Sesenta años les separan, pero les une una misma pasión: el fútbol. Ramón Allegue, Padrón, (Pobra do Caramiñal, 1935) y Rubén Blanco (Mos, 1995) comparten el oficio de portero. Y como tales, han pasado a formar parte de la historia del Celta. Padrón continúa siendo el guardameta del equipo vigués que con menos edad disputó 50 partidos en Primera División: contaba con 22 años cuando el 29 de diciembre de 1957, ante el Sporting de Gijón, alcanzaba el medio centenar de actuaciones con la celeste en la máxima categoría. Esa cifra la igualó Rubén el pasado viernes en Vallecas, con 23 años. Maestro y discípulo se conocieron ayer en Bouzas, por iniciativa de este diario, encuentro que aprovecharon para hablar sobre el oficio más solitario del deporte rey.

"Tienes que demostrar que en el área mandas tú", fue el primer consejo, a modo de bienvenida, que le brindó el veterano al joven. Es la voz de la experiencia, ganada después de librar duelos al sol contra pistoleros tan reputados como Di Stefano, Kubala o Eusebio. Estrellas mundiales de la época, de cuya lista solo falta Pelé. Su joven colega tampoco anda mal de referencias ilustres a las que se ha enfrentado: Messi y Cristiano Ronaldo.

Además de convertirse en los dos porteros más jóvenes del Celta en sumar 50 partidos en Primera, el debut de Padrón y de Rubén Blanco en la élite guarda similitudes, como que sus respectivos entrenadores habían sido porteros (Ricardo Zamora y Abel Resino) o que tuvieron que sustituir a un compañero lesionado ya iniciado el partido (Adauto y Varas).

La memoria del veterano no se resiente con la edad, a unos días de cumplir los 84. Habla con todo lujo de detalles del momento que cambió su vida para siempre, recién cumplidos los 20. "Fue en Alicante, el 13 de febrero de 1955, contra el Hércules. Cuando iba de suplente de Adauto tenía que prepararme para salir a jugar en cualquier momento porque él era un portero que cuando hacía un partido bueno siempre terminaba lesionándose para evitar el gol tonto que nos marcaban habitualmente. Jugué los últimos 20 minutos, perdíamos 1-0 y me marcó un gol Rodríguez, un interior uruguayo". El Celta cayó en esa jornada por 2-1, pero será recordado como el del debut de Padrón.

Cinco décadas después, Rubén se estrenaba en el Celta con 17 años. El equipo vigués afrontaba los dos últimos partidos de Liga con apenas un 4 por ciento de posibilidades de evitar el descenso. "Lo que recuerdo de mi debut en Valladolid es que todo fue muy rápido. Era el tercer portero del equipo. Sergio [Álvarez] estaba lesionado y me tocó ir como suplente. En la mitad de la primera parte, Javi [Varas] se lesiona y tuve que salir a jugar. El recuerdo que tengo es que todo sucedió muy rápido, pero es un recuerdo bonito.Salí a disfrutar, a intentar hacerlo como en el filial y todo lo que recuerdo es bueno". El Celta sumó un triunfo en Zorrilla (0-2) que le valdría para mantenerse en la élite después de ganar también en casa al Espanyol en el compromiso que cerraba la temporada.

La cita de los dos guardametas del Celta continúa por las calles de Bouzas, momento que Padrón aprovecha para prolongar su clase magistral ante un Rubén que no pierde detalle. El veterano analiza la actuación del pupilo ante el Athletic Club, hace diez días. En concreto, la primera ocasión del equipo vasco: un remate de cabeza a bocajarro que Rubén despeja a córner. El maestro trata de convencer a su colega de que hubiese sido mejor atrapar el balón con las manos. "Son decisiones que se toman en décimas de segundo", conviene poco más tarde el joven guardameta, que unas semanas antes tuvo que asumir uno de esos fallos inexplicables, "con los que te queda la sensación de desaparecer, de que te trague la tierra. Fue en Villarreal. Me confundo al pensar que el delantero había tocado el balón, lo cojo con la mano y pitan cesión dentro del área. Íbamos ganando 0-3 y ese gol nos complicó el partido".

Padrón habla de uno de los dos goles tontos que encajó en su carrera. "Uno fue en Balaídos, contra el Ourense. Rebeca no sabía qué hacer con el balón en el centro del campo y tiró a gol por tirar. El balón salió disparado hacia arriba y creí que se marchaba fuera. Como le pegó mal, de repente el balón comenzó a bajar en picado y entró en la portería. Era el gol del empate y yo quería desaparecer". El duelo se disputó en noviembre de 1959.

Cinco años antes, Padrón se había convertido en el segundo portero rival en pisar el Camp Nou, aunque sería en Les Corts donde el guardameta céltico protagonizaría una de sus intervenciones más sonadas. "Aún hoy no sé muy bien cómo me salió. Fue en una jugada de Kubala, que le hizo un sombrero a Cantero, uno de nuestros defensas, y sin dejarla caer al suelo disparó a dos metros de mi portería. La bolea de Kubala salió disparada y yo logré enviar el balón a córner. No sé cómo fui capaz de localizar el balón en una fracción de segundo". Ese instante que separa la gloria del fracaso y al que con tanta frecuencia se enfrentan guardametas como Rubén, que destaca esas dos primeras citas con el Celta y que supusieron tanto para el club. Los apunta como los de mayor gratitud y satisfacción por el trabajo realizado.

El ahora portero titular del Celta se plantea como reto profesional convertirse en el que más partidos ha disputado con la camiseta celeste. La lista la encabeza Simón, con 152 encuentros en Primera. Le sigue Maté, con 148. Padrón alcanzó 79. Rubén viene de superar a Bermúdez, que disputó 47. "Sería algo bonito convertirme en el portero que más partidos jugase en el Celta, eso son palabras mayores, pero aún soy joven y me queda un montón por mejorar y por aprender. Después de llevar toda la vida en el Celta, sería algo bonito. Puedo llegar a soñarlo o a plantearlo, pero obviamente es muy difícil, me quedan un montón de partidos por delante".

Padrón insiste en que un portero "tiene que dar seguridad a la defensa. Eso forma parte del abecé de un portero. Jugué contra grandes porteros pero el que más me impresionó por su seguridad bajo palos fue el brasileño Gylmar, que conquistó los campeonatos del mundo de 1958 y 1962".

Mejor el pasado que el presente, en cuanto a la calidad de los guardametas, según Padrón. "No hay ningún portero que me recuerde a Gylmar. No fui zapatero, sino portero durante quince o veinte años, ya no recuerdo cuánto, y yo sé cuando un portero es bueno o no. Hoy no hay un portero ni regular en toda Europa. Han hecho de los porteros de fútbol porteros de balonmano, porque una cosa es cubrir ángulos de la portería y otra es taparlos".

El joven Rubén persigue ser un portero "completo. Cuantas más facetas del juego domines, mejor portero eres, pero sin olvidar que tienes que parar porque es cierto que cada vez se nos piden otras muchas cosas, como jugar con el pie o adelantados, como antiguamente hacía el líbero. Son cosas que hoy se nos piden, pero creo que sobre todo el portero tiene que parar y evitar goles".

La conversación gira hacia los delanteros: los mayores enemigos de los guardametas. "Mi objetivo como portero era que nadie me marcara un gol. Cuando jugaba contra el Barcelona me decía: Kubala no me marca hoy un gol por mucho que quiera. Y no me lo marcaba. Salía así a los partidos, se lo decía al máximo goleador del equipo contrario, y no marcaba. Sólo me jodía Di Stefano. Fue uno de los grandes, un todoterreno de calidad. Era un futbolista que sabía jugar de portero. Le vi sacar el balón debajo de los palos, salir corriendo y marcar un gol en la portería contaria".

Rubén Blanco ha tenido que vérselas con Messi y con Cristiano Ronaldo, otros de los más grandes futbolistas de la historia. "Hemos tenido la suerte de que hayan coincidido los dos y los jugadores actuales tenemos la fortuna de enfrentarnos a ellos. Aunque sean tus rivales, de alguna manera disfrutas de las cosas que hacen, que muchas veces no son normales, ni los números que consiguen. Cuando juegas contra ellos los sufres pero es un espectáculo para el fútbol, tanto para los espectadores como para los rivales que jugamos contra ellos".

El joven guardameta de Mos creció viendo a Iker Casillas y a Víctor Valdés. "Son dos referentes, sin duda, de los mejores porteros que ha tenido el fútbol español e incluso el fútbol mundial. Por suerte, cuando era pequeño los dos estaban en activo en el Madrid y en el Barça y eran dos referentes a nivel mundial y me fijaba en ellos".

Padrón tenía como principal referencia a su paisano Juan Acuña. "Fue el mejor portero de España después de Zamora, lo que pasa es que jugaba en un equipo como el Deportivo. y no se le daba el valor que tenía. También me gustaba Ignacio Eizaguirre, más elegante y dado a la vistosidad. Y luego salió Ramallets".

El veterano guardameta lamenta que Zamora, que fue su entrenador en el Celta, no supiese preparar a los porteros. Padrón destaca que todo lo que fue se lo debe a Yayo. Una parte de su mucha experiencia como portero quiso compartirla ayer con Rubén Blanco, el ahora titular del Celta, al que le insiste en esta clase magistral: "En el área tienes que mandar tú". Pasado y presente de la portería del Celta, juntos, compartiendo experiencias.