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El celtismo que llegó del mar

La Peña de Noia celebra su 50º aniversario plena de energía pero molesta por los horarios y normas que dificultan acudir a Balaídos

El celtismo que llegó del mar

El celtismo llegó a Noia en barcos de cabotaje, que acarreaban mercancias desde Vigo. Esa fe escondida entre prendas y viandas encontró en la villa coruñesa tierra fértil y aún florece. La Peña Celtista de Noia celebra el sábado 23 de marzo la fiesta principal de su 50º aniversario. Medio siglo resumido en sus esencias, ahora que el club se enfrenta a una de sus crisis endémicas. "Si no sufriésemos, no seríamos celtistas. Habría que ser del Real Madrid o del Barcelona. Es lo característico del Celta", acepta el presidente del colectivo, Moncho Vidal. Resignación y a la vez rebeldía. "Hay que seguir adelante". Una firmeza de carácter que le legaron sus mayores, como Alfonso Seijas, fundador y primer vicepresidente del colectivo, todavía miembro activo a sus 92 años, que se define "optimista" cuando proclama: "Yo creo que no vamos a bajar.Tuvimos la desgracia de la lesión de Aspas. Nos podremos recuperar en cuanto juegue".

Seijas conoce la historia de la peña porque la ha protagonizado. Decidió crearla junto a otros amigos cuando regresó de Venezuela, donde estuvo emigrado durante una década. "En Noia ya había y hay mucho celtismo", indica en el preámbulo de la argumentación marítima: "Mi abuelo tenía dos barcos que hacían el transporte entre Vigo y Noia de todo lo que se consumía en los comercios y bares. Por eso había esa furia que teníamos todos de ser celtistas".

Moncho Vidal, presidente de 2004, de una generación posterior pero también entendido en los relatos del génesis, confirma la explicación. "A finales de los sesenta Noia vivía del comercio, que era suministrado por la zona sur, Vigo, Vilagarcía, Cambados... Eran motonaves que venían por mar. Para ir hacia A Coruña había que atravesar Fisterra y en invierno era fastidiado para esos barquitos. Todo se traía de abajo. Además los navegantes solían tener su central en Vigo. Puede ser que por eso la villa se inclinase más hacia ese lado", reflexiona. "Algo hay porque existe una peña deportivista, pero en 2018 cumplió 25 años nada más".

Los celestes de Noia presumen de su condición de decanos. "Había una peña en Santiago que era la más antigua, pero desapareció", informa Alfonso Seijas, cuya mano dibujó el escudo noiés. El presidente de la Federación de Peñas, Pepe Méndez, sitúa a la de Noia a la par que la de Vilalba en cuanto a edad. Moncho Vidal tira de legalidad: "En el año 69 ya aparecemos inscritos en el Gobierno Civil".

Toca por tanto celebrar ese 50º aniversario, que es "un número muy redondo. Es llenar mucho la boca", presume Vidal. Llega a este punto exhibiendo el músculo de sus 170 socios. Pero también contrariado por los peajes del fútbol moderno.

"Parece que solo interesa el dinero. Las peñas estamos obligadas a ver el fútbol por la televisión", denuncia Vidal. "Los horarios nos están impidiendo los desplazamientos. Desde Noia, a cien kilómetros, no podemos ir un lunes o un sábado a las nueve de la noche. Esos horarios nos están condenando a sobrevivir como podamos. Es un malestar que tenemos. El Celta no tiene culpa en esto".

Resisten como pueden al desánimo que esa situación les provoca. "Hasta ahora hemos ido tirando. Somos todos amigos y compañeros. Pasa que antes tenías más ánimo y fuerzas. Nos están cerrando las puertas. Hay fechas muy contadas para ir a Vigo El ambiente futbolero siempre fue los domingos. Nos acompañaban las mujeres. Se está delimitando mucho".

El partido contra el Betis ha sido una de esas raras oportunidades para poder sentarse en Balaídos. Y es al viajar al estadio cuando se topan con esas otras dificultades que ha impuesto la Liga respecto a identificaciones y medidas de seguridad. "Tiene que haber seguridad en el campo. Estoy de acuerdo con todo eso. Pero en un campo hay una parte que está muy delimitada. Si hay quince alborotadores, están controladísimos, con nombre y apellido. No nos pueden exigir a todas las peñas como si fuéramos delincuentes. Haces más papeles que la leche". Cita un caso como paradigma de la exageración: "Todas las peñas tienen un bombo y ese bombo está limitado a una persona. Si esa persona no va al fútbol, ese día el bombo tiene que quedarse en la calle. Hay que adaptarse, pero todo esto te desanima un poco".

Pese a todo, Vidal y sus compañeros han organizado con energía la fiesta de ese quincuagésimo cumpleaños. El viernes 22 se celebrará una misa en la iglesia de San Martín por los socios fallecidos. Al día siguiente habrá charla-coloquio y pase de un documental sobre la peña en el Coliseo Noela, con exjugadores del Celta y esperan que también miembros actuales de la plantilla ("confío en que el club no nos deje desamparados"). La comida se celebrará en la Sociedad Liceo de Noia, servida por el Restaurante Chicolino y con animación de la Orquesta Finisterre. "Habrá momentos de amistad y fraternidad. Hablaremos de si el Celta va bien o mal", anticipa Vidal. "Y también homenajearemos a los once socios que siguen en la peña desde que se creó". Entre ellos, Alfonso Seijas y Marcelino Prieto, de 84 años, que fue el primer vicesecretario. "Forofos como ellos hay pocos"; gente ocupada en que los barcos sigan llegando a Noia cargados de celtismo.

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