Por primera vez en los últimos cuatro años, Iago Aspas y Cristiano Ronaldo, los dos grandes animadores del partido entre el Celta y el Real Madrid, no van a estar en el campo. El astro portugués, que el pasado verano firmó por el Juventus italiano y cuyos goles tanto ha echado de menos el equipo blanco, ya no jugó el choque de la primera vuelta en Balaídos que el Madrid se llevó por 2-4 propiciando el despido de Antonio Mohamed; el genio moañés faltará por lesión, quizá por último partido antes de reaparecer.

Resulta difícil aventurar cuál de las dos ausencias restará mayor potencial a sus respectivos equipos. Iago es el alma y el sostén ofensivo del Celta, el tamiz por el que pasa todo el juego de ataque; Cristiano es sinónimo de gol y el futbolista seguramente que mejor representa el hambre de gloria que históricamente ha caracterizado al Madrid. Tanto el Celta como el conjunto blanco tienen, por tanto, motivos para sentirse aliviados.

Pero si hay que atenerse a los enfrentamientos entre ambos equipos, seguramente la ausencia de Ronaldo en el Madrid pesa más que la de Aspas en el Celta. No en vano el portugués se ha convertido en estos años en la principal bestia negra del conjunto de Balaídos, al que le ha marcado nada menos que 20 goles en 13 partidos contando Liga y Copa. La producción goleadora de Aspas frente a los blancos ha sido sensiblemente inferior: 4 goles en 15 encuentros.