Ryad Boudebouz ha vivido en los dos meses que lleva en Vigo un ajetreo inusitado, como consecuencia de los problemas deportivos que arrastra esta temporada el Celta. Con la pausa del parón liguero, el futbolista franco argelino apunta que la unidad de la plantilla será clave para salvar la complicada situación del club vigués en la clasificación, donde ocupa el tercero de los puestos de descenso. Ve potencial en la calidad humana del grupo que ahora entrena Fran Escribá. Solo falta que acompañen los resultados. Boudebouz espera poner su granito de arena, aunque ha contribuido con muy poco hasta el momento.

El 31 de enero se convirtió en el tercer refuerzo del Celta en el mercado de invierno. Llegó cedido por el Betis, con opción de compra al final de la temporada. Y a partir de ahí vivió un ajetreo constante. Solo necesitó un entrenamiento para que Miguel Cardoso lo incluyese entre los convocados para el partido ante el Sevilla, en el que se produjo la última victoria céltica en esta Liga. A la semana siguiente, el internacional argelino no fue convocado por el técnico luso para la visita a Getafe. Sin embargo, siete días después pudo debutar contra el Levante. No tuvo su mejor día, pues apenas intervino en el juego y al comienzo de la segunda parte fue expulsado con roja directa por una dura entrada. El cambio de entrenador le favoreció, pues Fran Escribá le dio la titularidad ante su Betis, donde volvió a ser muy irregular en su juego.

"Sabemos en el vestuario que estamos en un momento difícil, pero hay que salir de ahí con todas las ganas, con todo lo que podemos hacer en el campo, todos juntos. Lo sabemos", responde Boudebouz a Celta Media.

El franco argelino despertó hace años el interés del Celta, pero finalmente el Montpellier se decantó por la oferta económica del Betis, que desembolsó 7 millones de euros, más uno adicional en bonus por el 80 por ciento de los derechos federativos de este futbolista de 29 años que habitualmente juega como centrocampista ofensivo, tanto por banda como en la mediapunta. En ambas ya se ha movido con la celeste, aunque muestra preferencias por la posición de diez, por detrás del delantero centro.

"Lo he dicho muchas veces, detrás del delantero es mi posición. Si el míster me llama para jugar en banda, no puedo decir nada, tengo que ayudar al equipo, pero me siento mejor detrás del delantero", reitera el jugador nacido en la localidad alsaciana de Colmar.

Cuando el Celta negoció su cesión en el mes de enero, el internacional argelino buscó referencias del club a través de su amigo Sofiane Boufal, con el que coincidió en la liga francesa antes de que el franco marroquí firmase por el Southampton inglés. "Antes de venir a Vigo llamé a Sofiane para preguntarle algunas cosas y cuando llego al vestuario del Celta me encuentro con unos jugadores que son muy buenos personalmente y en el campo también, por lo que resultó muy fácil para mí adaptarme al nuevo equipo".

Como no fue convocado por la selección de Argelia en esta ocasión, Boudebouz pudo participar en la intensa semana de trabajo que Escribá y su equipo técnico programaron para un equipo que ha de recuperarse anímicamente después de sumar una sola victoria en las trece últimas jornadas de Liga. En la unidad del grupo está la solución, sostiene el futbolista que llegó a Vigo cedido por el Betis.