Adrienne Marie Motley eleva su voz sobre el coro celeste sin quebrar su armonía. La exterior estadounidense, de perfil inusual en el Celta Zorka, descolla como máxima encestadora del equipo y cuarta del grupo A de Liga Femenina 2. Pero edifica su producción sobre una excelente selección de tiro, sin exageraciones, con la muñeca pendiente de las necesidades colectivas. Quizás sea suyo el lanzamiento que decida el ascenso. "Es una jugadora de Liga 1", resume el director deportivo del club vigués, Carlos Colinas.

Jamás ha apostado el Celta por anotadoras compulsivas de la escuela americana, ni en las décadas boyantes ni en sus esfuerzos actuales. Se prefirieron otros estilos y otros orígenes. "Nunca hemos tenido un perfil de este tipo", confirma Colinas, que explica cómo se originó la captación de Motley. Al concluir la pasada campaña, decidieron prescindir de Ogoke, la extranjera del perímetro, en busca de ese mayor impulso. "Queríamos una jugadora más completa que Ogoke, que cumplía a nivel defensivo pero a nivel ofensivo era más intermitente".

Para ese fichaje de una escolta se concretaron ciertas especificaciones claras: alguien fiable en el tiro de tres sin necesidad de ser una especialista, con facilidad de cara al aro pero no de manera obsesiva. "Tampoco queríamos una anotadora de 30 puntos por partido", detalla Colinas. "Personalmente siempre me han dado miedo estas jugadoras que vienen a hacer muchos números y muchos tiros, y condicionan el juego del equipo". Para reforzar la pintura, por limitaciones del mercado, no había tanta rigurosidad en cuanto a trayectoria -y de hecho elegirían a Elo Edeferioka, nigeriana y por tanto con pasaporte Cotonu, recién llegada del baloncesto universitario americano-; pero en el perímetro sí se prefería a alguien que ya tuviese alguna experiencia en Europa que avalase la apuesta y facilitase la aclimatación.

El nombre de Adrienne Motley surgió enseguida en la prospección del mercado, ya en mayo. De 22 años (cumplió 23 en septiembre), formada en Miami University (Atlantic Coast Conference) y elegida por Indiana Fever en la tercera ronda del draft de la WNBA de 2017. Sin sitio en la franquicia, Motley había debutado como profesional en el Lulea Basket, con el que se había proclamado campeón sueco.

Los datos resultaban interesantes, pero las cifras de la operación eran "inalcanzables", recuerda Colinas. El director deportivo y la entrenadora, Cristina Cantero, decidieron mostrarse pacientes. Tuvieron premio. En agosto se reabrió la opción de Motley. Y ya que decisión trascendental, los técnicos celestes completaron sus informes. "Ya en Miami, que es una buena universidad, había tenido una trayectoria sólida. Comprobamos que tiene un nivel técnico muy alto y muchos recursos en el juego. No es una jugadora físicamente brillante, más diésel que otra cosa. Pero tiene uno contra uno, tiro tras bote... Utiliza muy bien los recursos que posee, con una gran lectura del juego. No es una jugadora que gaste mucho balón". Se fijaron además que el equipo de Florida "jugaba de manera bastante ordenada y estructurada". Apenas surgió alguna duda sobre su capacidad como triplista, toda vez que la línea está más cercana que en Europa (6,02 por 6,75).

Su rendimiento en el Lula Basket enriqueció el informe. "La vimos en verano en vídeos del año pasado en Suecia. No era una jugadora protagonista. Había otras americanas de mucho nivel en su equipo. Veíamos que elegía bien".

La conversación decisiva

Colinas tuvo una conversación definitiva con el entrenador del Lula Basket, David Visscher. Quería conocer aquello que no aparece en las estadísticas: su personalidad, su comportamiento en el vestuario... También su valentía en los momentos de la verdad.

- En mi equipo, la bola caliente era para Motley-, le contestó con rotundidad Visscher.

Fue el argumento que acabó por decidir a los célticos. "Me daba buenas vibraciones", recuerda Colinas. "Motley es una jugadora de mucha calidad, a pesar de no ser un perfil por el que hayamos apostado habitualmente. Es una jugadora de garantías, que está acostumbrada desde la universidad a tener defensas muy focalizadas en ella y pasa bien. También ha firmado siempre un buen número de rebotes, pese a que es una 'dos' de 1.75".

El sesudo trabajo de análisis y recopilación de datos con Motley ha dado sus frutos. La jugadora ha cumplido con las expectativas. Anota 15,4 puntos por partido, solo superada en el grupo A por Cohen (19, 4) del Hijolusa; Liñeira (17), del Ardoi, y Fequiere (15,6), del Rioja. La céltica sustenta sus números sobre unos excelentes porcentajes de acierto: 59,3% en tiros de dos y 41,7% en tiros de tres ("se ha demostrado que sin ser especialista cien por cien, se defiende", se ufana Colinas). Y no ha alterado el ecosistema colectivo de una escuadra en la que otras cuatro compañeras superan el doble dígito en puntuación: Anne Senosiain (11,5), Hildur Kjartansdonttir (10,7), Elo Edeferioka (10,4) y Raquel Carrera (10,3).

Fuera de la cancha, Motley se ha comportado con la misma fiabilidad: constante en el trabajo diario, cuidadosa con su estado físico, inexpresiva en su gestualidad, sin estridencias en el comportamiento. Colinas resume: "Nos ha permitido dar un salto de calidad".