Todo equipo envuelto en la pelea por la permanencia se convierte en objetivo de especulaciones respecto al destino de sus principales valores. Y más cuando en su plantilla coinciden jugadores tan cotizados como sucede en el caso céltico. Ya se deduce que el club vigués tendrá que desprenderse de ellos, y a menor precio de lo deseable, si finalmente baja a Segunda División.

No son informaciones especialmente sólidas. Incluso sobre esa hipótesis del descenso, queda demasiado para saber qué tipo de política aplicaría la directiva celeste, aunque obviamente habría que reestructurar la plantilla de forma más profunda que si se logra la permanencia. Aunque saneado, y con el aporte de la ayuda al descenso que los clubes pueden cobrar de forma íntegra o dividida en varios años, el Celta tendría que ajustar sus gastos al nuevo tope salarial.

Maxi Gómez sigue siendo el nombre más pronunciado en el mercado. La prensa catalana habla de él cómo ese ariete nato que buscan desde hace tiempo, capaz de asumir a corto plazo la condición de suplente y cuyo fichaje bendeciría Luis Suárez. En Inglaterra vinculan al céltico con el Chelsea, sin olvidar al recurrente West Ham.

El Barcelona también aparece en otro cálculo que suena a mera entelequia: el fichaje de Brais Méndez y su cesión al Betis. Brais es un caso complejo, porque el Celta puede asumir su ficha en Segunda. Y por edad o compromiso podría quedarse. Pero no deja de ser un jugador que ya ha sido internacional absoluto.

El Celta también deberá decidir sobre sus cedidos y en este caso se cuenta con que Roncaglia no regresará, pero no es tan claro que el central vaya a quedarse en Valencia pese a su buen rendimiento. El diario Record asegura que los valencianistas ofrecen 12 millones por el central Sebastian Coates, del Sporting de Portugal, y aplazarán hasta junio su decisión sobre Roncaglia.