El celtista que nunca duerme

Dani Clemente, que reside en Nueva York, empleará sus vacaciones en ver los partidos ante Villarreal, Huesca, Real Sociedad y Atlético

Dani Clemente, ayer en Balaídos. // R. Grobas

Dani Clemente, ayer en Balaídos. // R. Grobas

Vigo

El Celta es para Dani Clemente un cordón umbilical con el hogar. Este vigués residente en Nueva York jamás se pierde un partido. En Manhattan construye así su Vigo, su Balaídos interior. Pero esta vez no tendrá que imaginarse en la grada. Exprimirá al máximo unos días de vacaciones. Su plan incluye desplazamientos al Alcoraz oscense y al Wanda Metropolitano. Del conjunto celeste depende la alegría que empaque para la vuelta.

Dani se mudó a Nueva York aprovechando que sus padres trabajaban allí como mayordomo y cocinera de una familia. "Fue hace quince años. Quería cambiar un poco de trabajo". Se dedicó primero a conducir coches, pero pronto la misma familia que empleaba a sus padres necesitó otro mayordomo para su piso en Manhattan y aceptaron a Dani como recomendación.

Allí sigue, en la capital oficiosa del mundo, en el ombligo del planeta; en la ciudad a la que todo el mundo sueña con ir. Pero sin olvidarse de ese pequeño rincón que siente como suyo. "Mi padre se jubilará año que viene. Tenemos pensado volver. Esperaremos a que vuelvan mis padres, en un futuro corto", indica.

Mientras, se va aliviando las nostalgia como puede. Y el Celta es el principal lenitivo. "Cuando vives fuera todo se incrementa, como en la casa de 'Gran Hermano'", bromea. "Yo venía antes a Balaídos. Empecé de socio a los 15 años. En la distancia se incrementa la pasión, creo yo. Se te pasa mejor la semana porque estás pensando en el partido, se te hace más corto el tiempo. En verano pasa más despacio". Son cinco las horas de diferencia, más temprano en la Gran Manzana. Alguno de los horarios de Primera División se le ajusta mejor que otros, pero rara vez se pierda una retransmisión.

"Celtista en NY" es el nombre de su cuenta en Twitter, remedando a Lorca. Y quizás contempla la temporada céltica con ese mismo pasmo indescifrable y doliente que la complejidad neoyorquina provocó en el poeta granadino. "Estamos bastante mal. Pero confío en que los últimos diez partidos que tenemos sean los mejores", anhela Dani Clemente.

Y no es que haya viajado a Vigo exclusivamente para asistir al encuentro contra el Villarreal. "Siempre vengo en primavera y otoño. Pero me coincidió bien porque este es el partido". Ya que no el desplazamiento en sí, su pasión por el equipo ha condicionado desde luego toda su agenda, que recita: "Voy a este partido, voy a Huesca, voy al partido contra la Real Sociedad en Balaídos y voy a Madrid, al Wanda. Y al lunes siguiente, a Nueva York otra vez".

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