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El barranco se acerca

Un nuevo ridículo defensivo del Celta, que no solo afectó a la última línea, facilita la remontada del Rayo Vallecano - Los vigueses muestran escasa rebeldía a su compleja situación

Brais Méndez remata de forma acrobática en la jugada en la que acababan de pitar penalti a favor de los vigueses. // LOF

El Celta ha comenzado a coger velocidad en dirección a ese barranco por el que se despeñan proyectos e ilusiones. Aún lo tiene a cierta distancia y dispone de suficiente tiempo para corregir su camino, pero el equipo, lejos de dar un volantazo, sigue acelerando hacia el abismo. Cada partido que pasa parece más ansioso por alcanzarlo. En Vallecas posiblemente haya tocado fondo (lectura optimista). Tras la tercera derrota consecutiva, el equipo de Cardoso se postula como serio candidato para ser considerado el que peor defiende de la historia del Celta. Y no es una pelea sencilla porque si por algo se ha caracterizado este equipo en los últimos tiempos es por defender de forma lastimosa. Lo de ayer fue un drama que no solo afectó a los cuatro jugadores de atrás. Todos los que estaban en el campo hicieron lo imposible por facilitarle al Rayo Vallecano su trabajo sin que el banquillo fuese capaz de poner orden en aquel desmadre que convertía cada ataque rayista en un mano a mano de Raúl de Tomás contra Rubén. Indescriptible.

Un espejismo

Pintaba muy mal la noche después de que Raúl de Tomás, en la primera llegada del Rayo Vallecano, adelantase al equipo madrileño con un gran lanzamiento de falta. Para un grupo anímicamente tocado y futbolísticamente perdido, ese gol podía tener efectos dramáticos. Pero el Celta ofreció una sensación confortable pese a verse por debajo. Agarró el balón y se instaló en el campo del Rayo, juntó a sus jugadores y fue comiendo espacio a su rival hasta que volteó el partido con enorme facilidad después de un par de acciones a balón parado. Parecía haber puesto el reloj en hora, pero justo en ese momento todo se desmoronó.

la espalda de la defensa

A la espalda de los defensas del Celta hay un latifundio que los rivales atacan con un convencimiento absoluto. Después del 1-2, cada llegada del Rayo generó un incendio en el área viguesa. Algo tan sencillo como una diagonal o la más tímida de las transiciones hacían saltar por los aires el entramado defensivo del Celta. Mallo y Juncá nunca tapaban y Raúl de Tomás ponía siempre en evidencia a los centrales a los que sacaba cinco metros en diez. Pase a la banda, balón al corazón del área y mano a mano con Rubén. El VAR echó un cabo en alguna acción y aplazó la llegada del empate, pero finalmente acabó por hacerse realidad en una de tantas llegadas similares. Complicado de explicar.

"testigos" en el medio

Pero el del Celta no fue solo un problema que afectase a los cuatro defensas. Para que un equipo proteja con garantías su portería hacen falta muchas más cosas que el rendimiento de una simple línea. Y el Celta no tuvo casi ninguna. El medio del campo fue cómplice de aquella sangría. Nadie robó ni tapó; Brais y Boufal ayudaron poco o nada en los costados a los laterales y los medios del Rayo no encontraban problemas para elegir el pase correcto. Jugaban con enorme calma ante un equipo que, aún así, mantuvo la defensa a treinta metros de la portería. Si no se sentían seguros hubiese sido más inteligente retrasar esa línea para que el Rayo no encontrase ese abismo en la espalda de los defensas. Pero no. El Celta no presionó y posicionado en ese punto estaba condenado al matadero.

jozabed-beltrán

Una vez más Cardoso recurrió a Jozabed para jugar por detrás de Beltrán. Una idea que sigue sin cuajar pese a que la intentó sin éxito en el partido frente al Athletic. Beltrán, que podía ayudar algo más en la presión, pasó por el partido inadvertido (seguramente le afectó también la presión que había sobre él por la vuelta a Vallecas). En el segundo tiempo el técnico retocó esas posiciones y el Celta mejoró su aspecto. Ya no fue el equipo tan deshilachado del primer tiempo.

paradas de rubén

El drama del Celta es que el mejor de los suyos fue el portero. Rubén evitó una avería aún mayor. Dentro de la noche aberrante, su actuación debe reconocerse porque en los últimos partidos parece que comienza a encontrar su mejor versión. A ver si finalmente se consolida porque se notará con seguridad en su rendimiento cada domingo.

Raúl de tomás

Encontró el tercer tanto en un momento afortunado y en un balón muerto en el área del Celta. Parecía que los vigueses estaban mejor puestos. Sin generar fútbol porque los de Cardoso fueron incapaces de hacer ocasiones más allá de un par de centros y un disparo de Maxi en una falta. Pero el medio del campo, mejor articulado, parecía haberse hecho con el control. Pero apareció un balón perdido y el delantero del Rayo lo incrustó en la portería. De ahí al final solo hubo prisas y, claro, errores y descolocación. Así el Rayo anotó el cuarto.

Los cambios

Otra vez aportaron poco. Cardoso echó mano de Lobotka, Eckert y Pione. Ninguno de ellos cambió el destino de un partido bochornoso ni entró en el campo con la decisión de voltear la situación.

el carácter

En esos momentos en los que el Celta se moría tampoco afloró carácter ni personalidad por ningún lado. Un asunto delicado cuando el equipo es evidente que necesita fútbol para salir de este atolladero, pero también fuerza interior. Y sin Iago Aspas, parecen ahora mismo un cortejo fúnebre.

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