El fútbol se ha comportado de forma laberíntica con los banquillos de ambos clubes. Difícilmente creyó el Celta que podría volver a encontrarse esta temporada a Calleja, del que ejercieron como verdugo. A la postre es el conjunto vigués el que acude a la cita de la segunda vuelta con un entrenador diferente.

El Villarreal perdió 2-3 con el Celta en El Madrigal. Un resultado que lo situó decimoséptimo en la decimoquinta jornada. Y decimoséptimo sigue el cuadro castellonense en la previa de la vigésimo novena jornada, al igual que con Calleja en el banquillo. Al modo lampedusiano, todo ha cambiado para seguir igual. El presidente del Villarreal, Fernando Roig, destituyó a Calleja el 10 de diciembre después de la derrota con el Celta. Lo reemplazó por Luis García Plaza, al que a su vez despidió el 29 de enero para recuperar a su exjugador. "Es mi decisión y asumo toda la responsabilidad", estableció el mandatario, quizás inspirado por el ejemplo del Mónaco, que cuatro días antes también había destituido a Henry para recuperar a Jardim.

Seguir igual puede considerarse un éxito. El Celta ha ido cambiando para empeorar en sus resultados. A Calleja, en la primera vuelta, se midió Miguel Cardoso en su tercer choque (derrota en San Sebastián, victoria sobre el Huesca). El equipo vigués se fue undécimo de Villarreal y aún alcanzaría la novena posición, con 21 puntos, tras empatar con el Leganés. Después llegaría la lesión de Aspas en el Camp Nou y el colapso al regreso de las vacaciones navideñas. El Celta echó a Cardoso el 3 de marzo, al borde del descenso, zona en la que ha caído con Escribá; entrenador cuyo puesto en el Villarreal ocupó precisamente Calleja en septiembre de 2017.