Contaba con la ventaja de haber sido recibido con los brazos abiertos en Balaídos, donde se valoran los futbolistas que juegan con descaro y saben adornar sus acciones. Su estreno como titular en Las Palmas, con un bonito gol, le abrió el camino para convertirse en un ídolo del celtismo. Pero lo mostrado hasta entonces no era suficiente. Había que demostrar regularidad y compromiso con el grupo cuando viniesen mal dadas. Además, la indisciplina se paga cara en un deporte tan profesionalizado y competitivo como el fútbol. Sin embargo, Unzué tuvo paciencia para sacarle rendimiento a un potencial talento que fue apartado del equipo celeste en dos ocasiones en la recta final del pasado campeonato. Problemas de puntualidad en los entrenamientos le costaron las reprimendas del técnico. Con el navarro disputó 27 partidos (23 de Liga y 4 de Copa), con un balance de un gol y tres asistencias en 940 minutos de juego.

Desde entonces y pese a los esfuerzos del club por rentabilizar a uno de los tres futbolistas con mayor sueldo de la plantilla y en el que invirtió 12,5 millones de euros, Emre Mor ha ido de mal en peor. No convenció a Mohamed y tampoco a Cardoso. En lo que va de curso, ha participado en 10 partidos (8 de Liga y 2 de Copa), con 395 minutos de juego. De ellos, 66 minutos han sido con el portugués, que lo alineó ante la Real Sociedad, el Huesca y el Valencia. Se ha perdido los cinco últimos partidos.