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Un equipo sin maldad

La inoperancia de sus medios ofensivos describe la situación actual de este Celta, incapaz de construir nada sensato en ataque ► A los vigueses, preocupados por no cometer errores graves, les faltó colmillo para inquietar a un ramplón Real Madrid

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El Real Madrid - Celta, en imágenes

Al Celta actual te lo explica ese agujero negro que hay entre Maxi y los pivotes. Es un territorio amplio, pero donde nunca sucede nada. Da igual los futbolistas que cada fin de semana se instalen en esa zona. Desde hace mucho tiempo -concretamente desde que Iago Aspas se fue a pelear contra su gemelo interno- se ha convertido en un sector improductivo para los intereses del Celta. Todo el que lo pisa parece caer en una preocupante desidia y acaba por anularse como futbolista hasta convertir al equipo en una absoluta nulidad ofensiva. Mientras el equipo da pequeños pasos en otras direcciones (más orden y actitud en defensa, mejor ocupación de los espacios) la sequedad de sus medios ofensivos le restan cualquier posibilidad de herir al rival. Ayer un Celta con un poco más de colmillo hubiese podido hacer un importante destrozo a un Real Madrid que en el primer tiempo, lleno de futbolistas muy lejos de su mejor estado de forma, ni corría ni apretaba. Pero los de Escribá se sintieron cómodos en ese ambiente relajado, en un partido más propio de la pretemporada que de la competición oficial y terminaron por lamentarlo. No era mal día para pescar en el Santiago Bernabéu, pero es imposible si cada vez que se cruza el medio del campo nadie afilas las uñas o le pone un poco de pimienta al juego.

boufal, brais, pione

El Celta no tuvo problemas para derribar la primera línea de presión (por llamarla de algún modo) del Real Madrid, pero una vez allí, instalados en el campo rival, nadie produjo nada. Boufal, con sus grandes errores, sus pérdidas e incoherencias, al menos lo intenta. Cambia de velocidad, regatea, busca la línea de fondo, provoca faltas. A su lado Pione Sisto y Brais Méndez -más allá de un buen pase a Maxi en el arranque- se dejaron llevar por la apatía. Y así lleva el Celta varias semanas, casi meses. Todo el que pisa esa zona del campo queda anulado. Da igual que se pueda tener el control del partido, que los medios estén mejor o peor, que el equipo defienda con acierto...si en esa zona no se genera nada de fútbol, no se desequilibra, el equipo queda a expensas de que Maxi (que tuvo en un cabezazo la mejor ocasión del equipo vigués) se invente por su cuenta algo o que aparezca un balón parado salvador. Y ayer, ni una cosa ni la otra.

No equivocarse

El Celta, como hace una semana ante el Betis, jugó obsesionado por no equivocarse, por no cometer un error que arruinase el partido. Eso le hizo mantener un "perfil bajo" durante toda la función. Tocar sin demasiada intención, asegurar las entregas, concentrarse en que nunca la defensa estuviese descolocada cuando el rival recuperase la pelota. Eso sumado a la apatía del Real Madrid, donde aparecieron muchos futbolista algo fuera de forma, dio como resultado un partido tan tedioso como improductivo. El Celta se sentía a gusto en ese plan porque lo puso en práctica con cierta solvencia, pero al final, como suele ocurrir, concedió un par de regalos (una pérdida en el medio del campo de Boufal, un resbalón de Araújo en el segundo) que inclinaron el partido a favor del Real Madrid. El cuento mil veces visto.

la defensa por los aires

El correcto nivel defensivo del Celta en el Bernabéu tiene especial importancia teniendo en cuenta las circunstancias a las que se tuvo que enfrentar Escribá. Se lesionó Juncá y cayó Kevin -que había sido titular por la sanción de Mallo- al lateral zurdo pasando Costas al derecho. Mucha gente fuera de sitio. Pero el Celta resistió como buenamente pudo. Pese a las carencias Kevin y Costas dieron la cara aunque los de Escribá se quedaron sin ninguna posibilidad de utilizar los laterales en ataque. Juncá se lesionó en el minuto dos tras una llegada clara por su sector. No hubo más. Y eso, lógicamente, también lastró al Celta en ataque ya que sus jugadores ofensivos apenas recibieron ayudas por los costados ya que Costas y Kevin bantante tenían con salvar la cara protegiendo su territorio.

mejoría defensiva

Una de las pocas cosas que se lleva el Celta es la sensación de que está defendiendo algo mejor, especialmente en los centros laterales que tradicionalmente han sido su tumba. Araújo, Costas o Hoedt han elevado el nivel en ese sentido. Y a balón parado el equipo es fuerte en las dos áreas. Pequeños fogonazos de luz a los que agarrarse.

segundo tiempo infame

El Celta se sentía tan cómodo en la nada del primer tiempo que pensó que lo mejor era no cambiar nada. Y el Real Madrid sí lo hizo. Elevaron un poco la presión y la intensidad. Y los de Escribá desaparecieron más allá de dos contras que acabó Boufal. Una con un disparo desviado y otra con un pase infame a la nada. Y con los goles del equipo blanco no hubo ni un mínimo atisbo de reacción, de rebeldía.

Vuelve aspas

La única noticia buena del partido es que se ha terminado el tiempo sin Iago Aspas. Solo él puede levantar el enfermo casi terminal que ahora mismo es el Celta.

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