros, especialmente el charrúa. Este incremento del caudal ofensivo se tradujo en un golazo de falta de Iago Aspas antes del minuto 50. Asenjo consiguió tocar el balón antes de que entrase pero no lo suficiente para evitar el tanto del diez del Celta.

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El Celta - Villarreal, en fotos

Aunque un error de Hoedt, pocos segundos después, a punto estuvo de costarle el tercer disgusto a los de Escribá. Un fallo en la entrega del holandés dejó solo a Ekambi ante Rubén. El portero del Celta aguantó frente al delantero castellonense y rechazó su remate. Pero los celestes ya se habían reactivado y no dieron un paso atrás. Hugo Mallo probó los reflejos de Asenjo con un derechazo desde el punto de penalti que desvió de forma acrobática el portero visitante y Maxi, a falta de veinte minutos, empató el choque con un cabezazo inapelable a centro de Olaza. Conexión uruguaya.

Con la igualada Balaídos volvió a encenderse. Veintidos mil gargantas rugiendo por el tercer gol. Y llegó. Después de que Asenjo marrase otro lanzamiento de Brais Méndez llegó la jugada clave. Una acertada presión del Celta forzó un mal despeje del Villarreal. Aspas se llevó el balón y se lo puso a Brais Méndez, que fue derribado dentro del área por Víctor Ruiz. Penalti claro, pero con suspense. La acción tuvo que ser revisada por el VAR ante el posible fuera de juego del moañés. Al final, posición correcta y gol de Aspas desde los once metros. Balaídos estalló rendido a su héroe, que se marchó sustituido por Cabral y recibió la ovación de la temporada. El delantero del Celta, sentado en el banquillo, se derrumbó. Exhausto y emocionado, no pudo contener las lágrimas. Una mezcla de la impotencia por no poder haber ayudado a sus compañeros durante tanto tiempo y de alegría al ver a los suyos contagiados de su misma fe. Los vigueses vuelven a creer, vuelven a marcar y vuelven a ganar. La permanencia se acerca a solo un punto. La próxima jornada, nueva reválida en el campo del Huesca.

Ficha técnica:

Celta: Rubén; Hugo Mallo, Costas, Hoedt, Olaza (Kevin, min. 87); Lobotka, Okay, Brais, Boufal (Sisto, min. 73); Aspas (Cabral, min. 89), Maxi Gómez.

Villarreal: Asenjo; Quintillá (Raba, min. 87), Mario, Álvaro, Víctor Ruiz, Pedraza; Iborra, Morlanes (Bacca, min, 81), Cazorla, Chukwueze (Fornals, min.70); Ekambi.

Goles: 0-1 Ekambi min. 10; 0-2 Pedraza min. 15; 1-2 Aspas min. 50; 2-2 Maxi Gómez min.70; 3-2 Aspas min. 85.

Árbitro: Gil Manzano (comité extremeño). Amonestó con tarjeta amarilla a Hugo Mallo por parte del Celta; a Pedraza, Mario y Víctor Ruiz por parte del Villarreal.

Incidencias: partido correspondiente a la vigésimo novena jornada de la Liga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 22.316 espectadores.

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