Si el fútbol obedeciese a la lógica, el Celta se habría impuesto por una goleada de las de hemeroteca. Pero como no es así acabó venciendo 2 a 3, sufriendo lo indecible ante el empuje del Villarreal. Los tres puntos se van para Vigo y sitúan al equipo en la zona templada de la clasificación, a un solo punto del Getafe, que ahora ocupa la última plaza europea.

Señales contradictorias las emitidas por el grupo de Miguel Cardoso. Durante muchos minutos el equipo del técnico portugués fue la promesa de algo grande y desplegó un juego vibrante y preciso. Sin embargo, acabó sonado, penalizado por errores de atención y pidiendo la hora ante el arreón de orgullo del Villarrreal.

El encuentro, que empezó con cinco canteranos celestes sobre el verde, arrancó disputado, con una intensa pelea en una parcela de 40 metros. Poco a poco los vigueses se fueron imponiendo a través de la posesión y la presión avanzada. La primera ocasión llegó en las botas de Brais Méndez, al que Iago Aspas citó en un mano a mano con Asenjo. Ganó el portero y el rechace, a puerta vacía pero sin mucho ángulo, lo mandó al palo el de Mos.

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Más tarde fue el delantero internacional, hiperactivo en la creación pero poco acertado de cara a puerta, el que se encontró con el portero del Villarreal. Boufal tampoco pudo convertir el rebote. Después Aspas intentaría una comba casi imposible, que se le fue por poco. El franco-marroquí, muy incisivo, fue clave en el primer tanto celeste. Se deshizo por el medio de varios contrarios, abrió a Aspas y este cedió atrás para la llegada de Brais Méndez a la frontal. El de Mos lanzó fuerte, con rosca y ajustado al palo del portero, que esta vez no reaccionó a tiempo.

El Celta se fue al descanso con una ventaja corta para el fútbol desplegado. A la vuelta de los vestuarios, en cambio, eso varió. Un saque de falta tenso y preciso de Brais Méndez encontró la cabeza de Okay, que se impuso con autoridad. Premio para el turco, que venía merodeando el gol en jugadas a balón parado en los últimos partidos. Pocos minutos después, el cantero filtró un pase par Maxi Gómez, hasta el momento poco participativo, que no perdonó.

Después, el Celta pudo hacer añicos a los castellonenses. Pero una tras otra fue marrando ocasiones. Hasta que en una disputa aérea Jozabed, que repitió titularidad, se llevó un fuerte golpe que le hizo sangrar con abundancia. Como si el todo recibiese el golpe encajado por la parte, el Celta entero se quedó grogui. Un error de Rubén Blanco, que recogió con las manos un pase de un compañero, facilitó un libre indirecto que Bacca convirtió con calidad y violencia.

Luego, tras un córner, Juncà se quedó enganchado y habilitó al colombiano, que tras una peinada en el primer palo puso el 2 a 3. Quedaban tres minutos para el 90, y el Celta había entrado en pánico. En el descuento, que se fue a más de siete minutos, Gerard Moreno disparó al palo. Al final el Celta resistió y encadena dos victorias consecutivas en Liga.