Los nervios han salido a relucir en las comparecencias públicas de Miguel Cardoso, consciente de su delicada situación, de que podría ser destituido este fin de semana si suma una nueva derrota. Ayer, el técnico de Trofa cuestionó a un periodista sobre quién le había informado de que ensayó toda la semana con una defensa de cinco para oponer hoy al Alavés. Celoso de lo que ensaya a puerta cerrada en A Madroa o en Balaídos y hermético sobre sus planteamientos tácticos, Cardoso admitió que es "el máximo responsable" de la difícil situación de su equipo, decimoséptimo en la clasificación con un punto de ventaja sobre los puestos de descenso.

Como es habitual, el entrenador del Celta destacó ayer el trabajo de la plantilla durante la semana. Los apoyos que recibe de los jugadores han sido claves para que la directiva le mantuviese en el cargo tras caer por goleada ante el Levante (1-4).

"Para llegar al final como queremos hay que buscar puntos y los entrenadores se exponen en función de los resultados. Estamos con una energía muy fuerte para poder cambiar la situación, que sabemos que no es buena y la responsabilidad es mía, que soy el líder máximo del proyecto. Son los chavales los que me llenan de energía para sacar esto adelante", comentó el preparador portugués ante otra cita importante.

El Celta ya es el equipo con más goles en contra de LaLiga, junto al Levante, con lo que el blindaje de la portería se ha convertido en una prioridad para Cardoso, de ahí que baraje la defensa de cinco para ganar solidez. "Es muy importante que se pueda cerrar la portería porque eso nos pone al mínimo para puntuar y si marcamos, podemos ganar. Necesitamos un trabajo colectivo muy fuerte", dijo.

Cardoso se sintió incómodo con la pregunta de si meditaba jugar con una línea de tres centrales y dos carrileros, como ensayó a lo largo de esta semana. "Me dijiste que trabajé toda la semana con defensa de cinco. ¿Cómo lo sabes? Es muy curioso, ha sido a puerta cerrada. ¿Tienes información? ¿Quién te la ha pasado esa información", manifestó, enojado, Miguel Cardoso, quien ayer volvió a cambiar la hora del entrenamiento.

El técnico luso aseguró desconocer si algunos jugadores le habían pedido al club que no lo destituyese: "Me estás diciendo algo que no sabía. Lo que tengo claro es que tenemos un grupo de trabajo grande muy unido. Es normal que cuando las personas están unidas alrededor de un proyecto tengan una unidad muy fuerte". Una derrota en Vitoria podría mandarle para casa este fin de semana.