Los problemas con Emre Mor no cesan. El segundo fichaje más caro de la historia del Celta (13 millones de euros) es una continua fuente de dolores de cabeza para el club celeste, que ha decidido buscarle destino en este mercado después de que ayer fuese apartado del equipo por el técnico, Miguel Cardoso, por un nuevo episodio de indisciplina. Por razones que no han trascendido (pero que no son difíciles de suponer), el preparador luso envió ayer al futbolista a casa, impidiéndole ejercitarse con el resto de sus compañeros. Mor regresó por la tarde a las instalaciones de A Madroa para ejercitarse en solitario junto a uno de los miembros del cuerpo técnico.

Es la tercera vez en temporada y media que a Emre Mor por problemas disciplinarios. Juan Carlos Unzué lo apartó del grupo en dos ocasiones por llegar tarde a los entrenamientos. Sus reiteradas faltas de puntualidad, agravadas por su pobre actitud y falta de intensidad en los entrenamientos, fueron los motivos que llevaron al técnico navarro a castigar hasta en dos ocasiones al futbolista.

El Celta no ha desvelado esta vez la causa de que Mor haya sido apartado del grupo, pero pueden intuirse con los motivos no han cambiado, pues el futbolista de origen turco ha protagonizado uno los casos de inadaptación más graves que se recuerdan en mucho tiempo y amenaza con convertirse en uno de los peores negocios de la historia del club. Después de este enésimo episodio de desobediencia, el Celta ya lo da por imposible y va a intentar buscarle destino -otra cosa es que lo consiga- antes de que se cierre la actual ventana de fichajes.

La paciencia se le ha agotado al Celta con Mor. A comienzos de esta temporada el club todavía albergaba la esperanza de que el joven futbolista turco-danés redondujese la perniciosa falta de actitud mostrada durante su primer año en Vigo. Antonio Mohamed, el técnico fichado el pasado verano para sustituir a Juan Carlos Unzué, lo señaló a su llegada como uno de los jugadores llamados a ser importantes para cumplir con las altas expectativas que el club se había marcado para este curso.

Mor empezó de hecho la temporada como titular pero su falta de diligencia en los entrenamientos no tardó en relegarlo a la suplencia y, enseguida, a la grada. En la quinta jornada ya estaba viendo los toros desde la barrera. De nada sirvió el propósito de enmienda del jugador tras el relevo en el banquillo. "Quiero mostrar a la gente lo buen jugador que soy", declaró durante la pretemporada. En vano. Con Mohamed disputó apenas dos partidos como titular y apenas tuvo minutos en cinco entrando como suplente.

Las cosas no mejoraron para Emre Mor con la llegada de Miguel Cardoso, que lo ha utilizado en tres encuentros de Liga y solo en uno, frente a la Real Sociedad desde el inicio. Su falta de intensidad en el trabajo diario y su pobre rendimiento en el campo han acabado por dictar sentencia.

El Celta no tenía, pese a todo, la intención de buscarle salida en este mercado. Hasta ayer. Felipe Miñambres, el director deportivo, rechazó de plano hace 48 horas la posibilidad de ceder al jugador en este mercado. "Solo contemplamos una venta", dijo el ejecutivo, que remachó: "Tiene que centrarse en tratar de ayudar aquí y punto. Las cosas hay que intentar cambiarlas, que no las cambien los demás, y eso es lo que tenemos que hacer".

La opinión del club es hoy muy diferente. El Celta esta decidido a desprenderse de un futbolista que se ha depreciado de forma abrumadora solo año y medio después de que fuese nombrado como el octavo jugador novel más prometedor del fútbol europeo. Se le busca salida ya mismo, aunque a escasamente una semana del cierre del mercado parece muy complicado que el Celta pueda encontrarle destino.