Después de encajar la octava derrota en doce partidos, Miguel Cardoso no quiso responder ayer a si ante el Levante podía haber dirigido por última vez al conjunto celeste. El técnico de Trofa conserva el optimismo pese a la adversidad y confía en que "podemos sacar esto adelante", aunque considera una "agresión brutal" no poder contar con Maxi Gómez y con Iago Aspas.

En su análisis sobre un nuevo tropiezo, Cardoso subrayó que determinadas acciones condicionaron la goleada en contra que mantiene al Celta a un punto del descenso. "Ha habido fases dentro del partido que han condicionado el resultado final. El 0-1 es un error nuestro y nos hizo daño. Los errores en LaLiga se pagan y nosotros los cometimos en la primera parte que nos costaron el partido. La expulsión también marca porque nos quita la posibilidad de pelear por el partido. Siempre tenemos que ir al límite, con el 99 por ciento no vamos a ganar nada, hay que dar el cien por cien para ganar", sostiene.

Pese a añadir otro fracaso a su estancia en Vigo, el preparador portugués se muestra satisfecho de sus jugadores, sin reproches. "Es muy noble la actitud de los chavales. Lo han peleado hasta el último minuto y es muy loable conseguir que el portero rival haya sido uno de los mejores de su equipo", dijo en referencia a que los célticos jugaron con diez durante casi toda la segunda parte.

Aunque en la víspera restaba importancia a no poder contar con Maxi Gómez o con Iago Aspas, sus máximos artilleros y una de las mejores parejas de goleadores de la pasada Liga, Cardoso apunta que recurrió a Brais Méndez como falso nuevo "porque no tengo otra solución", y dijo que con ello "buscaba mitad de Aspas y mitad de Maxi" con el joven de Mos en esa posición. Admitió que le resulta complicado preparar los partidos cuando casi siempre surgen bajas importantes en el equipo. "El vestuario tiene la voluntad de hacer las cosas bien, pero es una agresión brutal perder a Maxi y a Iago y que los otros equipos hagan de sus flaquezas fuerzas en cada momento".