La maldición del Coliséum perdura para el Celta, que ve abruptamente frenada su reacción con una desdichada derrota en el campo del Getafe que retiene a los de Miguel Cardoso en el furgón de cola de la tabla. Cayó el cuadro celeste víctima del nocivo arbitraje del asturiano González Fuertes, que le cortó miserablemente las alas, agravado por un par errores fatales que acabaron convirtiendo en una sucesión de desgracias un partido que prometía premio con el tempranero gol de Araújo.

El árbitro asturiano castigó al equipo celeste con un penalti muy riguroso por supuesta falta de Hugo Mallo a Arambarri -el marinense parece equivocarse en el gesto pero no comete pena máxima- y, casi a continuación, sin pensárselo dos veces, expulsó a Maxi Gómez con una injustificada doble amonestación que perfectamente podría haber resuelto con tarjeta amarilla. Tan desproporcionada condena dejó en precario a los celestes, que al menos tuvieron el arrojo de no perder la cara a un partido que se fue envenenado de forma irremediable.

La desgracias se le acumularon al Celta con un segundo gol de Hugo Mallo por cuestión de milímetros y, tras ponerse por delante los azulones por medio de Jorge Molina en la segunda parte, un error catastrófico de Rubén Blanco convirtió en misión imposible cualquier tentativa de remontada.

Nada de esto se intuía cuando Néstor Araújo aprovechó un centro de falta de Brais Méndez para adelantar a los celestes en el marcador a los dos minutos de que el balón echase a rodar. El central mexicano se elevó sobre la defensa azulona y cruzó la pelota lejos del alcance de David Soria con un perfecto movimiento de cabeza que hizo inútil la estirada del guardameta azulón. Era el escenario de partido soñado por Miguel Cardoso, que planteó el choque bajo la premisa de no encajar y encontró el gol (de nuevo a balón parado) en la primera aproximación a la portería rival.

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El Getafe - Celta, en imágenes

El plan del técnico luso de blindar la portería con tres centrales (Araújo, Costas y Hoedt) para contener a la eficiente pareja de delanteros azulones y controlar los peligrosos centros laterales del adversario cobraba de pronto mucho sentido. Con viento a favor, el Celta replegó velas y durante media hora contuvo sin apuros los avances de un Getafe que mantuvo la iniciativa sin causar grandes problemas. Molina probó sin éxito fortuna con un disparo desde la frontal tras una buena combinación con Maksimovic y antes de cumplirse la media hora Mata remató fuera uno de los pocos centros que no fueron interceptados por la zaga céltica.

En esa tesitura navegaba el equipo celeste cuando el plan de Cardoso se vino abajo en un minuto nefando. Sin comerlo ni beberlo, el árbitro interpretó como penalti un dudoso movimiento de Hugo Mallo en el marcaje de Arambarri en un libre indirecto. El capitán céltico se interpuso en el camino del centrocampista sin mirar la trayectoria de la pelota y le estorbó con un leve contacto, insuficiente para ser considerado pena máxima. El error descentró al Celta e indignó a Maxi, que decidió dispararse un tiro en el pie. El uruguayo protestó la decisión y acto seguido aplaudió al suspicaz colegiado asturiano, que le mostró dos amarillas consecutivas en un abusivo exceso de celo que allanó al Getafe el camino del triunfo. Jaime Mata situó el balón en el punto fatídico y estableció el empate con disparo raso y ajustado al poste que engañó por completo a Rubén. Quedaban 50 minutos de partido por delante.

Lejos de atrincherase en defensa para defender numantinamente el empate, los celestes dieron un paso al frente. Salieron de la trinchera para disputar la pelota al equipo de Bordalás y antes del descanso dispusieron de un par de ocasiones para ponerse por delante. Mallo anotó mano a mano ante Soria tras recibir un gran servicio en largo de Jozabed, pero el línea anuló el tanto por fuera de juego. Por cosa de pocos centímetros, el VAR confirmó su decisión. Este nuevo revés no desanimó al Celta, que todavía pudo golpear a los azulones antes del intervalo con un remate de cabeza de Hoedt que salió ligeramente desviado por la línea de fondo.

La lesión de Mallo -se lastimó la rodilla izquierda en un mal apoyo para evitar pisar a un contrario- al poco de reanudarse al choque fue el anticipo de la catastrófica serie de calamidades que hundieron definitivamente al equipo de Miguel Cardoso en el segunto tiempo.

Pero antes de que todo si viniese irremediablemente abajo, el Celta cortejó el empate con una gran acción de Boufal. El franco-marroquí desarboló la defensa rival con un zizagueo al borde de la línea de fondo y puso en aprietos a Soria con un disparo que el portero azulón despejó con problemas. El rechace le cayó franco a Jozabed, el motor ayer del Celta, que envió el balón a las nubes con el cancerbero vencido.

El Getafe (al que se anuló correctamente un gol en fuera de juego) replicó con una gran gol de Jorge Molina: Samu Sáiz abrió desde el redondel hacia el pico derecho del área céltica; Damián Suárez cruzó la pelota al lado contrario y Mata sirvió al segundo palo un balón que Molina solo tuvo que empujar al fondo de la red.

Cardoso jugó entonces la baza de Aspas. La entrada en cancha del moañés hizo temblar al Getafe y espoleó al Celta, que se desfondó en busca del empate y cortejó el gol con un remate de Brais tras un centro de falta. Un espejismo porque cuando el equipo celeste se afanaba por encerrar en inferioridad a su rival, Rubén se descerrajó un tiro en la sien con una perfecta asistencia a Mata. El avispado punta azulón acompañaba sin expectativas en la presión y se encontró con un regalo imposible de desperdiciar con el que liquidó definitivamante el partido.