Quedan a comer en casa de Moncho Padrón, que ejerce de anfitrión. No habían podido acudir al estreno del documental "El fútbol por dentro", que el exportero organizó en Los Escudos el 1 de diciembre. Así que se lo compensan con la visita. En Bouzas coinciden tres miembros del Celta matagigantes: Dagoberto Moll, de 91 años; Carlos Torres, que cumplió 84 a mediados de mes; el propio Padrón, que acaba de alcanzar los 85.

Torres y Moll han llegado desde A Coruña, donde residen, acompañados por un exdirectivo del Deportivo. Los tres pertenecen también al exclusivo grupo de los que jugaron en los dos grandes gallegos. El Celta es su destino común en una encrucijada de caminos. Padrón, celtista desde su niñez en A Pobra, llegó a Vigo siendo adolescente igual que Torres, que era en cambio hijo de un histórico deportivista, Pepe Torres (Carlos solo vistió la blanquiazul en el cierre de su carrera). "Hicimos juntos nuestra historia en el Celta", resume Padrón. Moll, en cambio, fue de militancia céltica puntual. El Deportivo, en cuya historia figura con letras de oro, había sido su puerto de destino en Europa desde su Uruguay natal. Traspasado al Barcelona, no cuajó allí.

Torres participó en la génesis del Matagigantes, capaz aún de abatir al Athletic en Balaídos. Abandonó Vigo camino del Español en el verano de 1957, justo cuando se fichó a Moll. Ese es el ejercicio concreto que bautiza al grupo. En Vigo pierden el Barcelona (4-0) y el Real Madrid (2-1), además de Valencia (3-2) y Sevilla (3-1), en una primera vuelta de ensueño. El equipo ocupa la cuarta posición durante varias jornadas en el tramo central de la Liga. "Pudimos haber hecho algo grande", relata Padrón. Después, problemas con el entrenador, Pasarín, influyeron en cierto declive que acabó llevando a la escuadra a la séptima posición. Es otro asunto, que figura entre los que contará Padrón en FARO. El portero iniciará este domingo una serie en la que mezclará las primeras décadas de la historia del club céltico, que conoció de primera mano de testigos directos, y sus propias memorias. De momento disfruta del reencuentro con sus excompañeros y amigos: "Una velada magnífica".